Fractura total entre el Málaga y su afición
Los jugadores del Málaga comparecieron ante el Ibiza al último día de clase de este desastroso curso, donde tocó aguantar el chaparrón de críticas por parte de los presentes en La Rosaleda, fueron pocos, pero dejaron claro que fue una pésima temporada que tenía como objetivo el ascenso. Sin embargo, por desgracia ha terminado con el adiós al fútbol profesional después de 25 años, lo cual generó un escenario de película en las afueras del estado. El Ibiza empató sobre la bocina ante un ambiente típico de un funeral y no es para menos.
Es más, el conjunto rival salió ovacionado de las instalaciones de Martiricos. Está claro que sobraba este encuentro y así se demostró cuando la afición solicitó que los jugadores dieran la cara al término del encuentro, una petición que no fue atendida y calentó los ánimos, originándose altercados en la puerta donde deberían salir estos con sus vehículos. Estos aprovecharon para "escaparse" antes y después de las cargas policiales que se originaron a posteriori.
Sin duda, el duelo se disputó sólo por obligación y eso se vio de forma clara en el césped, donde sólo los canteranos aprovecharon la oportunidad de ganarse a una afición que está divorciada con todos los departamentos del club y así se ha comprobado. Estos fueron Bilal, capitán del Atlético Malagueño; Álex Calvo, quien saltó de titular y debería ser un activo importante en la nueva Primera RFEF; Rafa y Loren. Además del ya consolidado Cristian.
Al igual que ante el Mirandés, la afición quedó en la recta de Tribuna para mostrar su descontento antes del partido, aunque en esta ocasión la afluencia de asistentes fue bastante más baja. Esta se movió alrededor de 500 personas y dentro de La Rosaleda se vivió una de las peores entradas de esta campaña, sólo 11.892 malaguistas presenciaron el duelo. Por partes, en los aledaños de Martiricos se desplegaron las "famosas pancartas" que el club malacitano no permitió mostrar dentro del campo y eso que tenían la aprobación de la Policía Nacional, según comunicó el Fondo Sur 1904.
Estas llevaban diferentes mensajes, todos dirigidos hacia la directiva del Málaga. Algunos de ellos fueron: "Queremos en los sillones a profesionales, no a becarios", "Hicisteis buenos a los Al-Thanis", "Vuestro escudo es el dinero", "La 1º RFEF es acorde a vosotros, no a nosotros", "José María Fracasado". Luego dentro, hubo un amplio repertorio del que pocos integrantes salieron bien parados. "Administrador puto dictador", "Manolo, calvito, devuelve el finiquito", "Vamos a contar mentiras", "Invasión, invasión", "Menos perdones y más dimisiones", "Jugadores mercenarios, esta camiseta no la merecéis", "José María eres un payaso", "Luis Guerra, hijo de Perra", "Luis Muñoz vete a jugar al parchís", "Fran Sol, Bota de Oro", "Alfred, gordito, te hartas de phoskitos", "Josemi, cortijo", "Genaro, cabrón, la puta Nervión", todos estos se fueron alternando a lo largo de los 90 minutos e incluso se pronunciaron en la previa.
La situación no disminuyó con el gol de Appiah, primero como blanquiazul desde su llegada en el mercado invernal de fichajes, pues se volvió a entonar el cántico de "jugadores mercenarios, esta camiseta no la merecéis". Pero no terminó ahí, porque el empate del Ibiza subió las pulsaciones: "Después del partido os vamos a apedrear". Sólo un preludio de lo que se avecinaba. También se hizo constar: "Los mercenarios se deben marchar, este Cortijo se debe marchar".
A la salida, el ambiente se fue enrareciendo con el paso de los minutos, sobre todo cuando los asistentes se percataron que los jugadores había salido ya. En ese momento, las alrededor de 2.500 personas se agolparon alrededor de la Avenida de La Palmilla para hacer más presión ante la posible salida de los culpables. Sin embargo, ninguno fue capaz de dar la cara y los aficionados dieron un paso más en su protesta, dejando imágenes nunca vistas. Se realizó una barricada con los contenedores de basura que obligaron a la Policía Local y Nacional a actuar de forma conjunta, ya que la UIP debió realizar una carga contra dichos radicales blanquiazules.
Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad debieron apoyarse en sus armas de defensa personal para disolver dicha manifestación, donde se requirieron hasta cinco furgones policiales y escudos para afrontar el lanzamiento de ladrillos por parte de los aficionados implicados. Por suerte, sólo hay que lamentar una incidencia: un contendedor amarillo de reciclaje al que se le prendió fuego. Sin embargo, la imagen del club de Martiricos ha quedado muy dañada de cara al exterior, confirmándose el divorcio con la afición blanquiazul. Sin duda, no había precedentes similares hasta esta fecha.
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