Mansour, héroe de la DANA y Rey Mago de Málaga, necesita un empleo para dejar de vivir bajo un puente

El joven, de 20 años, lleva 11 meses así y aunque una organización le ha conseguido alojamiento temporal, hace falta que los reconocimientos a su gesto solidario se plasmen en una salida definitiva

Mansour, el 'Héroe' de Sostoa: "Me duele en el corazón cuando llueve mucho. En mi país siempre rompe todo y tenemos que ayudar"

Mansour Konte este miércoles delante de la iglesia de San Antonio de Padua. / Carlos Guerrero

Bajo un puente; entre rocas, humedad y frío. Así llevaba 11 meses Mansour, el inmigrante de 20 años que ha pasado de ser héroe de la DANA y Rey Mago de Málaga, a subsistir sin trabajo ni ayudas bajo el puente del Carmen de esta ciudad. El joven procedente de Guinea Conakry es solicitante de asilo. Llegó a España hace tres años, tras superar en una patera la peligrosísima ruta canaria. Su gesto solidario lo hizo famoso en Málaga, pero tiempo después se marchó a Madrid detrás de un empleo. Como no era ni de lejos lo que le prometieron, tuvo que volver a la Ciudad del Paraíso. Aunque eso sí, a vivir debajo de un puente. La organización humanitaria Fundación La Merced Migraciones le ha conseguido de urgencia un sitio donde alojarse de manera temporal en Málaga. Pero necesita que los reconocimientos que obtuvo por aquel gesto solidario se plasmen en un empleo con el que pueda tener una salida digna y definitiva.

Mansour Konte se dio a conocer en 2024 por rescatar a una mujer que se quedó paralizada de miedo por una riada en la zona de la gasolinera Alaska, en la carretera de Cádiz. Aquel día, no se lo pensó dos veces y bajó corriendo a ayudarla; una imagen que un testigo captó en vídeo y publicó en redes. Aquel gesto humanitario parecía que cambiaba su suerte. Le llegaron los reconocimientos. Entre ellos, una mención de honor del Ayuntamiento de Málaga por su solidaridad y heroísmo. Luego, para la Cabalgata de 2025, Mansour fue elegido Rey Baltasar, una decisión adoptada para destacar públicamente su arrojo, generosidad y ayuda a los demás.

El padre Carmelo, Osman, Moussa, Mansour, Ebrima y Ana este miércoles en la Casa San Juan. / Carlos Guerrero

Pero después, su historia fue cayendo en el olvido, mientras él intentaba integrarse, trabajar y conseguir asilo. Las ofertas laborales que recibía no eran todo lo que prometían. Pero decidió intentarlo. Por eso Mansour se fue de Málaga a Madrid persiguiendo un empleo. Le ofrecieron casa, trabajo y nómina; unos 1.500 euros al mes por un trabajo como instalador de paneles solares. Pero al final, ese sueldo prometido se quedó en "unos 120 euros al mes". Sin dinero, ni alojamiento, se vio obligado a dormir en la calle en la capital española.

En la Casa San Juan de Málaga -donde ahora ha sido alojado temporalmente por la Fundación La Merced Migraciones con el apoyo de la congregación de dehonianos y la parroquia San Antonio de Padua-, Mansour desgrana su lucha por sobrevivir desde que, con 15 años, salió de su país natal. Tras pasar por Senegal, Canarias y Málaga, llegó a Madrid. Como el salario no fue ni la décima parte de lo prometido, "trabajaba en una empresa, pero vivía en la calle". Cuando ya no pudo más, con los últimos 120 euros que cobró, volvió a Málaga y alquiló una habitación en Huelin. Pero aquello duró poco porque no tenía trabajo ni dinero para pagarla. "Además, allí en Huelin me robaron mis cosas y mis documentos. Sin papeles, era aún más complicado conseguir un empleo. Así que me fui a vivir debajo del puente", confiesa.

Mansour con el padre Carmelo. / Carlos Guerrero

Ana Medina salió a buscarlo después de que el diario La Opinión revelara su situación de supervivencia debajo del Muelle de Heredia, por donde miles de conductores pasan a diario sin saber que allí, al borde del río, entre el frío y la humedad vive el Rey Baltasar-. Esta mujer -conocedora del trabajo de la Fundación, de los dehoniados y de la parroquia- puso todo su empeño en este día de Nochebuena para intentar ayudar a Mansour. Ella, Michel Bustillo -educador de la Fundación La Merced- y el padre Carmelo -superior de los dehonianos y párroco de la iglesia- no pararon hasta llevarlo este miércoles a Casa San Juan, muy cerca del Hospital El Ángel.

Mansour llegó con las chanclas que le dio Ana, porque lo encontró debajo del puente y sin calzado. Él traía una bolsa con una muda de ropa limpia. "Me gustaría ducharme con agua calentita", decía con humildad. Horas antes de la noche más importante del calendario cristiano, allí estaban para acogerle, el padre Carmelo, Ana, Ebrima Keita, Osman Dione y Moussa Niang. Estos tres soliciantes de asilo -africanos como Mansour, con historias similares y también llegados en patera- le harán las próximas semanas de familia. "Esta noche no vas a dormir debajo del puente", le animaba Ebrima, que se encarga de organizar los turnos de limpieza y cocina de Casa San Juan.

Entre sorprendido, agradecido y feliz, Mansour continuaba respondiendo a las preguntas. "Vine a España a buscarme la vida. Pero aquí me va igual que en mi país; estoy jodido. Por eso me tuve que ir a vivir debajo de un puente. Pero ahora estoy contento", añadía. Admitía su regocijo por hacer nuevos amigos, por compartir un 'hogar' con más gente, porque la prensa se preocupara por su situación de extrema precariedad... Entre relato y relato, contó que en todo este tiempo a veces comía "cada tres días". Y agradeció a Leticia, una malagueña solidiaria que con frecuencia le da de comer y la posibilidad de mantener su dignidad gracias a una simple ducha.

"De poco te ha servido ser Rey en la Cabalgata. Eres un rey destronado", le decía el padre Carmelo, medio en broma, pero con una reflexión muy en serio. Mientras, le mostraba la que será durante los próximos días su habitación, que compartirá con otro inmigrante de Senegal.

La Fundación La Merced Migraciones tiene dos inmuebles para ayudar a inmigrantes solicitantes de asilo. Una es Casa Betania, fundada en 2023, a donde el Gobierno remite a estas personas. Otra es Casa San Juan, gestionada por los dehonianos. Michel Bustillo -educador de Casa Betania y otro de los artífices de arrancar a Mansour al menos temporalmente de su situación de calle- afirmaba que estaban contentos de que en un día tan especial como el de Nochebuena Mansour haya podido ser acogido. Explicaba que su problema de quedar en un limbo "no es excepcional". Estimaba que hay una treintena de jóvenes como él. "Mansour, por aquel gesto en la DANA se ha visibilizado, pero hay muchos invisibles", explicaba. El problema, sobre todo, es de aquellos que como Mansour salieron del sistema por un trabajo, al fallar éste, tienen compliado reingresar. Ese es el punto en el que se encuentra este joven de Guinea Conakry.

Por su parte, el padre Carmelo comentaba que en los próximos días, los abogados de la Fundación La Merced y Casa Betania intentarán echarle una mano con los papeles para que salga del limbo. Y es clave que para ello Mansour tenga un trabajo con el que construir esa vida mejor en Europa con la que soñó...

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