Málaga

Sólo un tercio de los niños cumple el tope de dos horas ante una pantalla

Jóvenes mirando sus móviles.

Jóvenes mirando sus móviles. / Javier Albiñana

Mucho sedentarismo y demasiados alimentos poco saludables. Así es la vida de numerosos niños y adolescentes. Ya se sabe. Pero la Asociación Española de Pediatría (AEP)ha reiterado el mensaje de que la obesidad “es una enfermedad”. Y remarca que es “la patología crónica más prevalente en la infancia y la adolescencia en España”. Es decir, la más común.

Al hilo de este toque de atención a la sociedad en general, la AEP apunta un dato: sólo el 36% de los niños y adolescentes cumple la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS)de no superar las dos horas diarias ante una pantalla o dispositivo móvil. Incluso ese porcentaje se reduce al 16% durante los fines de semana.

La advertencia es muy cualificada ya que parte de la organización que agrupa a los pediatras de todo el país. La AEP recuerda además que uno de cada tres niños españoles está excedido de peso y que el uso prolongado de pantallas “se relaciona con sedentarismo, aislamiento, depresión y conductas adictivas”. Porque, en definitiva, los hábitos alimenticios poco saludables, la falta de ejercicio y el ocio sedentario de niños enganchados a un dispositivo suman papeletas para el sobrepeso y la obesidad infantil. Los expertos llaman a esta realidad “ambiente obesogénico”. Es decir, un escenario social en el que esas variables contribuyen a que haya más menores pasados de kilos.

El jefe de Endocrinología Pediátrica del Hospital Materno Infantil, Juan Pedro López Siguero, apunta que un estudio realizado bajo su coordinación recoge que muchos padres no ven el sobrepeso o la obesidad como un problema de salud. “Y sino lo perciben como un problema, no ponen medidas porque no les parece importante. Creen que el niño está gordito y no pasa nada”, comenta. Pero aclara que sí pasa. Porque recuerda que aproximadamente el 80% de los niños que tienen más peso de lo que deben serán adultos obesos.

Después de unas dos décadas clamando contra la obesidad infantil y reclamando medidas para atajarla, apenas se ha estabilizado. Pero las cifras, según la AEP, “no acaban de mejorar” y se mantienen en “proporciones inaceptables”.

López Siguero admite que el abordaje es complicado porque hay que cambiar hábitos muy enraizados. El endocrinólogo enumera la “abundante oferta de alimentos no recomendables, el fácil acceso a la comida hipercalórica y el exceso de precocinados debido a los cambios sociales”.

Para colmo, advierte, los productos más hipercalóricos son más baratos y duran más porque se conservan por un tiempo más prolongado, a diferencia de los frescos, como la fruta o la verdura. Por el contrario, añade, la inflación ha elevado más los precios de los productos saludables.

Todo está relacionado: alimentación inadecuada, ocio cada vez más sedentario y exceso de peso. La AEP reconoce que el “uso saludable” de los dispositivos digitales tiene beneficios, como la mejora de la comunicación, el acceso a información, el entretenimiento y el aprendizaje. Pero recuerda que su “uso no adecuado” puede causar “obesidad, aislamiento, depresión y conductas adictivas”, según palabras de Julio Álvarez Pitti, coordinador del Comité de Promoción de la Salud de la AEP.

Además de seguir la recomendación de la OMS de no superar las dos horas al día ante las pantallas, los sanitarios insisten en la necesidad de crear en los niños el hábito de hacer actividad física. “Debe ser una hora al día y de un ejercicio vigoroso, en el que se canse”, aclara López Siguero.

La Asociación Española de Pediatría explica que la grasa corporal en las edades tempranas de la vida está asociada a hipercolesterolemia, hipertensión o diabetes tipo 2, “patologías con grandes repercusiones para la salud a corto, medio y largo plazo y que son, a día de hoy, la principal causa de morbilidad y de mortalidad en el mundo”.

Álvarez Pitti sostiene que “el uso generalizado de los dispositivos digitales ha llegado para quedarse y la solución no pasa por prohibir su uso”. Pero acota que “lo que sí deberíamos hacer como pediatras es desarrollar y promocionar nuevas estrategias para ayudar a los niños y a sus familias a tener una relación saludable con el entorno digital y las pantallas”.

Por ello, la AEP plantea que la lucha contra la obesidad infantil es “una labor de todos”. Y apela a las cuatro P:padres, pediatras, profesores y políticos. La meta es que se impliquen en la tarea. Pero la organización científica también insta a sumarse a este objetivo a “la comunidad, la industria, las ONG y los medios de comunicación”. Porque los sanitarios advierten que hay que actuar contra la “epidemia de la obesidad”. Y López Siguero hace hincapié en que “si un niño está gordito hay que actuar y hacerlo cuanto antes”.

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