Málaga

Al rescate de las aves marinas

  • Ornitólogos y biólogos malagueños inician una campaña para evitar los daños que la pesca recreativa irresponsable está provocando sobre estas especies

El vuelo de una gaviota con parte de una pata mutilada.

El vuelo de una gaviota con parte de una pata mutilada. / S. G.

Un grupo de ornitólogos y biólogos marinos de Málaga, alguno de ellos perteneciente al Instituto Español de Oceanografía, han decidido iniciar una campaña de concienciación para paliar los muchos daños que, producidos por la acción humana, están sufriendo las aves marinas y costeras en el litoral malacitano.

Estas aves, entre las que se encuentran las gaviotas, los ostreros y los vuelvepiedras, además de otras muchas especies, hacen uso de los ecosistemas litorales marinos para vivir o desarrollar en buena parte de sus necesidades vitales; unos hábitats cada vez más degradados y masificados por la acción humana y que especialmente en áreas mediterráneas como Málaga, con un muy significativo reclamo de sol y playa, amplifican los daños que sufren estas colonias.

Y si bien este grupo de aves no ha tenido más remedio que adaptarse a la civilización ya que no disponen de otro sustrato para vivir, alimentarse y reproducirse, los investigadores implicados en esta campaña hablan de “adaptación o muerte”; un hecho que deriva del impacto que durante décadas la actividad humana está provocando sobre las aves marinas y costeras.

Y aunque la incidencia humana sobre estas especies sería muy complicada de revertir, los expertos implicados en esta campaña de concienciación quieren centrar sus actuaciones en una serie de acciones que sí serían factibles de hacer; unas medidas que afectan a los que estos investigadores llaman la “pesca recreativa fantasma”.

La pérdida o el abandono de sedales son trampas para que enreden sus patas

Acuñada esta denominación hace décadas para describir como los océanos del mundo estaban convirtiéndose en espacios repletos de restos de artes de pesca, infinidad de redes, cabos, nasas, boyas con cuerdas o palangres abandonados, se han convertido en verdaderas trampas mortales que, a la deriva, mutilan y matan a todas las especies que componen la fauna marina.

Pero la pesca fantasma no es solamente una triste particularidad oceánica, y desde hace años, está dejando una preocupante herencia en las costas. Las playas, las escolleras, los rompeolas, así como los pantalanes, los diques y puertos, muestran cómo la pesca recreativa y deportiva mal ejecutada deja una basura innecesaria que afecta de una forma directa a las aves costeras.

La pérdida o el abandono de sedales, anzuelos o señuelos de pesca con forma de pez, ya sea desde tierra o desde embarcaciones a poca distancia de la costa, está generando una serie de peligrosa basura que, en estos casos particulares, sin hacerse a la mar y derivar con las corrientes se convierten en trampas para estas aves que enredan sus patas, picos o cualquier parte de su cuerpo con estos elementos.

“Una vez que las aves se han tragado un anzuelo o se han enredado las patas en los sedales abandonados, sufrirán una muerte lenta, agónica y dolorosa”, refiere Salvador García Barcelona, uno de los reconocidos especialistas sobre gaviotas que existe en nuestro país y que junto con otros ornitólogos y biólogos está llevando a cabo esta campaña de información y concienciación.

Particularizando sobre el litoral malagueño que acoge a muchas especies de aves marinas y costeras de diversas familias y órdenes, quizás, las gaviotas sean las que más sufran los malos usos y costumbres de la pesca recreativa fantasma, ya que sus hábitos alimenticios generalistas y su elevada presencia en entornos humanizados favorecen en ellas este tipo de incidencias.

Un ave se come una maraña de hilo de pescar. Un ave se come  una maraña de  hilo de pescar.

Un ave se come una maraña de hilo de pescar. / S. G.

Y aunque la más afectada es la gaviota patiamarilla, la que de forma permanente habita las costas malacitanas, otras especies menos conocidas que hacen uso del litoral malagueño en diferentes estaciones del año también sufren lesiones y muertes causadas por la basura pesquera que contamina las costas. Patas mutiladas o gangrenadas por el estrangulamiento de sedales, poteras clavadas en los picos y en otras partes del cuerpo, anzuelos tragados u otros muchos traumatismos, confirman de una forma documentada la letalidad de la pesca irresponsable; un hecho que aún no ha sido estudiado de una forma relevante para valorar el verdadero impacto que provoca sobre las aves costeras.

Ante esta circunstancia, la campaña que están proponiendo los ornitólogos y biólogos marinos malagueños pretende informar a toda la ciudadanía y en especial al colectivo de pescadores recreativos sobre las consecuencias que una mala práctica de estas actividades de ocio puede tener sobre las aves y el entorno costero.

Resumida esta campaña en tres puntos: reducir la cantidad de basura pesquera en playas y espigones, concienciar acerca de este problema al sector de la pesca recreativa de la provincia y asistir a las gaviotas y otras aves marinas afectadas para su recuperación y posterior liberación, los ornitólogos y biólogos marinos malagueños a los que se les han unido asociaciones ecologistas como Ciriana o Ecologistas en Acción y veterinarios de diversas localidades costeras de la provincia, además de dar a conocer este problema están programando para finales de este verano una jornada ciudadana en la que, con la intención de abarcar la mayor parte del litoral malagueño, se recogerán sedales abandonados en las playas.

Y aunque esta campaña no pretende demonizar a la pesca recreativa y deportiva (en toda la costa malacitana estas actividades están muy arraigadas), la concienciación de una práctica respetuosa con el medio ambiente sería más que suficiente para evitar que muchas aves de nuestro litoral puedan morir estranguladas por unos centímetros de un sedal abandonado en la playa.

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