Castellón-Málaga CF: Feo como devolver un regalo (2-1)

El Málaga CF recibió un regalo de esos del nuevo fútbol, de larga revisión y malas tomas, del chivato VAR y de los genios empeñados en reventar este deporte. Después de algunas veces en las que le ha castigado el arbitraje, tampoco iba a rechazarlo. Pero el 0-1 le sentó mal. No tuvo capacidad para resolver en diversos contragolpes y tampoco para defender con ferocidad al menos un punto, oro para un visitante tan irregular como el cuadro blanquiazul. Dos goles recibidos más allá del minuto 90. Intolerable.

Se equivocó Sergio Pellicer en la lectura y en los cambios, tanto de nombres como tácticos. No ayudaron algunos jugadores. Por blandos a veces, por desconcertantes y desconcertados, por la toma de decisión con y sin balón.

Mantuvo la base del triunfo ante el Andorra Sergio Pellicer. Entraron los dos hombres que certificaron la victoria en la segunda mitad, Eneko Jauregi y Julen Lobete, en lugar de Chupete y Joaquín Muñoz.

El Málaga logró imponer parte de su plan de juego durante la primera mitad en Castalia. Le faltó, como en tantas otras salidas, concretar en los metros finales. No llegó a probar de verdad al portero local. No sólo faltó el remate, también el último pase y el desborde por fuera.

La mejor acción blanquiazul fue de Dani Lorenzo. 40 metros de conducción y una falta en la frontal sufrida cuando iba a ejecutar el disparo. Lanzó fino Víctor García, que tuvo trabajo con Cipenga, pero su disparo lo desvió la barrera a córner.

Presionaba alto el Castellón, pero se le atragantó el Málaga. Tampoco Alfonso Herrero tuvo que intervenir demasiado, aunque sí temió por sus redes más que el adversario. Montero y Murillo solventaron alguna acción. También Juanpe, en un córner que Brignani cabeceó a la olla.

No le gustó a Pablo Hernández su equipo del todo y en el descanso sentó a Ronaldo para meter por el medio a Doué. Pellicer dejó las cosas como estaban, sabía que si era capaz de mantener el cerrojo, el tiempo jugaría a su favor y alguna fisura habría en la zaga albinegra.

En un saque de esquina aparentemente resuelto sin más historia, Arcediano Monescillo paró el partido a instancias del VAR para revisar un posible penalti. Tras minutos de angustia y pitos en Castalia, fue al monitor. Se lo pensó y repensó, revisó de manera insistente las imágenes. Y a los once metros.

Tomó la responsabilidad Eneko Jauregi, que tras su doblete y su buen hacer en la Copa del Rey, metió su tercer tanto de disparo ajustado a la derecha del portero, que la intuyó bien.

Azuzados por la impotencia y la rabia, los locales dieron un paso adelante. Hernández hizo un triple cambio y poco después la respuesta de Pellicer fue meter a Rafa Rodríguez y Joaquín Muñoz por Dotor y Larrubia.

Bajaron un poco las pulsaciones y se intercambiaron amagos de golpeo, algo más frecuentes por parte de Castellón, que en el 75’ sentó a Brignani para poner en el césped a Camara.

La defensa blanquiazul era un frontón y lo de los entrenadores, ajedrez. Pellicer pasó a línea de cinco defensas como en Las Palmas, con Einar Galilea en el eje. El extenuado Jauregi se fue y Dorrio entró, pero fue Lobete el que se situó en punta.

El mensaje malacitano era claro, había que defender el resultado a toda costa, pero se intuía que habría un largo tiempo añadido (finalmente fueron ocho minutos extra). Aun así, no renunció a rematar la faena a la contra. Sienra frenó a Lobete a punto de colarse solito en el área.

El Castellón empató por abrasión tras un magnífico centro de Suero que Camara remató en el segundo palo de manera inapelable tras robar la cartera a Einar Galilea. En el 99’, en el último suspiro, llegó la sentencia. Doué apareció como un bisonte para rematar otro gran centro. Más doloroso si cabe que el hachazo de Huesca. Feo como devolver un regalo. Brutto come due gol al 90.