La crisis económica que ha azotado al fútbol desde que la pandemia se instauró en las vidas de todos está provocando una serie vaivén en las finanzas de gran parte de los clubes españoles. Estos días, con la enquistada renovación de Leo Messi, solo se habla del límite salarial y de las concesiones que debería acometer LaLiga de Javier Tebas para amarrar al talentoso argentino en España.

Pero antes de todo esto, los problemas de gestión financiera que se dieron en el Málaga en las últimas temporadas y sobre todo tras el descenso, donde cayeron en picado los ingresos televisivos, supusieron un giro radical en la dirección deportiva del club. De la noche a la mañana, en el diccionario malaguista aparecieron términos como límite salarial, Salario Liga, inscripciones y un largo etcétera que derivó en un amargo castigo que ha durado dos temporadas.

Por el camino, el Málaga CF ha sido un buen ejemplo de cómo un club endeudado y que sobrepasaba su límite salarial ostentosamente puede revertir la situación si cae en las manos del orden, la cordura y del reglamento –que para eso está–. De la mano del director deportivo Manolo Gaspar y el administrador judicial José María Muñoz, el club pasó de no poder inscribir jugadores (Okazaki, José Rodríguez, Mula o Iván) y estar sancionado con el límite de 18 fichas profesionales, a un escenario en el que se ejecutó hasta un ERE a la plantilla para regularizar su situación contractual, acorde a su nuevo estatus.

El Málaga a día de hoy camino por debajo de su estrecho límite salarial y no goza de sanción alguna. Lo que vivió el club en los últimos dos años, ahora replica en el fútbol español. La situación del Barça es la más sonada, con un agujero de pérdidas difícil de subsanar si no logra grandes ventas, pero otros clubes como el Levante, Valencia, Sevilla o Betis caminan por tesituras similares: vender para poder inscribir.

Ser Deportivos Valencia hacía público este miércoles que el Levante tiene sobrepasado en estos momentos su límite salarial y no tiene margen para la inscripción de sus últimos fichajes (Soldado, Burgui y Franquesa) y sus últimas renovaciones (Morales y Postigo). Sin ventas o importantes reducciones salariales a sus jugadores, el club no puede inscribir ante LaLiga a estos jugadores, un problema que se repite en el resto de clubes.

LaLiga no dudó en sancionar al Málaga cuando este cerró el mercado con el límite salarial sobrepasado y no permitió concesiones, más allá de inscripciones de jugadores por el mínimo profesional de la categoría. El club blanquiazul acabó ejecutando una medida drástica como el ERE, movimiento que también estudian otros clubes como el Deportivo de la Coruña, ahora en Primera RFEF.

Los equipos que sobrepasen el límite deben dar con ventas beneficiosas, reducciones salariales o cartas de libertad con el fin de amoldarse a su nuevo límite salarial. La regla, como sufrió el Málaga, está hecha para todos.