Málaga

El problema 'olvidado' de la costa de Málaga en plena crisis de los pellets: "Los microplásticos deberían preocupar más"

Plásticos, microplásticos y otros residuos en la orilla de una playa.

Plásticos, microplásticos y otros residuos en la orilla de una playa. / EFE (Málaga)

El vertido de pellets que asola las costas del norte de España lleva semanas manteniendo en vilo a los ciudadanos por el impacto que puede suponer en los ecosistemas marinos. Aunque lo cierto es que la presencia de plásticos en las aguas (en forma de bolitas, fibras o cualquier otra) es un asunto que viene de largo y que, según los expertos, "debería preocupar más allá de vertidos puntuales en localizaciones concretas". Una contaminación generalizada que en Málaga, desde luego, no es una excepción. 

Ya en 2021 la prueba de regatas The Ocean Race, que combina competición y sostenibilidad, registró frente a Málaga, en el mar de Alborán, el segundo nivel más alto de microplásticos tras realizar mediciones en 36 puntos de Europa. Tan solo por detrás del Mar Báltico. 

En el caso concreto del litoral malagueño, según explica el presidente de la Fundación Aula del Mar Mediterráneo (FAMM), Juan Antonio López, "tenemos una ventaja y un inconveniente" a la hora de poder apreciar la cantidad de residuos y proceder a su retirada. El motivo, que el tamaño del Mediterráneo, su fisionomía, hace que "se queden en el fondo". Aunque, puntualiza, éste "no es un fenómeno estático".

Es aquí donde entra en juego otro factor, el upwelling, un tipo de corriente que se da "de la bahía de Málaga a Estepona", fruto del choque de las aguas mediterráneas y atlánticas, y que provoca la "elevación de masas profundas de agua a la superficie", dispersando, por tanto, aquello que transporta. 

Otro asunto a tener en cuenta es que el Mediterráneo es una de las zonas de tráfico marítimo más activas del planeta, de manera que si se produjera una eventualidad, o desastre, similar a la que afecta a las costas del norte de España en la zona del Estrecho "nos llegaría seguro". 

Sea como sea, lo más preocupante es cómo afectan los plásticos tanto a la fauna marina como a los humanos. En el primer caso, López indica que "cualquier animal que tenga el suficiente tamaño para ingerir las partículas está expuesto". Una vez ahí entra en juego la cadena trófica de animal en animal, llegando hasta el humano.

"En la mayoría de los peces comerciales ya se están encontrando en un porcentaje muy alto". La incidencia dependerá de la cantidad ingerida y del tipo de plástico, "más o menos inocuos". Pero en las personas pueden causar problemas físicos que van "desde obstrucciones en el sistema digestivo al respiratorio", en casos puntuales; y patologías más severas como "cáncer" o "envenenamiento" si se llegan a acumular una gran cantidad en el organismo, "igual que ocurre con los metales pesados". 

Por su parte, el director de la Cátedra de Calentamiento Climático de la Universidad de Málaga (UMA), Enrique Salvo Tierra, detalla que la contaminación del medio marino por estos residuos ha ido a más por múltiples causas, entre las que destacan dos: el "crecimiento de la población" y "los vertidos sin control, que suelen tener un componente plástico muy alto". 

Al tiempo que asegura que las primeras evidencias de degradación de plásticos en la costa de Málaga se remontan a "hace aproximadamente 50 años", siendo aún "muy alta la concentración" de estos elementos que se encuentran sin deteriorar.

Un problema sobre el que "habría que ejercer un mayor control" a través de la creación de un "equipo de respuesta especializado" al estilo de Salvamento Marítimo, entre cuyas funciones no sólo se encuentran los rescates, sino la protección del medio marino o la actuación en casos de catástrofe. 

Propuesta que cobraría mayor importancia en coyunturas como la actual, en plena crisis de los pellets, que, a juicio de Salvo Tierra, podría ser "utilizada por terceros para camuflar determinadas actuaciones", es decir, "deshacerse de residuos"

Otra vía complementaria para la lucha contra los microplásticos es la ciencia. Al respecto, el experto recuerda que un equipo de investigadores del Instituto de Catálisis y Petroleoquímica del CSIC (ICP-CSIC), junto con grupos del Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS) y de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), han desarrollado recientemente una proteína artificial capaz de degradar algunas de sus variedades más comunes. 

Distinta es que su aplicación a gran escala sea realmente factible por "lo que pueda generar en la fauna marina a gran escala", entre otras variables. Para saberlo con certeza, habrá de seguir investigándose. 

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