La historia de Unicaja

Unicaja nació en 1991, pero su cronología se remonta a 1884 con la constitución de la caja de Cádiz Las cajas impulsaron la economía local, ayudaron a los ciudadanos y acabaron con la usura

El presidente de Unicaja, Braulio Medel, siempre defendió públicamente el modelo de cajas de ahorro en España argumentando que había sido un éxito durante más de un siglo. Sin embargo, en los últimos años el sistema empezó a hacer aguas por todos sitios, con entidades en quiebra ahogadas por su deuda inmobiliaria, escándalos sobre sueldos y corrupción. Lo último que ha salido a la palestra es el uso fraudulento de las tarjetas en Bankia, una entidad que para más inri fue nacionalizada tras recibir una ayuda pública de más de 17.000 millones de euros. El escenario ha cambiado. Hace menos de un lustro había 46 cajas de ahorro y ahora se pueden contar con los dedos de las manos debido a la concentración de entidades.

La legislación también ha variado a marchas forzadas y las cajas pasan ahora a ser bancos. La parte financiera de Unicaja se englobó en Unicaja Banco en 2011 pero la Caja de Ahorros Unicaja era su propietaria. La ley 26/2013 obliga a transformar las cajas en fundaciones bancarias y la asamblea de Unicaja lo aprobó el viernes. De esta forma, Unicaja deja de ser una caja de ahorros tras 130 años de historia para ser un banco, poniendo así fin a este tipo de modelo. Seguirá habiendo obra social, hay nuevos estatutos y estará dirigida por un patronato.

Supone un nuevo eslabón en la historia de una entidad que es una referencia en Andalucía, tanto por su antigüedad como porque su liderazgo financiero en la región. Unicaja nació como tal en 1991 fruto de la fusión de las cajas de ahorro de Cádiz, Almería, Antequera, Ronda y Málaga. Pero todas estas cajas ya tenían décadas e incluso un siglo a sus espaldas.

CAJA DE CÁDIZ

La primera que vio la luz fue la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Cádiz, fundada en 1884 con la intención de relanzar la economía gaditana ya que ésta tenía planes de futuro con la industria naval, la pesca o el turismo, pero no contaba con la financiación necesaria. Según explica el historiador David Molina en el libro Unicaja 125 años, publicado en 2009 con motivo del 125 aniversario de la entidad, fue impulsada por la Sociedad Económica Gaditana y amparada en una ley de 29 de junio de 1880. En 1882 se creó, por una parte, el Monte de Piedad "cuya función residía en hacer préstamos con la garantía de alhajas, prendas de vestir y efectos personales de toda índole a un tipo de interés bajo" y, por otra parte, la Caja de Ahorros "donde se depositarían los fondos preferentemente de los colectivos más modestos de la población y se buscaría su rentabilidad a fin de emplear estos capitales y los intereses obtenidos en las operaciones del Monte de Piedad, el cual, a su vez, aseguraría con su patrimonio el crédito de los imponentes de la Caja de Ahorros".

El 11 de diciembre de 1882 quedó constituido el Consejo de Administración de la caja gaditana formado por algunas de las familias más poderosas de la ciudad siendo Manuel Berrocal el presidente. Federico Joly y Diéguez -hijo del fundador de Grupo Joly, editor de este diario- era uno de los vocales en ese primer consejo. Arrancó su actividad el 15 de agosto de 1884 y en sus primeros diez meses de vida atendió más de 13.000 empeños a cambio de 346.320 pesetas "lo que evidenciaba el estado de necesidad en el que una parte significativa de la población gaditana se hallaba". Tuvo una dura crisis en 1896 que a punto estuvo de llevarla a la quiebra -en mayo solo había en la caja 8.000 pesetas y tenía que dar 127.000 a los ahorradores en una semana-, pero consiguió superarla. No le afectó especialmente el crack de 1929 por la condición periférica de Cádiz en el contexto global, pero sí la Guerra Civil por la pérdida de parte de la burguesía que la apoyaba. La caja impulsó los principales proyectos empresariales de Cádiz y, por ejemplo, en 1981 tenía 24.000 millones de pesetas en recursos ajenos.

CAJA DE ALMERÍA

El Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Almería nació con el siglo, en 1900. Su primer presidente fue el obispo Santos Zárate y el objetivo de la nueva entidad era, según aseguró éste, "atajar los efectos que la carencia de trabajo y otras mil visicitudes causan en la vida de las familias". Señala Molina que la caja almeriense permitía dar créditos a una economía basada casi exclusivamente en la agricultura que necesitaba modernizarse, y encabezar la lucha contra los usureros. "Una población activa en constante aumento se tenía que enfrentar con la realidad de una economía estancada. La ausencia de ingresos estables y suficientes implicaba la existencia de una red de usureros amplia, cuya actuación agravaba todavía más las condiciones de vida de los estratos de población más desfavorecidos", afirma el historiador.

La caja abrió el 12 de marzo de 1900, todos los días de ocho de la mañana a seis de la tarde salvo domingos y festivos, y en sus diez primeros meses ayudó a 10.000 familias. Tras la debacle de la Guerra Civil, la recuperación y la consolidación de la entidad se produjo entre 1940 y 1970, aunque hubo momentos peliagudos. Un falso rumor en 1967 hizo entender que la caja estaba en quiebra y en solo cinco días perdieron un 20% de clientes que sacaron 256 millones de pesetas. Tuvieron que recabar dinero de otras entidades y lanzar mensajes tranquilizadores en los medios de comunicación.

