La presentación de los tres fichajes que el Málaga pudo conseguir en la jornada final del cierre del mercado evidenció la realidad de un club sin voz ni rostro, sin un canalizador de un mensaje que, de alguna manera, pueda conectar con el malaguismo, tranquilizar o rebajar el ambiente de indignación que ahora inunda a la afición, a 48 horas de un partido en La Rosaleda. 

Para la fotografía, para que hubiera una representación institucional en la imagen con Lorenzo González, Armando Sadiku y Mohamed Benkhemassa, posaron Antonio Benítez y Abdallah Ben Barek, consejeros consultivos. No era su cometido, claro está, hablar ni ponerse delante de las balas. Ni rastro del director deportivo, José Luis Pérez Caminero, ni de Joaquín Jofre, la cara más visible en los despachos, en otros menesteres, se supone, más importantes. Tampoco Juan Rodríguez, ayudante de Caminero, habitualmente en primera fila.

La ausencia de una explicación al chusco final de mercado aumenta el desconcierto, parece que la portavocía del club se ha vuelto a dejar el entrenador, con obligación de comparecer dos veces por semana. Aunque ya la última vez mostró una, seguramente lógica, incomodidad cuando las preguntas se centraban fuera del campo.

Puede entenderse que Caminero y Jofre se oculten dentro de un contexto en el que la propiedad no da la cara en ningún momento, apenas la entrevista de Al-Thani en Marca para divagar y especular con soluciones que no han llegado, pero también ellos tienen sus explicaciones que ofrecer. La resolución final del mercado, la gestión tardía de la reducción de fichas de jugadores del actual plantel o el fichaje fallido de Raúl Lizoain muestran un desconocimiento evidente del funcionamiento del salario Liga. 

La comparación con lo que ha ocurrido en otros clubes de LaLiga SmartBank en situación delicada, cuyos responsables se han abierto a explicar e intentar ser didácticos con lo que ocurría, chirría. Realmente, ya desde a principios de agosto se mandó una misiva a los agentes advirtiéndoles que Granada, Las Palmas y Málaga podían tener problemas en la inscripción de jugadores si no solventaban problemas. Y entonces la respuesta del club fue un comunicado de la propiedad que no despejaba ninguna duda. La comunicación de asuntos relevantes también está supervisada por el jeque.

Lorenzo González, Mohamed Benkhemassa y Armando Sadiku enunciaron buenos propósitos, lógico en una presentación, y ya son jugadores del Málaga. Víctor ha apostado, aunque lógicamente hubiera preferido más cantidad y calidad, por integrarlos y, en cierta manera, protegerlos. Se canceló la presentación prevista en solitario del argelino para evitar que se focalizara en él el descontento existente. No sobra nadie ahora mismo en este proyecto, todo jugador es válido vista la carestía de efectivos que ahora mismo tiene el entrenador madrileño. 

La presentación de los tres fichajes, empero, fue la culminación, evitándoles obviamente a ellos cualquier atisbo de culpa responsabilidad, de unos días convulsos y la constatación de que no hay nadie visible al volante.