El Málaga CF llegaba a Butarque en una situación límite. La temporada está siendo larga para los blanquiazules en cuanto al cansancio, las lesiones y las propias limitaciones que genera una plantilla de tan solo 18 fichas. A Leganés viajó el equipo con solo 14 profesionales, siendo dos de ellos Barrio y Soriano, y algunos otros tocados o con falta de entrenamientos. Pero en estas situaciones límites siempre se recurrió a lo mismo: cantera.

El equipo acabó el partido ante el Leganés con dos juveniles y un filial. Fueron Loren Zúñiga (2003) y Haitam Abaida (2002) los más jóvenes y Mini el representante –y capitán– del Malagueño. Desde la primera jornada cuando el equipo viajó a Tenerife, que no se daba esta situación, acabando el choque con dos jugadores del 2001 en adelante con los casos de Larrubia (2002) e Issa Fomba (2001).

“Aquí hay talento y sigue habiéndolo. El proceso es un grupo de trabajo sano, los veteranos ayudando a los jóvenes. Todos los jugadores han sabido entender su rol. En el entrenamiento no hay DNI. Es el mejor proceso y patrimonio del club”, comentaba Sergio Pellicer sobre el potencial de la cantera y el legado que deja para la próxima temporada, recalcando de nuevos los ejemplos que tiene en plantilla: “Hoy Loren ha participado más minutos, tiene que mejorar mucho, Haitam, Larrubia, Cristo... Mira Juande, ya es un veterano de la categoría. Empezó como siempre, como una hormiguita. O Luis Muñoz que necesitó varias cesiones. Le veo un futuro prometedor a la cantera”.