Incendio Sierra Bermeja

Valle del Genal: Cómo resurgir de la tragedia

El incendio se quedó a las puertas de una importante masa de castaños.

El incendio se quedó a las puertas de una importante masa de castaños. / Javier Flores (Pujerra)

Los habitantes y los alcaldes del Valle del Genal que se han visto más afectados por el gran incendio de Sierra Bermeja ya han puesto su mirada en el futuro y enfocan sus esfuerzos a potenciar el resurgir de este paraje que, aunque perdió una parte muy importante de su riqueza natural, logró salvar el conocido como bosque de cobre. Sus castañares han quedado intactos en su inmensa mayoría, aunque también se han producido algunas pérdidas de este bosque en zonas de Jubrique, Júzcar, Faraján y Pujerra. Incluso hay propietarios que han perdido la totalidad de sus plantaciones, lo que supone un duro golpe para su economía. Y es que la producción de castañas es un elemento fundamental en el sustento de la economía local.

Nuestros castaños siguen vivos, el bosque de cobre volverá”, afirmó el alcalde de Jubrique, Alberto Benítez, que se muestra convencido de que hay que aprovechar los recursos que sigue teniendo la zona para hacer que Valle del Genal siga teniendo el atractivo que tenía antes del incendio. “A pesar de la gran pérdida y la desolación seguimos estando rodeados de verde, nuestro entorno sigue siendo espectacular y no parece que desde dentro del pueblo hubiese un incendio”, afirmó el regidor.

En Jubrique se muestran convencidos de que la zona podrá resurgir, si cabe, con más fuerza que anteriormente. Todo ello tras los datos que ya se tienen y que apuntan a que la localidad habría perdido la totalidad de su monte público en Sierra Bermeja. No obstante, por delante queda pendiente un trabajo de años en el que esperan que se impliquen las diferentes administraciones para recuperar la sierra y analizar todo lo ocurrido con tranquilidad para tomar las medidas que puedan impedir que algo parecido se pueda repetir en el futuro.

Imagen de la zona quemada en la Resinera Imagen de la zona quemada en la Resinera

Imagen de la zona quemada en la Resinera / Javier Flores (Pujerra)

Ahora reclama la tala de los árboles que se encuentran completamente quemados para limpiar el monte, mientras se tendrá que esperar un año hidrológico para comprobar la capacidad de regeneración y ver el grado de daños en el resto. Tras ello pide que se realice un plan de reforestación de flora y fauna.

Al igual que el alcalde de Genalguacil también reclama una análisis “tranquilo” de lo ocurrido para detectar los errores que se han podido cometer o los problemas que se han encontrado los equipos de extinción.

“Tenemos que contar con hidrantes con suficiente potencia para que puedan cargar los camiones o mejorar la señalética en el monte, ya que había momentos en el que los retenes no tenían claro por dónde tenían que tirar al perderse la señal GPS”, explicó. Y es que a los lugareños no se les permitió poder acompañarles para poder indicarles las diferentes opciones disponibles.

En términos parecidos se posiciona el alcalde de Genalguacil, Miguel Herrera, que también se muestra convencido de que la zona sigue contando con suficiente potencial para seguir siendo un referente turístico de naturaleza, aunque perdiese una parte importante masa forestal en este gran incendio.Por ello también solicitan un plan para la recuperación que incluya la regeneración de la sierra y la mejora de la gestión forestal. Y es que muchos vecinos quieren vivir de su sierra y de su monte y en estos momentos ven imposible el hacerlo.

En su caso también piden un análisis profundo de todo lo ocurrido para tomar medidas de cara a que en el futuro situaciones de este tipo no se repitan. “Se pueden producir incendios, pero no se pueden producir catástrofes”, insiste Herrera. Además, asegura que no se trata de entrar en ningún tipo de guerra política, ya que, según sostiene, “lo que hago es defender los intereses de mi pueblo, tenemos que analizar lo ocurrido porque seguro que todos hemos cometidos errores y se puede mejorar”.

Por su parte, el alcalde de Júzcar, Francisco Lozano, también se mostró partidario de realizar la limpieza del monte que se quemó y la puesta en marcha de una plan de reforestación de la zona “lo antes que sea posible” como una de las principales medidas a la hora de recuperar el inmenso valor natural que fue pasto de las llamas y que es uno de los grandes atractivos.

Además, explicó que este miércoles se produjeron los primeros contactos de cara a la evaluación de los daños que han sido ocasionados por el fuego, algo que también se produjo en los municipios de Genalguacil y Jubrique por parte de los técnicos de la Diputación de Málaga.

En otros casos, como Faraján, a la vuelta han encontrado mejores noticias de lo que esperaban, ya que tan solo una zona baja del término municipal se vio afectada por el fuego y las grandes explotaciones de cerdo ibérico que existen en la zona no se vieron perjudicadas. Estas explotaciones eran una gran preocupación al dirigirse uno de los frentes hacia la zona en la que se encuentran ubicadas.

También en Benarrabá, otra de las localidades que temió recibir el impacto directo de las llamas hay buenas noticias y su término municipal no resultó afectado. No obstante, sus vecinos encabezados por el alcalde, Silvestre Barroso, realizaron un último cortafuegos de defensa junto al río ante el peligro que parecían correr sus montes. De este modo los amantes de la naturaleza este año podrán seguir disfrutando del peculiar bosque de castaños cuando se torne cobrizo, aunque otoño, más que ningún otro, es necesario que hasta la última castaña se queda en la zona para ayudar a la economía local. Municipios como Pujerra ya han colocado cartelería a la entrada de su municipio recordando la prohibición de coger castañas del bosque, una actividad que ocasiona cada año importantes pérdidas a los productores.

Y mientras los alcaldes reclaman medidas efectivas para potenciar una zona que ya estaba gravemente afectada por la despoblación, en los pueblos comienza a recobrarse la vida cotidiana y se vuelve a la tranquilidad habitual. Eso sí, el olor a humo y quemado vuelve rápidamente en el momento que sopla algo de aire.

Los mayores vuelven a sus paseos diarios por las calles y los alrededores de sus municipios tras el fin de su desalojo. Las tiendas y bares abren sus puertas y en las obras suenan los martillos percutores que la proximidad del fuego silenció.

Unos vecinos que estos días centran sus conversaciones en los daños sufridos en el monte, las perdidas en las explotaciones agrícolas y las vivencias de cada uno de ellos durante el desalojo. Incluso los había salido muy contentos con el paso por las residencias que le acogieron por el buen trato que había recibido por parte de sus profesionales. “No se está ni mal”, decía una de las vecinas de Pujerra, que elogiaba con otros vecinos la buena atención que habían recibido en la residencia rondeña a la que fueron trasladados hasta poder regresar.

No obstante, todavía no se llegó a normalizar la situación en todas las localidades. En Genalguacil siguen sin poder consumir el agua de la red pública, por lo que tienen que seguir recurriendo al consumo de agua embotellada a la espera de que las analíticas encargadas certifiquen si puede destinarse a consumo humano el agua que llega a las viviendas o sufrió algún tipo de contaminación a causa del incendio ya que el depósito de abastecimiento se encuentra dentro de la zona quemada.

Todo ello a la espera de que las restantes administraciones realicen sus propuestas de cara a poner en marcha planes para la recuperación de un espacio natural que era uno de los grandes pulmones verdes de la provincia de Málaga y que ahora luce cubierto de negro.

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