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Málaga CF - Cartagena: Se va pudiendo (1-0)

El Málaga celebra el gol al Cartagena

El Málaga celebra el gol al Cartagena / Pepe Gómez

Málaga gritó antes, durante y después que “sí se puede”. El Málaga va pudiendo. Con el corazón encogido hasta el final, venció a un gran Cartagena que propuso muchas cosas para evitar el intento de resurrección blanquiazul. En el día justo se firmó una segunda victoria consecutiva que permite asomar levemente la nariz por encima de la tapia.

El sosiego que provoca no haber caído no resta dificultad al reto. Era una prueba para seguir vivo y para devolver la insólita fe de la afición, que brindó un recibimiento y una actuación para el recuerdo. Ayuda esto a consolidar la idea y el discurso de Pellicer, en el que creen todos a estas alturas porque se lo ha ganado.Hacía tiempo que el Málaga no invitaba a un optimismo moderado, pero todas las jornadas no serán tan propicias y tendrá que seguir sujetándose en un partido a partido definitivo detrás de otro.

No tenía muchos secretos que esconder Pellicer, que continuó navegando sobre el mismo sistema y con los mismos hombres que cocinaron el triunfo ante el Villarreal B. El traje con el que mejores resultados y sensaciones ha cosechado. Pero ya lleva varios bailes con él puesto y el Cartagena supo como descoordinar en algunas fases a los blanquiazules.

Arrinconó en los primeros minutos al Málaga, que por momentos abusó con poco éxito del juego directo. Estaban exigiendo un esfuerzo notable los de Carrión, aguerridos y con las ideas claras. Los blanquiazules comenzaron a explorar la izquierda, donde Chavarría se las tuvo con Alcalá y Calero, dos ex. Sin embargo el fuego prendió antes por el flanco contrario.

Fran Villalba y Delmás en un tuya y mía coronado con un centro del valenciano (algo largo y alto) que Cristian, como esos genios que resuelven un Cubo de Rubik sin pestañear, devolvió un nuevo centro bajo y fuerte que entró tras pegar en el cuerpo de Chavarría en el gol menos ortodoxo que probablemente habrá marcado.

Los murcianos se tambalearon y el Málaga, arrastrado por la gente, se lanzó a por el segundo. Rubén Castro tuvo dos. Una se fue por poco y la otra la detuvo Aarón Escandell. Le faltó culminar y cuando el Cartagena se levantó de la lona, golpeó.

Rifó muchos balones el conjunto blanquiazul, que se comió algunos balones a su espalda que no fueron gol de milagro. Aunque el disparate mayor lo cometió Esteban Burgos en el añadido cortando un balón con las manos de manera intencionada que pudo ser roja.

Como era natural, Pellicer sentó al argentino y puso a Ramalho, como la semana anterior con Escassi. El Cartagena tenía el balón e incomodaba al Málaga, pero sin terminar de encontrar el último pase salvo en una contra en la que Juande se complicó ante Jairo.

Se le estaba haciendo bola el partido al Málaga, que a duras penas lograba achicar aguas. Ramalho evitó un gol que había naciso en una mala entrega suya. De vez en cuando los malacitanos lograban aproximarse a Aarón, sin terminar de dominar el estoque.

Los cambios del Cartagena fueron un all in, iban a por el partido y el Málaga resistía. Pellicer fue refrescando porque lo que quedaba era sufrir. Pese a que se estiró en algunas ocasiones, no terminaba de gestionar bien los metros finales.

Sí se apoyó en las pérdidas de tiempo recurrentes. Todo el que podía se abrazaba al césped o retrasaba la puesta en marcha de cualquier acción. Mientras tanto, La Rosaleda pitaba un largo ataque del Cartagena. Los nervios estaban a flor de piel. Se celebraba cualquier pellizco al segundero. Escassi se comía a Sadiku. Gálvez Rascón expulsó a Manolo Reina tras aparecer un segundo balón al campo. Y el colegiado pitó penalti de Escassi mientras el asistente había indicado fuera de juego.

El desconcierto fue absoluto pero esta vez el VAR disipó dudas porque parecía que iba a los once metros, el gesto del madrileño tampoco aclaraba nada y Ortuño iba dispuesto a ejecutar. Así que tras provocar varios micro infartos, en el minuto 97 decretó el final. A cinco de la permanencia. Se va pudiendo.

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