Málaga C.F.

Aaron Ochoa, un bautizo completo con "el otro fútbol" en Mérida

Aaron Ochoa, en el Romano José Fouto.

Aaron Ochoa, en el Romano José Fouto. / Carlos Guerrero

Son días especiales para Aaron Ochoa Moloney (Marbella, 2007). Para hacerse una idea de su juventud, nació apenas un año antes del último ascenso del Málaga CF a Primera División. Sólo Fabrice Olinga ha vestido la camiseta blanquiazul con menos edad. Tras su estreno en la Copa del Rey, también salió en el tramo final del partido de Mérida. A Pellicer le gustó lo que vio entrenando y en ese debut, suficiente para meterle en los 10 últimos minutos, en un duelo áspero y duro en el que Ochoa se enfrentó y supo jugar al "otro fútbol".

No se escondió el joven que compite con las categorías inferiores de Irlanda (aún puede cambiar a España si hay un interés real de la Federación en él), de donde es natural su madre. Su padre es riojano. Desde muy joven le han cortejado los de la Isla Esmeralda y juega con ellos. En ese tiempo que estuvo en el césped le dio tiempo a aguantar dos balones, recibir dos faltas y quedarse su tiempo en el césped para recuperarse en un contexto en el que estaba claro que había que dejar pasar el tiempo, que era el plan. También hizo una falta procedente para cortar un ataque sobre Escardó, que el malagueño del equipo rival repelió con un golpe fuerte que le costó la tarjeta amarilla, que igual con VAR hubiera sido roja.

Es evidente que es un jugador aún por formar, físicamente con mucho margen de crecimiento. Mide 1.67 metros y aún puede elevarse algún centímetro más. El crecimiento debe ser progresivo, pero no es frecuente saltar desde el Juvenil A al primer equipo con un paso breve con el filial. Siete partidos con el División de Honor y siete con el filial en Tercera RFEF. Llega Ochoa, que se inició en la clásica Peña Los Compadres de Marbella y que desde los nueve años juega en el Málaga CF, a La Rosaleda saltándose pasos habituales, pero es cada día más frecuente el empleo de jugadores menores de edad. En este caso hay una necesidad por las lesiones, pero también una convicción aumentada con la llegada de Loren Juarros a la dirección deportiva de apostar por el talento local. Y Pellicer da salida. La lista a Mérida tenía una media de edad de 22.8 años y el once que acabó jugando, 23.0. Pese a ello se aguantó el resultado. Y Ochoa no desentonó, al contrario, no se escondió. Fueron poco más de 10 minutos, pero un bautizo verdadero en el fútbol profesional aún con sólo 16 años. 

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