Málaga

Juan Gavilán: “Psicólogos confundieron la transexualidad con el complejo de Edipo”

  • El filósofo critica que se hable de “dudas” y “reversión” en niños, que perciben su identidad sexual "desde cortas edades"

  • "Una vez se obtiene, no se cambia", advierte

  • y recalca que la identidad sexual “no se cambia”

  • Los menores "perciben

El filósofo, lingüista y antropólogo Juan Gavilán, en una imagen de archivo

El filósofo, lingüista y antropólogo Juan Gavilán, en una imagen de archivo

Juan Gavilán, que es filósofo, lingüista y antropólogo, ya había investigado y escrito antes sobre identidad y transexualidad, pero no fue hasta que conoció a Gabi –la menor a la que el colegio en el que estudiaba no quiso reconocer su identidad femenina– cuando se adentró en el “fascinante mundo” de la infancia y supo de la experiencia de niños y niñas a los que se les asigna un sexo que no sienten.

Asegura que, gracias a Pilar, la madre de Gabi, “se destapó la situación en la que vivían tantos menores”. “Abrió el camino. Yo la apoyé sin conocerla”, sostiene. Al otro lado del teléfono, la oía cada mañana usar siempre la misma expresión: “Tengo que darle al on para empezar a sobrevivir”. A Gavilán se le “rompía el corazón”.

El fenómeno se extendió, apunta, de forma imparable, con familias que se lanzaban a reclamar los derechos incomprendidos de sus hijos. Porque los menores, en palabras del filósofo, “perciben su identidad desde muy corta edad” y tienen una “conciencia clara”. Algunos, eso sí, se han topado con la reacción contraria de sus padres, que argumentan que son niñas porque tienen vulva o niños si se trata de un pene. “Posiblemente, lo hacen con buena voluntad, pero generan un sentimiento de culpa en sus hijos. He visto cómo se han arrepentido profundamente del daño causado”, advierte el experto.

Otra de las historias que más le impresionó fue la de una menor vasca de 4 años que recriminó que su entorno creyera que era un niño “porque le miraron el pitilín, pero nunca se fijaron en el corazón”. La pequeña decidió hablar en castellano porque, en euskera, los adjetivos “no tienen marcadores de género”.

La ley trans que el Parlamento de Andalucía aprobó en 2014 ha permitido una mayor concienciación en los centros educativos, pero el lingüista asegura que estos avances ya se están frenando “por la derechización” y teme un mayor retroceso. “He intervenido en cursos con salones de actos llenos de profesores formando sobre la transexualidad. Cuando los niños han hecho el tránsito, han gritado en sus aulas que son una niña o un niño y sus compañeros lo han aceptado”, destaca.

También la formación que han recibido psicólogos y pediatras ha sido clave en los avances del proceso. “Muchos no tenían conocimientos sobre la realidad trans en la infancia. Diagnosticaban el caso como si fuera el complejo de Edipo y recomendaban al menor que se acercara más al padre o a la madre, según la identidad. Hace falta tener una mente estrecha para cometer un disparate así”, sentencia. Y critica que en las Unidades de Atención a la Persona Transexual (UAPT) se tenga la “creencia de que muchos niños trans revierten y vuelven a su estado originario”. “Hablan de menores con dudas en la identidad de género y no es verdad. En Endocrinología se mantiene que la identidad sexual es sólida y estable y que, una vez se obtiene, no cambia”, zanja.

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