Málaga

Una plaga de termitas devora una vivienda en Coín

  • La mujer pide al Ayuntamiento que fumigue el edificio ya que está desempleada y no puede asumir el coste

La vecina, en la vivienda de Coín.

La vecina, en la vivienda de Coín. / Efe

Una plaga de termitas está devorando el hogar de una vecina de Coín, lo que ha ocasionado que la casa presente un estado deplorable, hasta el punto de que sus moradores se han trasladado a otro domicilio debido a la posibilidad de derrumbe. Eva Macías, la propietaria del número 24 de la calle Morales, cuenta a Efe que se hizo cargo de la vivienda tras el fallecimiento de sus padres en 2016, pero no fue hasta hace unos meses cuando sintió, al acceder a la planta de arriba, como el suelo “vibraba” bajo sus pies.

La malagueña observó que había unos agujeros en el techo de la vivienda por los que caía tierra y cómo los marcos de los cuadros y las ventanas -fabricados en madera- se habían podrido, así que investigó y se cercioró de que una plaga de termitas -que se alimenta de celulosa- estaba devorando su vivienda con sigilo. “No tenía conocimiento de que ese insecto maldito y subterráneo existiera”, asegura Eva con pesar, y afirma que pidió ayuda a un vecino para levantar la solería de la planta de arriba para ver si había una viga rota o por qué caía tierra y al hacerlo se encontró con miles de termitas, lo que define como un “horror”.

Eva no es la única habitante de Coín que tiene termitas en su casa y ha recibido el apoyo de otras vecinas de la localidad como Antonia, de 88 años, que habita en el hogar más próximo al de Eva, y Carmen, una anciana de 78 años que declara que lleva luchando contra estos insectos “toda la vida”.

Carmen ha manifestado a Efe que desde que se mudó a Coín, con 22 años, las termitas “ya estaban en la casa”, por lo que el ayuntamiento del municipio le concedió un préstamo para hacer frente a estos insectos “tan sigilosos y destructivos” y que son un “misterio”, pero siempre volvían a aparecer.

Eva Macías, que no tiene ningún ingreso económico y está desempleada, ha pedido al Ayuntamiento del municipio que fumigue su vivienda y el barrio para hacer desaparecer a las termitas, ya que no dispone de dinero para pagar a empresas privadas de extinción de insectos, que le exigían más de 3.000 euros.

La malagueña señala que “no va a parar” hasta que las termitas no se vayan del pueblo y desliza que, si el alcalde de la localidad no se muestra interesado en fumigar, reunirá a sus vecinos para una recogida de firmas o incluso elevará un escrito a la Junta de Andalucía. Eva se ha tenido que mudar hacia otra vivienda debido al miedo de que el techo de madera de su segunda planta se derrumbara o por las incómodas picaduras que llegó a tener en las piernas y lucha contra las termitas para volver a un hogar que está ocupado por otro huésped que no ha sido invitado. 

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