La especie asiática Rugulopterix okamurae, que está inscrita en el Catálogo español de especies exóticas invasoras del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, está afectando al sector pesquero en Marbella, Fuengirola y Estepona, por lo que solicitan que las administraciones públicas autoricen su comercialización para otros usos como cosmética, abonos o alimentación para piscifactorías, según ha destacado la presidenta de la Federación Nacional de Pesca Artesanal (FENAPA), Carmen Díaz.

La representante del colectivo ha señalado que es en estas zonas de la costa malagueña donde “se ha detectado la presencia del alga”, aunque ha especificado que “está ocupando casi toda la superficie del Mediterráneo”, que afecta al sector pesquero porque “el día que cargan las redes con algas, no traen pescado”, las cuales se rompen y “tienen pérdidas de días de trabajo”.

Los “caladeros de trasmallo” son los más afectados, que son aquellos localizados en “la franja litoral de aguas interiores a menos de 12 millas de distancia y suelen ser las zonas donde hay rocas”, que es donde se asientan las algas, ha explicado Díaz, quien ha subrayado que a la hora de faenar “se destrozan las redes y los pescadores no capturan pescado”.

La rotura de las redes es habitual con la presencia de algas.

De este modo, ha puesto de relieve el “daño patrimonial” que está generando el alga en las empresas, ya que los barcos “consumen combustible para navegar”, además de “los días que cotizan a la Seguridad Social por los trabajadores que van a bordo, o las redes que se han tenido que descartar” o los aparejos dañados, junto con las pérdidas de captura.

Por otro lado, ha hecho alusión a los daños que Rugulopterix okamurae provoca en el ecosistema, destacando que tanto la fauna como la flora de los fondos marinos rocosos “están desapareciendo”, al ser colonizados por el alga y no tener “depredadores naturales”, por lo que “desplaza a las especies autóctonas” y los distintos peces “se desplazan porque no tienen alimento o porque están siendo depredados” por otros.

Como soluciones, la presidenta de FENAPA ha apostado por que “las administraciones públicas valoren el alga económicamente para que se le pague al pescador que las traiga vivas” y “den vía libre para que se comercialicen”, al existir empresas que “están haciendo determinados productos como alimento para las piscifactorías, abono para la agricultura o se está experimentando con cosmética o medicación”.

Lo 40 barcos de artes menores de Marbella dejan de faenar

Por su parte, el presidente de la Cofradía de Pescadores de Marbella, Manuel Haro, ha destacado que tras la “parada biológica” del pulpo durante 3 meses, que ha comenzado en julio, “los 40 barcos de artes menores” han intentado capturar a especies de trasmallo como salmonetes, lenguados, besugos, brescas, pargos o rapes, pero “han entregado la documentación en capitanía, han tenido que parar y acogerse a la ayuda” a causa de la presencia del alga.

En términos de empleo, ha valorado que hay afectadas “más de 100 personas, a 3 por barco”, que no podrán faenar hasta que se retome la captura del pulpo. “Como ha aumentado el alga, es imposible echar la red, porque se llena en un par de horas y no se puede subir”, ha explicado.

Haro ha detallado los problemas que genera la presencia del vegetal, ya que “el alga se suelta de la piedra y se pega a la red”, por lo que “el pescado no se engancha y la red se va al fondo con el peso y revienta”.

En cuanto a pérdidas económicas, ha indicado que un barco a la semana “puede vender 2.500 o 3.000 euros en bruto” en la lonja, por lo que ha estimado que pérdidas mensuales de 10.000 euros.