De lo privado a lo público
El colectivo responsable del nacimiento del centro social La Casa Invisible cuenta su experiencia en la gestión ciudadana tras la ocupación de un inmueble municipal
La antigua sala Metropol, de propiedad municipal, era hace dos años un lugar cerrado. En pleno casco histórico, con un gran patio, muchos metros cuadrados y un vacío absoluto. Hoy es un lugar lleno de vida, donde se imparten una veintena de talleres diversos y se realizan encuentros de todo tipo. Además, hay un ciclo de cine, otro de música, hay circo, danza, teatro... "Un sitio que surge de la necesidad de espacios públicos donde la propia sociedad se autogestione", explicaba ayer Juan Díaz, uno de los portavoces de La Casa Invisible, abierta en calle Nosquera 9 y 11.
El ejemplo de este centro social fue el que sirvió de leit motiv para la conferencia La gestión ciudadana de lo común. Experiencias de recuperación de espacios públicos que se realizó en la sede de Diputación Provincial dentro de la celebración del décimo aniversario de Emprovima, la Empresa Pública Provincial para la Vivienda de Málaga.
"Ellos apuestan por la autogestión y su iniciativa es muy buena, porque genera espacio de debate, pensamiento crítico y fomenta la creatividad colectiva", afirmaba Miguel Esteban Martín, vicepresidente segundo de la Diputación Provincial y presidente de Emprovima. En su visión de la ordenación del territorio, el ciudadano debe estar "justo en medio y ser lo más importante", algo que parece haber perdido la configuración actual de las ciudades.
Pero La Casa Invisible no nació el día de su apertura, en marzo de 2007. Sino que viene avalada por una experiencia de más de diez años del Centro Social-Casa de Iniciativas, que pasó el primer lustro en calle Postigo de Arance y, tras un desalojo, se trasladó a su ubicación actual, calle Gaona. "El movimiento okupa se replanteó el modelo que tenía, basado en okupaciones y desalojos continuos. Así que buscamos lugares donde quedarnos y poder hacer realidad proyectos con mucha gente", añadía Díaz, que definió al lugar como "centro social de segunda generación" gracias a sus dos pilares: la sociabilidad (en aspectos como la cooperación, la conflictivdad política o el contagio de inquietudes) y la cultura libre. Así, hay actividades con vecinos, cooperativas, luchas reivindicativas y una amplia variedad de grupos de trabajo. "La Casa Invisible ve la precariedad desde el punto de vista laboral, pero también social y cultural", de ahí el surgimiento de los denominados biosindicatos, "que consideran la explotación no sólo en el trabajo, sino en todos los aspectos de la vida".
El colectivo también explicó la labor realizada junto a la Coordinadora de Inmigrantes de Málaga o la Oficina de Derechos Sociales de la capital (sexta de España) que pronto tendrá sede en calle Nosquera, donde se asesora de forma gratuita en temas de extranjería, vivienda y empleo. "Es algo que compartimos con ellos, la poca apuesta por la vivienda, que se ha convertido más en un lujo que en un derecho", añadió el presidente de Emprovima.
En el acto también participó uno de los miembros del Ateneu Candela, en Tarrasa, para contar la experiencia de este antiguo centro social, así como del colectivo V de Vivienda que surgió en Barcelona para reivindicar el derecho a una vivienda digna.
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