Una polilla capaz de acabar con los tomates
Agricultores alertan de que la plaga ha provocado ya pérdidas de más de 5 millones de euros en la provincia
Su nombre científico es el de Tuta absoluta, pero muchos la conocerán como la polilla del tomate, la perforadora o el cogollero del tomate. Es un pequeño insecto muy extendido en América del sur que hace dos años se asentó en el levante español y que en la provincia de Málaga ya ha provocado pérdidas millonarias a los agricultores que viven de estos cultivos. En más de 5 millones de euros cifra la Asociación agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) los daños que este lepidóptero de la familia Gelechiidae ha causado ya en las cosechas de tomate, que en Málaga representa un tercio del sector hortícola.
Pero no sólo actúa como plaga en los cultivos de tomate, también en la patata, la berenjena o el pimiento. Su ferocidad trae de cabeza a los agricultores porque nada más nacer las larvas penetran en los frutos de tomate, en las hojas o en los tallos de los que se alimentan creando perforaciones y galerías que terminan por debilitar las plantaciones. La Delegación Provincial de Agricultura y Pesca se ha comprometido a poner todos los medios humanos y técnicos para formar a los agricultores en la aplicación de medidas de prevención y de lucha contra el insecto, aunque poco más se puede hacer.
Es tanta la preocupación que existe en el sector que la cooperativa Hortyfruta ha propuesto incluso hacer un paro biológico y dejar de cultivar tomates durante el tiempo que se estipule. El problema, según Asaja, es que en la provincia hay múltiples calendarios de producción y resultaría “muy complicado fijar una fecha que convenga a todos”. Otro inconveniente es que la estructura del sector es “muy dispersa” en Málaga, lo que dificulta también la coordinación para aplicar tratamientos conjuntos sobre los cultivos.
Las 1.900 hectáreas dedicadas a la producción del tomate en la provincia se encuentran seriamente amenazadas por este insecto que no aparece por encima de los 1.000 metros de altitud ni en zonas de temperaturas bajas, ya que la temperatura es un factor limitante para su supervivencia. Si no logran frenarlo el campo malagueño sufrirá un nuevo revés.
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