"Soy un 'resucitado": el superviviente de Covid en Málaga al que "robaron" 87 días de vida en la UCI

Manuel Navarrete, con secuelas un año después, plasma su testimonio en un libro con un relato “trágico pero esperanzador”

Manuel Navarrete repasa su libro

"Soy un resucitado. Los médicos no comprenden cómo sobreviví. Estuve muerto mucho tiempo". 20 días exactamente, los mismos en que su cuerpo quedó "paralizado" y en estado inconsciente. En la UCI fueron tres meses. Manuel Navarrete superó el coronavirus SARS-CoV-2 tras 104 días ingresado en el Hospital Costa del Sol de Marbella y, un año después, ansía la normalidad que aún no ha llegado. Porque las huellas que le dejaron 90 días en Cuidados Intensivos no se borran a la velocidad que él desearía. Durante ese tiempo sintió que estaba en el “corredor de la muerte”, donde esperaba a que los sanitarios le anunciaran “cuánto tiempo más se iba a alargar”. “Vivir así para mi familia ha sido letal. Están todos muy afectados”, expresa en declaraciones a este periódico.

Manuel ha pasado “del 0 al 80”, reconoce, en cuestión de seis meses. Ahora vive con una fibrosis pulmonar, un tratamiento de coagulación para evitar trombos y está tratando de superar una de las infecciones de orina que padece frecuentemente como consecuencia de los meses en los que tuvo que estar sondado. “Los riñones me funcionan menos del 50% y mi corazón se acelera en ciertos momentos”, explica a este periódico.

Intenta, cada día, reconciliarse con su rutina, la de un jubilado de 67 años "con mentalidad ganadora" que representa el triunfo de la vida. "Soy una persona sana y activa porque me lo impongo. Me levanto y doy 10.000 pasos arrastrándome", resalta. Y así ha conseguido cada reto que se ha propuesto, uno de ellos volver a subir las escaleras de la casa en la que reside en Benalmádena. “Solo podía dormir en una cama en el salón. Un día, sentado en el sofá, miré hacia arriba, me levanté muy despacio y subí un escalón. Luego, otro más. Paré, respiré y logré llegar hasta arriba de un tirón. Me pareció una muralla inmensa. Cuando lo conseguí le di un abrazo al neumólogo”, relata este superviviente de un virus que solo en la provincia de Málaga ya se ha cobrado la vida de más de 1.600 personas.

Padre de tres hijos y abuelo de una niña, este superviviente ha plasmado su testimonio en un libro de "autoayuda" titulado Mi vuelta a la vida en 87 días para compartir su calvario con un relato "trágico pero esperanzador". Con él pretende, además, reconocer el "esfuerzo gigantesco" de los sanitarios por "sacar adelante" a los enfermos de Covid. Aboga así por "proteger nuestra sanidad, que es de primerísimo nivel", para lo que ve necesario "estabilizar el empleo" de sus profesionales. "Si hay sanitarios experimentados los enfermos salen adelante con mejor calidad de vida", manifiesta.

Su intención es que todos los beneficios de los 500 ejemplares que se han emitido de la obra, que se presentará este viernes a las 19:00 en El Castillo de Bil-Bil, se destinen a la investigación sobre el Covid y también a la lucha contra el cáncer. "Me costó mucho terminar el libro. Debía aguantar recordando ese episodio de mi vida al que faltan irremediablemente 87 días", apostilla.

Contagiado en Madrid

La historia de este superviviente da comienzo en marzo de 2020, cuando ingresa en el hospital marbellí poco después de regresar de Madrid con familiares y amigos. Él fue uno de los primeros en contagiarse, al comienzo de la pandemia, entre el caos y la incertidumbre por un virus del que apenas se sabía nada. Al volver a Málaga, todos ellos comenzaron a sufrir los primeros síntomas, que en su caso fueron más graves, hasta que tuvo el diagnóstico: una neumonía bilateral incipiente. Pese al tratamiento, Manuel empeoró y perdió el conocimiento. Necesitaba oxígeno y fue trasladado en una ambulancia hasta Marbella. "A partir de ahí lo único que recuerdo es intentar quitarme la vía que me abrieron para ir al baño", sostiene. Porque "ya no era persona".

El día 13 de marzo ingresó intubado en la Unidad de Cuidados Intensivos, donde permanecía conectado a ventilación mecánica. Allí contrajo varias infecciones, que se sumaban a las graves arritmias. Los médicos eran "muy pesimistas". "A mi familia se le dijo que se había hecho todo lo que se pudo por mí y que en cualquier momento podría ocurrir lo peor", narra Manuel, que se deshace en elogios a los facultativos que lo atendieron. "En la UCI hay un lema: no se arroja la toalla por nadie. A mí me decían que mientras mi corazón palpitara seguirían intentándolo. Mi cuerpo lo entendió. La naturaleza es increíble o Dios existe. No me abandonaron y respondí", recalca.

"Estuve en el ‘corredor de la muerte’. Pero no me abandonaron y mi cerebró no se rindió”

Un tratamiento de hidrocortisona y “un potente diurético” permitió que el fallo multiorgánico que Manuel había experimentado remitiera. “Había que eliminar la inflamación que provocaba un caos absoluto en mi organismo. Recuperé la conciencia muy lentamente y con muchos riesgos”, recuerda. Y entre tanto se derrumba al rememorar el día en el que los médicos contemplaron intubarlo de nuevo. Él quería “morir dignamente”. En otro momento de flaqueza, estuvo a punto de asfixiarse y sintió cómo "poco a poco" se iba apagando. "Pensé: así es como uno se muere", expresa. Pero su cerebro "no se rindió".

Manuel, que era empleada de banca y concejal de Hacienda entre 1999 y 2008, tuvo que enfrentarse además al aislamiento que requieren los pacientes infectados. Perdió la noción del tiempo e intentó consolarse a sí mismo pensando en su familia. Hasta que un día "abrió los ojos y preguntó qué hacía allí". El 29 de junio de ese año recibió el alta. "Soy el andaluz que he estado más tiempo en la UCI después de un médico de Córdoba, que estuvo más de 100 días", subraya. Al salir, entre aplausos, lloraba de emoción al reencontrarse con el olor a salitre del mar y el sonido del tren de cercanías de Arroyo de la miel. Había ganado la batalla. Manuel lanza un llamamiento: "Hay que mantener las medidas de seguridad, la distancia y las mascarillas". "La tercera guerra mundial no va a ser con misiles porque sería carísimo, sino con estos bichos. Con prudencia evitamos contagios, pero tenemos un ejército perfectamente preparado", concluye orgulloso.

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