Los plazos de La Rosaleda para llegar al Mundial 2030 obligaban a una carrera contrarreloj
El alcalde ha dicho que era más prudente no arriesgarse a que cualquier traspiés hubiese hecho tener que rechazar más tarde
El alcalde de Málaga deja en manos del club y la afición que La Rosaleda sea sede del Mundial
Finalmente Málaga ha renunciado a ser sede del Mundial 2030. Y el principal punto es que los plazos obligaban a una carrera contrarreloj en la que "cualquier inconveniente" suponía tener que rechazarlo más tarde, siendo un palo para la marca de la ciudad y de España, ha asegurado el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, este sábado en la rueda de prensa para anunciar que se dajaba escapar la posibilidad de albergar el evento internacional.
El último dado pasa en los niveles administrativo o urbanístico se dio la semana pasada con la aprobación por parte de la Junta de Gobierno Local del convenio que deberán firmar las tres administraciones. Aunque este aún no se ha rubricado. Parece que no sucederá de momento. El mismo reparte a tercio los cerca de 270 millones en que está presupuestado el paquete completo de trabajos. Antes, se aprobó el estudio de detalle para la remodelación del estadio de La Rosaleda. El documento, firmado por el estudio malagueño HCP fija el plazo para la obra en 36 meses, tres años.
Lo más cercano a un cronograma lo dio Juan Alba, coordinador de Infraestructuras del Ayuntamiento de Málaga. En noviembre del 2024, en una presentación para buscar inversores privados en el marco de Simed, la feria inmobiliaria que se celebra en la ciudad, dijo que en 2025 debían empezar las demoliciones. Estas incluían hacer desaparecer el Anexo (que sigue en pie, tanto que el Málaga ha estado entrenando estos días allí) y el espacio hasta Valle Inclán. También preveía empezar las obras del estadio en 2026 y diciembre de 2028 como la fecha que exigía la FIFA para estar finalizado. El objetivo es que 2029 se pueda jugar el Mundial de Clubes.
Algo más de espacio hay para los más de 40.000 metros cuadrados en superficie necesario para albergar la fan zone, carpas, zona para medios y otras estructuras que exige la máxima autoridad en el futbol. Estas deben estar listas en 2030. Los plazos son ajustados. Tanto que las administraciones se marcan de plazo para empezar a licitar los proyectos, si se sigue adelante con la idea de ser sede, este mismo mes de julio al que le quedan menos de tres semanas.
El pasado lunes, según ha dicho el alcalde fue cuando se empezó a temer que era demasiado precipitado.
Está todavía a nivel de anteproyecto
La obra aún está a nivel de anteproyecto, con lo que el primer paso necesario, es licitar el proyecto básico y de ejecución del que dependen las obras. Aunque los tiempos pueden ajustarse, y depende del nivel de detalle del propio anteproyecto, distintas fuentes consultadas indican que el plazo medio de redacción del mismo puede estar en los cuatro meses. A eso hay que sumar el tiempo que necesite el propio concurso, su adjudicación y la formalización del contrato.
Una vez esté completado, es necesario pedir las licencias de obra. La renovación de La Rosaleda está incluida en la Aceleradora de Proyectos del Ayuntamiento, por lo que se prevé que los trámites burocráticos se adelanten en la medida de lo posible. Bien es cierto que en el mes de mayo, cuando se aprobó el estudio de detalle, aún faltaban informes sectoriales como el que tiene que emitir la Junta de Andalucía al volar parte del estadio sobre el río Guadalmedina. Sin este documento no se puede expedir la licencia.
También será necesario licitar, adjudicar y formalizar las obras. Para esto, siendo una obra de este calado, deberá publicarse no sólo en la Plataforma de Contratación, sino también en el Diario Oficial de la Unión Europea (DOUE). Los trabajos, según distintas fuentes del sector consultadas en este periódico, no durarían menos de dos años y medio.
Esto, claro, si no hay ningún problema o retraso durante el tajo. Sin ir más lejos, el Barcelona ya ha visto cómo las obras del nuevo Camp Nou arrastran una demora de un año sobre los planes establecidos. Pretendían volver a jugar en su campo, con trabajos sin finalizar, ya durante la temporada pasada. Si el balón rueda por su césped, este 2025, se podrá contar como un éxito. Para el final de obras se marcaban el 2026. Nada más lejos de la realidad, ya se fecha, mínimo, en 2027.
Los plazos, aún siendo posibles, son justos. Muy justos. Sin tener en cuenta las modificaciones que necesitará el Ciudad de Málaga para las dos temporadas que, se prevé, juegue allí sus partidos el Málaga C.F. Para llegar a tiempo está previsto que Promálaga contrate un project management por 9 millones de euros. En un primer momento, se iba a encargar de la gestión Urbanismo. Aunque hubo que modificarlo antes de que la Junta de Gobierno Local aprobase el convenio que deberán redactar las administraciones. Este fue el último de los traspiés en la planificación. Simplemente que se recurriera alguno de los pliegos podía llevar a no llegar a tiempo a finalizar la obra.
Antes, estuvo el tiempo invertido en distintos estudios, sobre todo económicos, para conocer la viabilidad de que entrasen los privados para aminorar la carga económica de los hombros de las administraciones. Finalmente, se optó porque los privados entren en una segunda fase, ya después del propio Mundial. En marzo de 2023 se presentó la renovación del estadio. El 30 de agosto de 2024 se adjudicó el citado estudio económico a CBRE. En diciembre de ese año se confirmó a España, Marruecos y Portugal como anfitriones del Mundial. Con sus sedes.
Finalmente, Málaga no llega, ni inicia la carrera contrarreloj que se podía haber evitado. Eso sí, necesitaba de previsión.
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