Un escaparate descuidado
El responsable del Plan Turístico, José Asenjo, subraya la necesidad de que Málaga intervenga sobre el casco antiguo si quiere aspirar a ser una ciudad "turísticamente potente" · Promotores y arquitectos avalan la idea
Otros ojos con los que mirar el centro de Málaga, otro mensaje con el que contribuir a generar las herramientas necesarias para transformar las numerosas heridas que hoy dañan el corazón de la urbe; una reflexión sobre el presente y el futuro de tan señalado espacio. Eso es lo que reclama José Asenjo, director del Plan Turístico de Málaga, que impulsan de forma coordinada la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de la ciudad, para dibujar un escenario de debate en el que promotores, arquitectos, urbanistas y, por supuesto, administraciones analicen las maneras de entender y mejorar un barrio marcado por las cicatrices del abandono y la dejadez.
Asenjo, en el marco de la iniciativa turística, que hoy se deja ver con impronta clara en los alrededores de la Catedral y en la trasera del Museo Picasso, apunta a la recuperación del entorno del centro como clave para apuntalar las potencialidades de la capital. "Málaga, para aspirar a ser una ciudad turísticamente potente, tiene que tener un centro histórico adecuado", sentencia, al tiempo que añade: "De ello dependen en gran medida nuestras posibilidades de colocarnos como una ciudad fuerte en turismo urbano".
Una tarea, admite, compleja, pero que ha de manar del acuerdo previo entre todos los agentes afectados. "Nosotros podemos actuar sobre el espacio público, pero eso no resuelve el problema, no nos engañemos", dice, al tiempo que precisa que la raíz de la cuestión surge cuando hay no pocos empresarios que "no se atreven a invertir" en el casco antiguo.
En este contexto, el que fuera concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Málaga en la década de los 80, augura que una vez superado el escenario de crisis actual, el sector inmobiliario que surja del mismo se centrará más en la ciudad consolidada. Pero asume que para que ello sea real hay que hacer del centro "una oportunidad de negocio". Aunque el paso previo debe pasar por "establecer un diálogo entre administración, promotores, arquitectos...", todo con el objetivo de hacer del casco antiguo un espacio "donde se pueda invertir".
"El turismo residencial, que ha sido la bestia negra de la Costa del Sol occidental, puede convertirse en algo positivo. ¿Puede haber una franja de ese sector al que le interese vivir en el centro? Sí, la hay", apostilla. Incluso, se atreve a plantear en la antesala de las próximas elecciones municipales de mayo de 2011 que la intervención sobre el centro debe convertirse en asunto clave de los partidos. "Uno de los retos más importantes, al tiempo que de los más difíciles, es intervenir en el centro", valora, y subraya cómo un simple recorrido por otras ciudades turísticas europeas permite comprobar el contraste con el estado del centro de la capital de la Costa del Sol.
Pero la solución no pasa únicamente por el papel de las administraciones públicas, sino que inevitablemente ha de llevar ligada la apuesta privada. Y pone un ejemplo. "Pozos Dulces está en un estado inadecuado porque la acción pública no ha tenido el respaldo de la privada", apunta. Un caso al que puede sumarse Tomás de Cózar o Beatas, calles en las que el Ayuntamiento, mediante fondos europeos, ha actuado renovando su pavimento, pero en las que siguen acumulándose los solares baldíos y los edificios abandonados. Otra muestra es la del Palacio del Marqués de la Sonora, estampa ya tradicional de la calle Granada, que, como años atrás, sigue sin dar cabida al hotel para el que se pensó su recuperación.
Si bien no se puede focalizar la responsabilidad en un solo agente, Asenjo alude a la "mala gestión" que se ha venido haciendo en las últimas décadas de los planes especiales de protección y reforma interior (Pepri) del centro, con los que se ha buscando de forma permanente conservar este espacio. Pero, a su juicio, "no se trata tanto de conservar algo, como de conservar vivo el centro". "Que se mantenga su trama urbana, las tipologías, pero que esté vivo, porque lo que no puede ser es que mate el centro con el objetivo de conservarlo", afirma.
El camino dibujado por Asenjo es calcado al que en los últimos años vienen denunciando los promotores, temerosos de dar cualquier paso que suponga adentrarse en la almendra. Las numerosas protecciones que pesan sobre ciertas edificaciones y la dilación que puede entrañar un simple movimiento de tierra en una parcela ante la posibilidad de que aparezca cualquier vestigio arqueológico, acaban por formar un muro que los empresarios tratan de eludir.
Muestra de ello es el testimonio de Violeta Aragón, gerente de la Asociación de Constructores y Promotores (ACP) de Málaga, quien avala la idea de crear "un punto de encuentro" entre los actores implicados. "Lo que pasa es que todos conocemos los problemas que hay y lo normal es que se hubiesen tomado ya medidas", expone. En la misma línea, el decano del Colegio de Arquitectos, Antonio Vargas, señala la necesidad de que las administraciones públicas "se pongan de acuerdo" en las acciones a desarrollar, al entender que sin la recuperación de esta zona de la ciudad será difícil que Málaga esté en condiciones de dar el tirón turístico al que aspira.
El arquitecto Salvador Moreno Peralta, cuya firma está detrás del eterno proyecto hotelero del Palacio del Marqués de la Sonora, apunta que el quid de esta cuestión reside en la "apelmazada" burocracia de la administración. "Si todos los solares o las casas en ruina estuvieran ya edificadas estaríamos hablando de otras cuestiones, como del embellecimiento urbano o de la componente social de la gente que debería retornar al centro", explica.
"Pero es que estamos en una situación primaria, porque la gente no puede construir en el centro", afirma, al tiempo que apostilla: "Sin mejorar el centro, Málaga nunca jugará el papel turístico que necesita". Porque hay una evidencia que se repite en todos los destinos, el turismo extrae su imagen de una ciudad al visitar su casco antiguo. "Enjuician siempre la ciudad por su centro; la carga simbólica y referencial es enorme, con lo que es el principal escaparate y el corazón de la ciudad".
Recientemente, un directivo municipal relataba un episodio que le ocurrió cuando visitaron la ciudad ciertos responsables políticos europeos, a los que acompañó en un recorrido por el casco antiguo. El itinerario, a apenas metros del Museo Picasso, llevó a la comitiva por Tomás de Cózar y Beatas. La reacción de los visitantes fue cuando menos ejemplarizante: "¿Estos son restos de la guerra?". Una pregunta que define a la perfección las heridas del centro.
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