Málaga CF

De El Palo-Fabril al Málaga-Deportivo

  • En 2014 el equipo malagueño logró remontar ante el filial coruñés un 4-2 para lograr el ascenso a Segunda B en San Ignacio, venciendo por 2-0

  • Los blanquiazules afrontan, con similitudes, otra épica en La Rosaleda

Jesule celebra el 1-0 ante el Fabril en San Ignacio.

Jesule celebra el 1-0 ante el Fabril en San Ignacio. / M. G.

Fue un 29 de junio de 2013. El Centro de Deportes El Palo se enfrentaba en San Ignacio al Fabril, el filial del Deportivo de la Coruña en la vuelta de la última eliminatoria de los play off de ascenso a Segunda División B. El conjunto malagueño tenía la última palabra en casa, ante los suyos. Venían de caer en Riazor por 4-2 ante una de las mejores camadas de canteranos deportivista que se recordaban, decían por aquel entonces los cronistas en el norte. Fueron 90 minutos de puros nervios, pero en los que los paleños se valieron de las dimensiones de su feudo, del calor de su gente –y toda la polémica que trajo consigo– y de un empuje sobre el césped que ablandó a un equipo joven que hasta entonces parecía sólido.

El Palo arrinconó durante 90 minutos al Fabril: centros laterales, córneres, saques de banda al área... Jesule hizo el 1-0 a la hora de partido, Igna vio la roja 67’ dejando con 10 a los malagueños, pero no impidió que el hambre de los locales acabara con el 2-0 de Ismael el 82’ que supuso minutos después el histórico ascenso del humilde equipo de la capital a la categoría de bronce. Habían logrado lo que parecía imposible, habían remontado el partido al Fabril.

Es inevitable en estos días encontrar similitudes con lo que vive el Málaga esta semana. El pasado miércoles cayó en Riazor, como lo hizo El Palo, por 4-2. Mismo resultado pero película muy diferente, como recuerdan dos protagonistas de aquella eliminatoria: Francis Flores e Ibón Arrieta, hoy entrenadores de otro equipo de la provincia, el Juventud de Torremolinos, pero por aquel entonces artífices en su medida del hito que logró el Centro de Deportes El Palo.

Contaba Flores a este periódico que aquel día en Riazor, el Fabril pasó por encima del cuadro paleño, aunque a él le tocó vivir el encuentro desde la grada. “Nos pudieron hacer siete, en el 10’ ya íbamos 2-0, reaccionamos y nos dejaron vivos”, recuerda de la contienda en el feudo coruñeses, un estadio de unas dimensiones que jamás habían pisado y que sumó a favor de los locales. Pero la vuelta fue muy diferente, en San Ignacio se dio otro partido, fueron 90 minutos más que diferentes.

“La charla del técnico [por aquel entonces el malagueño Dani Pérez] duró toda la semana. Sabíamos que apretando al Fabril arriba, si hacíamos que el partido fuera incómodo para ellos, tendríamos opciones de ascender. Eran muy buenos, tenían un equipo muy rápido y un delantero buenísimo. Pero en Málaga cambiaron el sistema, vinieron con miedo y aquello fue su error”, contaba Flores su percepción de cómo el desenlace tras caer por ese 4-2 en La Coruña.

Al igual que el San Ignacio lo fue para El Palo, Flores considera que para este Málaga, La Rosaleda y su afición pueden ser “un arma importantísima”. “El Málaga tiene una afición espectacular, que siempre está en los malos momentos. Si consiguen hacer un gol pronto, el estadio hará el resto”, explicaba el que fuera mediocentro del cuadro malagueño, que recuerda que “cuando marcó Jesule el 1-0 en uno de los 20 córners que tiramos, sabíamos que remontábamos. Incluso cuando expulsan a Igna, la sensación era que íbamos a remontar. Ellos eran un equipazo pero tiraron solo dos o tres veces, estaban acojonados”.

El miércoles, tras la derrota de los blanquiazules en Riazor, El Palo recordó la hazaña ante el Fabril a través de Twitter. Fue un gesto que agradeció el Málaga y que llevó a muchos aficionados deportivistas a revivir lo que tuvieron que vivir algunos de sus canteranos, algo que Flores se apresuró en matizar: “Claro que hubo cosas que no me gustaron mucho, aunque todo se exageró demasiado. Pero sé que la eliminatoria no se ganó por aquello y sí por nuestra fe. Lo de El Palo fue una épica difícil de repetir, algo histórico. Nadie me va a recordar por dar una patada a nadie”.

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