Hablar de fútbol y solo de él se ha convertido en las últimas semanas en algo habitual en el Málaga. Viene el club de un proceso extradeportivo pesado y severo, también de una remodelación deportiva sin precedentes en el club, con una plantilla prácticamente nueva. Aparcado esto, el deporte del que bebe la entidad parece haberse consolidado en la agenda mediática. Solo se habla del fútbol, de los jugadores y su hacer, de esquemas, alineaciones y arbitraje. Sigue el fútbol y últimamente está trayendo muecas y sonrisas que parecían olvidadas.

El Málaga de Sergio Pellicer recibe esta tarde al Mirandés, de nuevo bajo el calor de su estadio –que no de su afición–, en La Rosaleda (20:30 horas en Movistar LaLiga 3). Los malaguistas enlazan dos triunfos de prestigio consecutivos, ante Zaragoza y Sporting, y acumula 13 de los 21 puntos que estuvieron en juego, algo más de la mitad cayeron en el casillero blanquiazul. Es un contexto ideal para seguir avanzando, para afrontar con otro primas los partidos venideros. El Málaga viene de donde viene, la ecuación prevista era compleja en el inicio pero está resultando placentero descubrir que sus elementos, los jugadores, están sabiendo hacerlo sencillo.

Son varios los factores que han ido provocando que lo que planteaba Pellicer funcionase. Primero la variedad en los esquemas que ha ido dibujando hasta esta octava jornada. No es inamovible, siempre recalca el técnico que dependerá del contexto, sus jugadores y el rival, pero con ese 3-4-3 que permuta con el 5-4-1 parece que las piezas de su rompecabezas encajan a la maravilla. La apuesta por tres centrales realza a la zaga, que limita los espacios y se siente arropada, dota de confianza. Los carrileros ayudan a esto y ofensivamente aportan amplitud, permitiendo que los extremos, generosos en el esfuerzo, aprovechen los pasillos interiores. Ramón como organizador ha resultado ser esa pieza que creías perdida y que acaba dándole sentido al puzle. Tiene flow el granadino.

En cualquier caso, ante el Mirandés llegará otro partido completamente diferente. Se espera que Pellicer mantenga el mismo esquema pero se puede ver algunas rotaciones. Cabe recordar que la plantilla estaba jugando este jueves noche la séptima jornada y solo ha tenido algo más de dos días para descansar las piernas, suerte que el partido volviera a disputarse en casa y no conllevara un largo desplazamiento. Con una atípica pretemporada a sus espaldas, algunos especialmente corta por lo tardío de sus fichajes, las prestaciones físicas pueden verse mermadas si acumulan muchos minutos en esta primera fase de la temporada, de ahí que en la medida de lo posible Pellicer está moviendo el árbol con asiduidad, más cuando el planteamiento condena a ir al límite de sus energías en cada partido a los jugadores.

Las principales novedades en el once podrían llegar en la portería, en los carriles y en los extremos del 3-4-3 de Pellicer

Así, está por ver qué guión usa para la portería. Tras las cinco titularidades seguidas de Barrio, apostó por Juan Soriano. El sevillano no desentonó pero ex del Numancia regresó bajo palos ante el Sporting de Gijón con similar suerte. Ahí estará uno de los interrogantes cada jornada, al menos de momento. La zaga es de lo más consolidado y parece difícil que Lombán, el siguiente en la lista, libre de sitio a alguno de ellos.

Pellicer apuntó a la recuperación de Matos, así como la de Cristo, y está por ver quiénes son los carrileros esta vez en el once. Calero aprobó a pie cambiado y Benítez dejó buenas sensaciones en su banda natural. Pensar en un doble pivote diferente a Ramón y Luis Muñoz parece disparatado en estos momentos. El dúo de canteranos funciona a las mil maravillas. Jairo y Jozabed pueden ser las sorpresas en el frente de ataque dando descanso a dos titularísimos como Yanis y Caye.