El Málaga CF cierra un curso 22/23 espantoso, que le condena a las catacumbas del fútbol español, una Primera RFEF infernal y que obligará a la entidad de Martiricos, a su nueva estructura, a hilar fino para tener de nuevo opciones por regresar al fútbol profesional. Los blanquiazules terminan en la vigésima posición, antepenúltimo en la tabla, con 44 puntos, perdida esa pugna con la Ponfe (también con 44), rival directo por la permanencia desde hace muchas jornadas, tras la goleada del conjunto berciano en El Molinón (1-4). Formas de acabar. No se jugaban nada los leoneses y sorprende un triunfo con tanta autoridad en un campo siempre complejo como el gijonés, mientras que los de Pellicer no comparecieron ante el Ibiza en Martiricos, con infinidad de cabezas ya visualizando lo que viene y una masa social de uñas, que se manifestó hasta muchos minutos después de la conclusión del partido.

Granada y Las Palmas lograron este sábado el ascenso directo, barato en el último tramo de temporada, en un curso extraño por la zona alta. Levante, Alavés, Éibar y Albacete jugarán los play offs, equipos con los que se contaba el pasado verano como firme candidatos a subir, grupo al que pertenecía el Málaga, generando incredulidad y asombro en el fútbol español de cómo se ha producido este desenlace tan desastroso, un descenso que pone de manifiesto que el club necesita una amplia reestructuración, así lo dejaron caer José María Muñoz y Kike Pérez esta semana, veremos hasta qué punto de agresiva.

El Lugo, que ganó en Burgos; Ibiza y la Ponferradina son los otros equipos destinados al bronce del fútbol español, ni un solo ápice de emoción por ver si alguno rompía los esquemas. El Málaga por algún momento amenazó con la supervivencia, pero no terminó de acercarse a ella. El empate con el Huesca y la posterior derrota en El Toralín chafó cualquier opción. Empieza una nueva etapa en Martiricos.