Sergio Pellicer y el Málaga CF han crecido juntos. El de Nules cerrará una etapa en el club blanquiazul al término de la presente temporada. Una etapa idílica, de evolución y aprendizaje. De mucho crecimiento también por ambas partes. El técnico fue el guante perfecto para un club que necesitó exactamente lo que él podía darle. La simbiosis entre entrenador y equipo fue perfecta. Se han retroalimentado todo este tiempo.

En 2014 inició ese camino conjunto entre el Málaga y Pellicer. Su primera experiencia en el club al frente del San Félix deja muy buen sabor en la estructura de cantera blanquiazul, de ahí que se le otorgue tan rápido el timón de uno de los equipos más importantes como el Juvenil A. Clasifica al equipo a la Copa de Campeones como el mejor segundo de División de Honor y logra en Adra el segundo título nacional para el club blanquiazul con la camada de Javi Ontiveros, En-Nesyri, Samu Casado o Kuki Zalazar en 2016.

Suyo también fue el timón la temporada que viene cuando el equipo compitió en la Youth League, competición que emula a la Champions League y que se ganó el equipo tras el título de Copa de Campeones. En aquella competición ya moldeó a jugadores como Kellyan o Hicham, aun en la disciplina del club, e hizo debutar a un joven Ismael Casas con solo 15 años en la competición.

Tras aquello llegó la oportunidad con el primer equipo en Primera. La destitución de Juande Ramos supone un giro en el club que deja al Gato Romero al frente del Málaga CF. Sergio Pellicer es el elegido para que actúe como segunda entrenador y ejecute el trabajo más analítico y táctico de la breve etapa del uruguayo al frente. Pese a la marcha de éste y la llegada de Míchel González, Pellicer continúa dentro del cuerpo técnico del equipo. También con José Gonzalez.

En octubre de 2018 firmó por el Fabril, filial del Deportivo de la Coruña, tras salir del Málaga ese mismo verano. Fue breve su etapa en tierras gallegas, apenas 14 jornadas, pero aquello sirvió para volver la campaña siguiente a Málaga para entrenar el Atlético Malagueño en su regreso a Tercera tras pasar por Segunda B.

Su etapa en el filial fue corta ya que llegó la oportunidad de entrenar al primer equipo tras el embrollo con Víctor Sánchez del Amo. La destitución del madrileño dejó hueco al castellonense, que dio por cerrada este martes una etapa de año y medio al frente del club de notable empaque: dos salvaciones, 61 partidos –serán 64 al final–, una inimaginable reestructuración de la plantilla e incontables talentos de La Academia puestos en el escaparate.