Málaga

"Siete de los 14 doctores que he formado están en el extranjero"

  • La catedrática de Bioquímica Francisca Sánchez se lamenta de la fuga de 'cerebros'.

La catedrática de Bioquímica Francisca Sánchez ha formado a lo largo de su trayectoria académica en la Universidad de Málaga a 14 doctores. La mitad trabajan en centros científicos de otros países. Tres lo hacen en Barcelona y tres siguen en la UMA. "El problema no es que se vayan fuera. El problema es que no podemos recuperar a los mejores", subraya.

María Victoria Ruiz y Armando Reyes son los dos últimos doctores a los que la catedrática malagueña ha dirigido la tesis. El Instituto Karolinska, institución sueca que decide el premio Nobel de Medicina, fichó a María Victoria poco después de que leyera su tesis sobre la relación entre la mutación de un gen y la agresividad del neuroblastoma, cáncer infantil altamente letal.

Armando llegó hace solo una semana a Heidelberg (Alemania) para incorporarse a la sede central del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL), una poderosa institución científica financiada por 18 países europeos. Ambos valoran la proyección científica de esta experiencia y ambos, también, ven improbable el regreso.

Francisca Sánchez Jiménez dibuja tres etapas en el desarrollo científico español. "Hace tres décadas estaba todo por hacer, de modo que era fácil irse y luego volver". Después vino un periodo de crecimiento importante hasta el punto de que esa pátina de nuevo conocimiento, relaciones y experiencia que buscaba el investigador junior en la estancia internacional también se podía conseguir en España. Pero todo se torció. "Es una desgracia tener investigadores buenísimos que llegan a los 40 años y no tienen un horizonte claro", lamenta.

Comprende que en "estas circunstancias económicas" no puede haber sitio para todos, pero demanda "un esfuerzo para recuperar a los mejores". "Es necesario trazar un circuito que establezca con claridad cómo traerlos. Si no los perderemos".

La catedrática ha hecho las cuentas. María Victoria Ruiz se ha formado como investigadora con becas desde el último año de carrera. Realizó el máster con una beca lanzadera del Centro de Investigaciones en Red de enfermedades Raras, del Instituto Carlos III, los cuatro años invertidos en su tesis doctoral contó con financiación del programa de formación del profesorado universitario (FPU) y después tuvo otra beca de seis meses de la UMA. Esas ayudas sumadas al coste de los estudios y a la inversión en reactivos y medios para investigación superan los 200.000 euros. "Y ahora, ¿se la regalamos a los suecos?", se pregunta.

María Victoria admite que el Instituto Karolinska le ofrece unas condiciones excepcionales para "ampliar mi currículum, experiencia y establecer contactos internacionales", pero le gustaría volver. "Mi experiencia con los suecos ha sido muy buena", pero "echo de menos Málaga desde que estaba saliendo" y tuvo que hacerlo porque a partir de marzo "no tenía ninguna fuente de financiación asegurada".

Ahora como becaria del Karolinska cobra 2.500 euros al mes, "una cantidad buena comparada con un sueldo en España, aunque casi la mitad lo gasto en el alquiler", confiesa. En un año tendrá opción a formar parte de la plantilla del centro y mejorar sus condiciones laborales. "Seguramente tendré que pasar varios años fuera antes de intentar volver, no ya a Málaga, sino a España, y siempre que consiga mantener un currículum competitivo".

Armando Reyes, experto en biología computacional y genómica, casi es una excepción. "Dejé un buen contrato con un grupo excelente" en el Centro de Investigación Biomédica en Red del Instituto Carlos III porque "necesitaba nutrirme de otra cultura científica y buscar nuevos retos. Hace tiempo que sabía que el EMBL era la institución más apropiada para continuar mis inquietudes científicas".

Tiene un contrato para dos años en unas condiciones económicas "buenas". Comprende que es su oportunidad para "aprender y adquirir una excelente cultura científica" que no es fácil lograr en otros centros. El asunto del regreso lo pospone a un futuro incierto. "Muchos investigadores que están fuera como yo aunque quieran volver no tienen las vías para hacerlo", explica.

El fichaje de ambos en estos centros es inexplicable desde la perspectiva española: "Localicé por internet una oferta de trabajo del Departamento de Microbiología y Biología Tumoral y Celular. Mandé mi currículum y mi carta de presentación. Me avisaron de que querían hacerme una primera entrevista por Skype. Después me invitaron al Instituto, hice una presentación oral de mi trabajo a la que ahora es mi jefa, la profesora Marie Arsenian Henriksson, y tras la presentación me ofreció el puesto", resume María Victoria.

En el caso de Ricardo es aún más increíble. "Yo mismo contacté con la doctora Judith Zaugg en el Laboratorio, me invitó para hacer la entrevista y a la semana me dijo que le gustaría contar conmigo en su grupo".

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