Málaga

El movimiento estudiantil antifranquista y su lucha por la libertad reciben el homenaje de la UMA

Concierto de Raimon en la Facultad de Letras organizado por el movimiento estudiantil.

Concierto de Raimon en la Facultad de Letras organizado por el movimiento estudiantil.

La guerra había quedado atrás hacía casi tres décadas y soplaban pequeños aires de cambio. En Málaga se creó la Universidad y sus estudiantes, llenos de inquietudes, fuerza renovadora y preguntas, quizás pudieron intuir una mínima grieta que les llenara de esperanza. La dictadura continuaba con su represión, pero en los años sesenta y setenta, poco antes de la muerte de Franco, el movimiento estudiantil antifranquista se hizo fuerte en Málaga desde su clandestinidad. Esos alumnos, que al principio fueron un grupo que se podía reunir en una casa y que terminaron siendo cientos, movieron las conciencias pidiendo mejoras en el seno universitario y libertades más generales, participaron en manifestaciones y fueron, en algunos casos, apaleados por la Policía y detenidos. Su lucha democrática será este miércoles reconocida por la UMA con un acto y la colocación de una placa en la fachada del Rectorado

Antonio Moreno Fleitas, de origen canario, llegó a Málaga en el curso 71-72 para estudiar Económicas y como militante del Partido Comunista de España, el PCE. Un año antes se había producido "la caída del 70", relata. "Detuvieron a varios cientos de militantes, la mayoría eran estudiantes universitarios, así que cuando aparecí por aquí no había gente del PCE en la Universidad, no había militancia", recuerda. Lo que sí había eran media docena de siglas distintas en las que se iban agrupando la gente de izquierdas, desde la la más radical a la más tradicional. 

"Empezamos a meter a gente, a realizar intervenciones en asambleas, se abrieron las facultades de Filosofía y Letras, de Medicina, de Ciencias y la labor de proselitismo hizo que creciera la militancia y, sobre todo, la influencia política dentro del movimiento universitario", comenta Antonio. Aunque la batalla ideológica dentro del seno universitario era grande, "fuimos llegando todos a la misma conclusión que era que la única solución para España era un pacto plural, lo que luego fue la transición, una unión de las fuerzas democráticas para cambiar este país", apunta. 

Colocación de la placa que se descubre este miércoles en el Rectorado de la UMA Colocación de la placa que se descubre este miércoles en el Rectorado de la UMA

Colocación de la placa que se descubre este miércoles en el Rectorado de la UMA / M. G.

Moreno Fleitas, que tuvo una posición de liderazgo en el PCE dentro de la UMA, explica que para los que crecieron en los años 60 "la guerra ya quedaba lejos y ya no teníamos ni la represión ni el miedo de las generaciones posteriores al conflicto, la gente tenía sentimientos democráticos y era capaz de luchar y levantar la voz por sus derechos". "Salíamos a la calle para pedir libros, profesorado, libertades democráticas, organizamos asambleas y actos contra la pena de muerte, toda esta circunstancia política influía muchísimo en la universidad, éramos muy receptivos a la situación socioeconómica", añade. 

A Antonio lo detuvieron dos veces. Una fue en un registro y otra cuando entregaba carnés del partido. "Me acusaron de propaganda ilegal y pidieron una fianza de 10.000 pesetas, los compañeros hicieron una colecta y pude salir al día siguiente. En aquella época ese dinero eran tres meses de alquiler, que no es poco", subraya. "Si destacabas un poco acababan deteniéndote", asegura y recuerda aquella vez que estaba repartiendo carnés y acabaron en comisaría 40 ó 50 personas, todas metidas en celdas comunes, "un despropósito". La transición, apunta el líder político, tampoco fue "tan modélica, hubo más de 300 muertos, la acción de la extrema derecha fue terrible, aunque más suave que durante la dictadura", remarca. 

José Coriat también formó parte del antiguo movimiento estudiantil antifranquista. "Nos reuníamos donde podíamos, en casa, en algún local, estábamos en la clandestinidad realizando actividades perseguidas, el riesgo era importante porque teníamos encima a la Policía Político Social, todo lo teníamos que hacer a escondidas", afirma Coriat, que estudió Económicas entre el 69 y el 74. "Se desconoce mucho lo que pasó en aquel tiempo, hacíamos manifestaciones de las que teníamos que salir corriendo, algunos fuimos detenidos y pasamos días en la cárcel, otros fueron años, esto tuvo un coste personal, no fue gratuito", agrega. 

A pesar de las posibles consecuencias, como explica Coriat, lo hacían porque "la sociedad no nos gustaba, queríamos modificarla, teníamos en frente a las democracias europeas y no queríamos vivir en una dictadura". A raíz de la ley de memoria histórica, los compañeros que lucharon por la democracia volvieron a hablar, a reunirse y ya son más de 120 los que han vuelto a conectar a través de las redes sociales. "Que sea la propia Universidad de Málaga la que nos haga este reconocimiento nos parece muy positivo, estamos muy contentos, es un reconocimiento a lo que hicimos en aquel tiempo, que fue intentar mover conciencias", concluye. 

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