El Málaga CF y Alexander González separan de manera definitiva sus caminos. El club de Martiricos anunció de manera oficial el acuerdo por el que rescinden el actual contrato del internacional venezolano, que tenía firmado hasta el 30 de junio de 2022. El lateral derecho no contaba para el club ni para José Alberto López, pero este verano no se encontró ninguna salida para el defensa pese a que es asiduo de su selección y hasta disputó la Copa América.

"El Málaga CF y Alexander González, de mutuo acuerdo, acuerdan la desvinculación contractual del jugador venezolano. El futbolista deja de estar vinculado a la entidad blanquiazul, a la que se incorporó a finales de diciembre de 2020 para ocupar la ficha de Iván Calero (lesionado de larga duración) en la segunda vuelta de la competición. El Málaga le desea mucha suerte en su futuro profesional", señaló en una nota escueta. 

No ha sido nada fácil sacar a Alexander González, que sonó con poca fuera para algún club en la anterior ventana de fichajes. Al defensa siempre le dejaron claro que era un descarte, pero jamás se le apartó y ha seguido trabajando junto a sus ya excompañeros. En su posición, para más inri, existía y existe una competencia feroz con Víctor Gómez, Ismael Casas, Iván Calero y un Ale Benítez que ahora es fijo con el filial.

"Alexander es una situación especial. Vino fuera de mercado, en condiciones muy favorables para el Málaga. Tenía que pagar el peaje de la renovación automática, pero lo volvería a hacer cien por cien. Todos los jugadores saben cuál es su situación. Llevo trabajando mucho tiempo con él y su representante. No es nada nuevo, no tiene sitio en el equipo. Mientras esté aquí se le tratará como uno más. Trabajaremos hasta que se cierren los mercados para encontrar un acuerdo", explicaba Manolo Gaspar en su rueda de prensa de primeros de septiembre.

Se marcha Alexander con un bagaje pobre. Llegó por necesidad de cubrir la vacante de Iván Calero y de contar con alguien más con ficha profesional. Libre tras una salida polémica del Dinamo de Bucarest, encajaba en los estrechos márgenes del Málaga, que le pagó el salario mínimo pero tuvo que aceptar una cláusula de renovación por una temporada si disputaba cinco partidos.

No tardó demasiado en alcanzarlos porque la situación del Málaga invitaba a ello. Hasta ese momento parecía un buen refuerzo, capaz de jugar en ambas bandas e, incluso, un poco más adelantado. No anduvo mal del todo, pero a medida que avanzaron las jornadas se le fueron viendo las costuras. 18 partidos -contando su debut en la Copa del Rey ante el Oviedo el 6 de enero con prórroga incluida- y un total de 1.103 minutos.