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Gavi, de Marbella a La Rosaleda en un año de vértigo

Gavi, ante Koke en La Rosaleda.

Gavi, ante Koke en La Rosaleda. / Efe

La gran sensación de la selección es Pablo Martín Paez Gavira. Con 17 años aún, Gavi tiene un peso y una jerarquía anormales en un contexto internacional para un jugador de su edad. Su agresividad, hambre y calidad técnica, el quite y el toque mezclados de manera poco común, funden lo mejor de la clásica escuela andaluza con el toque de distinción de La Masía y una competitividad de elegido. Son los primeros pasos de una carrera fulgurante en la que siempre hay riesgo de torcerse. Sonó enigmático Luis Enrique en la sala de prensa de La Rosaleda. "La única realidad: a Gavi le queda mucho que mejorar dentro y fuera del terreno de juego", decía tras haberle regalado el oído repetidamente días atrás por sus imponentes actuaciones. No da puntada sin hilo, zanahoria y palo, el técnico asturiano, que moldea al sevillano.

Gavi estaba hace justo un año, en junio de 2021, en Marbella, jugando la Copa de Campeones juvenil. Barcelona-Málaga CF y Real Madrid-Deportivo de la Coruña eran las semifinales del torneo. El gran Málaga que dirigía Nacho Pérez había sido campeón del grupo andaluz y había liquidado al Athletic de Bilbao en una gran eliminatoria para colarse en la Final Four. Roberto Fernández, Loren Zúñiga y Andrés Caro ya han asomado, parece que para quedarse, en el primer equipo blanquiazul. En el Barça destacaba, jugó un partidazo, Ilias Akhomach, también debutante ya en el Camp Nou. Y mecía la cuna el sevillano Gavi. "Ese rubillo es el bueno", decía un ojeador en un corrillo del Marbella Football Center en el descanso del partido. No tuvo una actuación excepcional aquel día, pero dejó varios detalles de pelotero muy caro: conducciones, pases de primera y trabajo ingente, extraño para un jugador de talento. El Barça ganó 1-0 con gol de penalti de Álex Rico, ahora paradójicamente jugador del Málaga.

Le ha cambiado la vida de manera vertiginosa la vida a Gavi en 365 días. Koeman le vio algo diferente para contar con él con 17 años recién cumplidos. La manera en la que embestía a los alemanes del Bayern en una noche tétrica en la que los de Múnich se paseaban en la segunda mitad por el Camp Nou en un partido de Champions anunciaba que había un jugador con orgullo. Pero era algo más, mucho más. Rápidamente, con una osadía que podía rozar la imprudencia, Luis Enrique le llevó a la Final Four de la Nations League y le dio la camiseta de titular ante Italia y Francia. Después, ante Suecia en el partido decisivo para ir a Catar en La Cartuja. Y qué decir de este tramo final de temporada. Se convirtió en el goleador más joven de la historia de la selección justamente ante el rival de hoy, República Checa, el domingo pasado, definiendo en el área con la pausa y la clarividencia de un delantero. Es tentador pregonar que será un jugador de época, pero el fútbol no espera a nadie. "Será un jugador de 100 partidos en la selección", advertía Luis Enrique cuando lo convocó por primera vez. Con su renovación enmarañada con el Barça, Gavi juega en La Rosaleda el último partido de una temporada que le cambió la vida. La anterior la acabó en Marbella, con los juveniles del Barça. Esta la finaliza llevando el 9 de la selección absoluta de España en La Rosaleda. Vaya salto. 

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