Málaga

Casi 24.000 mayores de 65 años viven solos en Málaga capital

  • El Centro y la Carretera de Cádiz son los distritos con población más envejecida que habita su vivienda sin compañía

  • Las personas con menor nivel educativo son las más vulnerables

Casi 24.000 mayores de 65 años viven solos en Málaga capital

Casi 24.000 mayores de 65 años viven solos en Málaga capital

La sociedad envejece y las familias cada vez son más pequeñas. Esta realidad social se traduce en que son miles las personas mayores que viven solas. En la ciudad de Málaga, hay exactamente 23.668 de más de 65 años que habitan su casa sin compañía. La situación es generalizada en el mundo occidental. La primera ministra del Reino Unido, Teresa May, incluso ha creado una secretaría de Estado para luchar contra la soledad de los mayores.

El asunto no es baladí porque la tendencia es al alza. De los 572.267 habitantes de la ciudad de Málaga, el 17% tienen 65 años o más. Y de estos, la cuarta parte viven solos. "Además, son personas en muchos casos con escasos recursos. La Administración tiene la obligación moral de velar por su tranquilidad, seguridad y bienestar", sostiene la directora general de Proyectos Sociales del Ayuntamiento malagueño, Ruth Sarabia.

Acompañamiento de voluntarios, programas de envejecimiento activo y alertas a través de la paralización en el consumo del agua son algunas de las iniciativas del Consistorio para velar por estas personas. Los mayores que viven solos se concentran en el Centro (5.026), la Carretera de Cádiz (4.977), Cruz de Humilladero (4.391) y Bailén-Miraflores (3.010). Campanillas, por el contrario, es la zona de la ciudad con la cifra más baja (382).

Un informe del Ayuntamiento de hace un par de años concluía que de las personas mayores que viven solas únicamente el 21% lo hace porque "se consideren lo suficientemente autónomas y capacitadas para tomar la decisión de vivir sola". El resto no vive con compañía porque "las circunstancias le han obligado, no tiene a nadie o sus familiares no disponen de espacio", según ese trabajo. "Es decir, que la mayoría de estas personas no eligen vivir solas", precisa Sarabia.

El nivel educativo actúa como un factor de protección ante la vulnerabilidad de este colectivo. La franja más protegida es la que tiene estudios secundarios o superiores, según el informe municipal. Pero este grupo supone apenas el 30% del total. El 40% no cuenta con estudios y el 30% restante únicamente cuenta con la formación básica. "Son precisamente estas personas [ese 70%] las que se encuentran en una situación de mayor fragilidad, tanto física como social y económicamente", alerta el estudio.

Hay además diferencias por género según ese informe: "Las mujeres disfrutan menos de las actividades lúdicas y recreativas que se desarrollan fuera de la casa y perciben más riesgos en su entorno urbano pero, por el contrario, disfrutan de mejor apoyo social que los hombres y, a pesar de encontrarse en peores circunstancias económicas, las dificultades las afrontar mejor". Ellas se sienten más apoyadas y arropadas por su entorno de amigas, mientras que los varones se consideran protegidos por su economía. "Las mujeres se sienten más satisfechas que los hombres en el apoyo social que reciben de amigos/as y familiares, y cuentan en mayor proporción con las personas con las que compartir penas y alegrías". El trabajo concluye que los hombres y las personas sin estudios son los que están en una situación de "mayor fragilidad".

El presidente del Colegio de Trabajadores Sociales, Rafael Arredondo, sostiene que la existencia de mayores que viven solos es "una realidad bastante habitual y que va en aumento por los cambios en el modelo de familia". Cree que la situación aún no es tan grave como en el Reino Unido, Noruega, Suecia o Alemania debido al "extenso" sistema sanitario público español, a los "cercanos" Servicios Sociales y al apoyo familiar.

Arredondo explica que en esos países, la familia no es el apoyo fundamental para estas personas. En cambio, en España es el eje en el que pivota su protección. Por eso, el presidente de los trabajadores sociales advertía que en la medida en que la incorporación de la mujer a la vida laboral y el envejecimiento de la población están cambiando la estructura social, deben anticiparse soluciones: "Si está cambiando el modelo de familia y aquí la familia es el soporte, tiene que cambiar el modelo de atención".

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