Málaga C.F.

Barakaldo - Málaga CF: Carlos López reduce a los galos en los penaltis (0-0)

Los jugadores del Málaga celebran.

Los jugadores del Málaga celebran. / La Otra Foto

Nadie lograba tomar el campo del Barakaldo y lo hizo el Málaga con sangre. Lasesarre llevaba desde hace casi dos años siendo tan irreductible como la aldea gala de Asterix. Tuvo que aparecer el jovencito Carlos López en el día de su debut para mostrar su solvencia durante el partido y detener dos penaltis en la tanda.

Cabía esperar algún cambio más en el once que Sergio Pellicer puso sobre el césped de Lasesarre, pero quizás lo más sorprendente fue ver que seguía tirando de su triángulo de seguridad formado por Nelson Monte, Galilea y Genaro Rodríguez. Lo demás era razonable. Carlos López debutaba oficialmente, Bilal fue a un lateral y Murillo al otro (dando descanso a Dani Sánchez).

Dani Lorenzo tenía la ocasión de llevar la batuta del equipo con Juan Hernández y Haitam gozando de minutos desde el inicio después de la inactividad. Otra oportunidad más para el prometedor Antoñito Cordero y, en punta, el discutido Loren Zúñiga.

Lasesarre era una fiesta desde antes de abrir las puertas del estadio, que anduvo cerca del lleno. Un ambiente delicioso que el Málaga quiso enmudecer con sus dos primeras acciones, donde amenazó la portería de Tena.

El cuadro vizcaíno intentó desde el principio ser protagonista y le discutió el control al Málaga, que se abrazaba a las acciones de Haitam, al que el Barakaldo trataba de parar a base de faltas. Como buen partido del norte, el viento y la lluvia se asomaron a Lasesarre, que no dejaba de animar.

Pudo adelantarse el Málaga en una acción de Bilal, que conectó con Loren. El delantero quiso ponerla por encima del portero aprovechando su salida pero el remate se fue por poco. Instantes después Nelson Monte se fue al césped después de notar alguna molestia y Pellicer no dudó en sustituirle y poner a Santaella, debutante también y que venía de marcar en Jaén con el Atlético Malagueño pese a ser central.

Se reanudó el partido con el Barakaldo muy decidido a buscar las cosquillas al Málaga. Carlos López tuvo que meter la mano para evitar el tanto de Buján, que estaba volviendo loco a los blanquiazules. El joven portero volvió a ser protagonista abortando otro intento local después de varias aproximaciones malaguistas (Loren, Cordero y Haitam).

Las sensaciones eran claramente favorables a los locales, que además añadieron frescura en punta, dando entrada al delantero titular, Xabi Cortezón pasada la hora de partido. Tardó algo más Pellicer en mover fichas mientras la eliminatoria se iba poniendo algo más dura.

El técnico del Málaga sentó a Juan Hernández y Haitam, algo lógico por el estado de ambos. Tuvo que tirar de Larrubia y Juanpe a falta de apenas 20 minutos para el final del tiempo reglamentario. Se reactivó un poco el cuadro malacitano, que vio cómo Cordero perdonaba con el estoque de manera increíble. Quemó sus naves el de Nules intuyendo la prórroga. Sorprendió porque los elegidos para ingresar fueron Dioni y Roberto por Genaro y Loren. No hubo tiempo para mucho y la cita se fue a la prórroga, lo que ya en cierto modo alargaba la racha del Barakaldo.

El primer tramo de la prórroga fue un asedio vizcaíno, que tuvo su mejor ocasión y dispuso de varios saques de esquina seguidos. Para colmo de males Murillo tuvo que pedir el cambio y Dani Sánchez entró al verde. Le costó traspasar el frontón del Baraka, que en cambio gozó de más oportunidades para adelantarse.

Había un cuarto de hora por delante para evitar los penaltis. Precisamente pudo haber una pena máxima sobre Roberto que el colegiado no señaló. Tuvo una clara Dioni pero se marchó por poco. No dio para mucho más el tiempo extra. Los once metros dictarían sentencia tras 120 minutos.

Fue agónica hasta la tanda, con el Málaga dejando su ventaja tras el fallo de Dioni y con Carlos López dándole la vuelta con sendas paradas a Artetxe y Unai Vélez. Cordero, Roberto, Juanpe y Dani Lorenzo firmaron los cuatro tantos mientras que el Barakaldo logró sumar los de Salado y Torre. El último no tuvieron ni que lanzarlo.

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