CAJA DE ANTEQUERA

Unicaja cuenta con tres cajas malagueñas en su seno y la primera en crearse fue la de Antequera, en 1904. Como el resto de España, esta localidad sufría aún la depresión de la crisis de 1898 y una buena parte de la población estaba muy empobrecida. Se decidió que cada persona interesada tendría 25 pesetas en acciones y fue tal el apoyo que se alcanzaron 7.500 pesetas. El 27 de diciembre de 1903 se reunió el primer consejo de administración y empezó a funcionar en enero. Tenía un capital pequeño, pero su ambición era meramente comarcal. Durante la Guerra Civil Antequera estuvo en territorio franquista y mantuvo el tipo. De hecho, durante 1937 prestó 100.000 pesetas para estimular al sector agropecuario. En 1945 el hambre apretaba y la caja antequerana, junto a otras instituciones, tuvo que abrir comedores sociales.

Tras un periodo de expansión territorial, su modernización y consolidación se produjo a partir de los años 70 con oficinas en la provincia, Melilla y hasta Madrid. En 1982 tenía 308 empleados. No lo tenían fácil porque la competencia estaba en casa, ya que la provincia contaba además con la caja de ahorros de Ronda y la de Málaga, además de la rural.

CAJA DE RONDA

La caja de Ronda -la más importante en la fusión al llegar a ser la mayor entidad financiera en Andalucía y una de las primeras quince cajas del país- se constituyó en 1909. La marquesa de Moctezuma fue clave ya que puso las 10.000 pesetas del capital inicial para la creación de un monte de piedad. Su primer presidente fue Antonio González y su primer crédito, de 225 pesetas, fue concedido al Ayuntamiento de Ronda para la compra de una caja fuerte de hierro. En 1936, con el estallido de la guerra, asesinaron al presidente y a otros tres consejeros, dejando la caja en una situación crítica. Se destruyeron instalaciones y documentos que hacían muy difícil saber qué debía cada uno. Se recuperó un millón de pesetas y en 1938 se volvió a cierta normalidad.

Tomó el testigo Juan de la Rosa con una estrategia basada en el trato al cliente y una buena gestión. Entre 1939 y 1951 quintuplicó el ahorro, alcanzando los 100 millones de pesetas y se abrieron oficinas en la Serranía y varios puntos de Cádiz. El gran salto, según explica David Molina, se produce entre 1960 y 1982. Ya tenía 1.000 millones de pesetas en ahorro, apoyó el desarrollo de la industria turística en la Costa del Sol y el despliegue inmobiliario. Por ejemplo, fue protagonista de la urbanización de la barriada de La Paz en la capital, con más de 2.000 viviendas, así como en Ronda, Torremolinos, Ciudad Real o Jaén.

En 1982 superó los 100.000 millones de capital, siendo la primera caja andaluza, y abandonó la dirección Juan de la Rosa. Braulio Medel, actual presidente de Unicaja, asumió la dirección de la caja rondeña en 1987 y en apenas tres años se duplicaron los recursos ajenos, hasta casi los 20.000 millones de pesetas, por el aumento de créditos concedidos y la reducción de la morosidad.

CAJA DE MÁLAGA

La caja más moderna de Unicaja era la Caja de Ahorros Provincial de Málaga, que arrancó en 1949, si bien fue impulsada por la Diputación en 1940. Problemas burocráticos y de capital retrasaron la puesta en marcha de la entidad hasta el 20 de junio de 1949, estando su primera oficina en la calle Alarcón Luján. La Diputación la dotó con personal y mobiliario y su comienzo no fue esperanzador, pues perdió 26.000 pesetas en su primer semestre. Apenas tenía 273 libretas de ahorro y una competencia muy dura con las cajas de Antequera y Ronda. Poco a poco fue remontando y a partir de 1953 empezó a abrir oficinas en Vélez Málaga, Cómpeta, Algarrobo o Rincón de la Victoria. En 1968 ya gestionaba 1.000 millones de pesetas e incluyó productos innovadores, haciendo especial énfasis en el pago a crédito en comercios. El 1989 tenía 66 sucursales y estabilidad financiera. Dentro de su obra social destacaban la concesión de becas a universitarios, la construcción de centros para mayores, bibliotecas, etcétera.

UNICAJA

Y llegó la fusión. Las cinco cajas estaban plenamente consolidadas pero se avecinaban nuevos retos que, por separado, eran difíciles de solventar. En 1993 llegaría el mercado único europeo, en 1999 el euro y había mucha competencia entre las cajas y los bancos. Había que unirse para tomar dimensión y ganar peso en Andalucía y España. Se formalizó la fusión el 18 de marzo de 1991 y un mes más tarde se celebró la primera asamblea general con 160 consejeros. En su primer año ya tenía 523.400 millones de pesetas en créditos y en 1993 logró integrar a las cinco cajas desde el punto de vista informático. Superó la crisis del 93 y en 1995 rebasó el billón de pesetas en recursos administrados.

La entidad, presidida por Medel todos estos años, ha crecido de forma constante y ha sido una de las pocas que ha sobrevivido a la quema del ladrillo. Tras varios fracasos con CCM o Cajasur absorbió Ceiss el año pasado y ha pasado con nota los test de estrés de la UE, demostrando así su solvencia pese a no haber recibido ayudas públicas directas. Le queda aún mucho por hacer, con nuevas alianzas y una salida a bolsa en el horizonte. Pero ya lo hará como banco tras 130 años de historia.

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