"Eran simpáticos y cariñosos salvo cuando creían que nadie les veía"
La directora de La Milagrosa apunta que los investigados eran empleados con hasta 29 años de servicio
Se quedó paralizada cuando el detective les contó que había visto una agresión. Antonia María Díaz, directora del centro La Milagrosa, de la asociación Aspromanis, sospechaba que los seis empleados que hacían el turno de noche podían dormir y, de esta forma, mantener una actitud continuada de dejación de sus funciones laborales. Pero jamás creyó que se iban a encontrar con indicios de delito, con trato vejatorio, denigrante y agresiones a seis usuarios, personas gravemente afectadas y con una discapacidad intelectual tal que necesitan vigilancia y apoyo constante. Y menos aún lo podía entender de trabajadores veteranos, con hasta 29 años de antigüedad en la empresa, que no mostraban ninguna actitud rara. Al contrario, "eran simpatiquísimos con las familias y los residentes, cariñosos y cordiales salvo en la intimidad, cuando creían que nadie les veía y aprovechaban para cometer estas barbaridades", explica la directora del centro del que se investigan a cuatro personas por supuestos malos tratos.
El convenio colectivo de estos centros marca que si hay adscripción voluntaria de empleados al turno de noche no tiene que haber rotaciones de personal. Y así fue en este caso, las seis personas que en grupos de tres trabajaban a esas horas estaban adscritas de forma voluntaria. "Llevan mucho tiempo en este turno", señala Antonia María Díaz, quien pensaba que "quizás uno supervisaba y prestaba apoyo mientras los otros dos dormían". Pero los detectives descubrieron que, en mayor o menor medida, dormían todos. "Contratamos un mes de vigilancia para ver si las sospechas se confirmaban, pero antes de cumplirse el plazo nos llamó el detective porque había visto la agresión, se descubrió más de lo que íbamos buscando", apunta la directora y afirma que "ahí es cuando se disparan todas las alarmas y denunciamos el asunto".
Y no solo lo hicieron por obligación legal, sino también y sobre todo, por obligación moral. "Estas personas están absolutamente indefensas, así que o nosotros actuamos o qué pasa con ellas, no tienen la capacidad de defenderse por sí mismas, tenemos que defenderlas los demás", destaca la directora. Las imágenes que grabaron las cámaras ocultas "son crudas". Sin embargo, no detectaron ninguna marca en el cuerpo, ni el resto de empleados ni los familiares de las víctimas. "Tenemos unos protocolos estrictos, se registra todo, y no hay constancia de detección de señales externas, no había huellas", dice Díaz. "Pero la cara de pánico de este chico es mucho peor que el dolor físico que le pudiera haber provocado la agresión", agrega en relación a una de las víctimas supuestamente agredida por el primero de los detenidos.
Para la directora también puede ser un maltrato "pasivo" dormirse y "no apoyar a estos residentes, se ha corrido el riesgo ante la falta de supervisión". Y añade que "son personas con un nivel de discapacidad tan importante que no les resulta fácil ni tocar un timbre si se sienten mal". Hay que estar vigilantes y por eso le parecía importante la estabilidad de turnos de sus cuidadores. Ahora los cuatro investigados tienen una orden de alejamiento del centro.
El centro instalará un sistema de videovigilancia
Tras el impacto de lo ocurrido, la entidad, que tiene el apoyo de las familias, ha decidido instalar un sistema de videovigilancia para que este tipo de conductas no se repitan. "Las dificultades de comunicación de ellos y la nuestra de entenderlos complica la alerta, están absolutamente a expensas de la buena voluntad de quien les cuida y pensamos que debe de haber un sistema de control efectivo", estima Antonia María Díaz. Más aún, considera que entre las exigencias materiales que se imponen a estas residencias debería estar la videovigilancia. "O se ponen medios tecnológicos que sirvan de control y de persuasión o se podrían volver a repetir estos casos", apunta y pide un cambio normativo que lo regule.
No hay comentarios