Manteros de Marbella se defienden: "Entendemos que la Policía hace su trabajo, pero algunos exageran"

Vendedores ambulantes denuncian la presión de los agentes y argumentan que ellos sólo se "buscan la vida"

La alcaldesa de Marbella defiende a la Policía Local y destaca que hubo una "agresión previa"

Vehículos quads destinados a la vigilancia en Marbella / M. S.

Los últimos enfrentamientos entre vendedores ambulantes y la Policía en Marbella han vuelto a poner el foco en un fenómeno que forma parte del paisaje urbano, pero al que, todavía, se mira de reojo: el comercio callejero de falsificaciones. Varios de los senegaleses que acostumbran a extender sus mantas en el paseo marítimo han ofrecido en conversación con este periódico su versión sobre estos episodios violentos e insisten en que la respuesta policial es desproporcionada. “La situación es que no podemos vender nada. Casi no hay nadie vendiendo. La Policía se mete con los turistas y con nosotros”, relata uno de los jóvenes senegaleses que en época estival se dedican a la venta ambulante irregular en Marbella.

Advierte así de la “presión policial” a la que están sometidos estos vendedores ilegales: “Con las cosas tengo que correr porque es de lo que como, en plena noche, cuando vienen con los quads”, admite mientras huye del lugar ante la llegada de un coche patrulla de la Policía Local.

No todos los policías, opina, “son malos”, pero algunos “exageran” y es “lo que ha traído problemas”, comenta refiriéndose a incidentes como el que tuvo lugar hace un par de semanas en los locales del Puerto Deportivo, el que una operación contra el top manta se saldó con dos turistas detenidos que, supuestamente, recriminaron la actuación de los agentes contra los manteros. “Entendemos que la Policía hace su trabajo, pero algunos exageran”, reitera.

Este vendedor ilegal cuenta que su día a día, como el de sus compañeros, se basa en “sobrevivir”. “En verano hay más horas de trabajo porque hay más gente, venimos por la mañana hasta las 17:00 horas, luego a comer y volver a la tarde”, narra. Tratan, de “buscarse la vida, sobrevivir día a día con lo que salga y en invierno ir a los campos. No hay trabajo porque no hay papeles, se tiene que hacer el día a día para pagar el alquiler y el pan del día, sobrevivir y buscarse la vida”. “Aquí en verano hay algo de trabajo y los que no pueden trabajar se buscan la manera como pueden, siempre con honestidad y no robar, porque esa no es nuestra cultura”, recalca.

Destaca también que la venta ambulante ilegal es “una de las salidas en España o en Europa para sobrevivir”, siendo las ciudades turísticas los lugares en donde se ejerce en verano, mientras que en invierno muchos de estos inmigrantes se desplazan al interior de la provincia para trabajar en oficios como la recogida de la aceituna.

Resalta que no lo tienen fácil. “Es muy difícil trabajar así, no puedes estar tranquilo ni puedes vender, porque la gente también está asustada de que vendamos así”, manifiesta respecto a la labor policial de control y vigilancia de la venta ambulante ilegal en el paseo marítimo de Marbella.

Su visión del panorama es compartida por otro joven senegalés de 25 años que se dedica a vender bolsos en el paseo marítimo de Marbella en verano afirma que en invierno se centra en la recogida de la aceituna en pueblos de Jaén. “Antes tenía papeles, pagué 1.000 euros para formación y la academia se comió mi dinero y no pude recuperar los papeles”, destaca el vendedor ambulante. “Quiero trabajar y no puedo. No quiero vender bolsos pero no hay solución, si me hacen un contrato lo dejo”, enfatiza. El suyo es un “trabajo muy duro”, de “12 horas”. “Siempre estamos corriendo. No se gana mucho, hoy vendes tres bolsos y otro día te quitan la mercancía”, lamenta. Asegura que hace unos días le quisaron 25 bolsos.

“Muchas personas no quieren vender bolsos pero no hay solución”, lamenta aludiendo a los inmigrantes que no tienen papeles para trabajar en España, donde, asegura , “no hay oportunidades”. También él resalta la presión policial. “Este trabajo no es tranquilo, está todo el día la Policía, por la mañana, por la tarde y por la noche”, comenta, asegurando que la venta no se puede realizar “ni por 30 minutos ni por 1 hora”. En su opinión, a“ntes era mejor, ahora muchos policías están buscando problemas”.

Otro vendedor ambulante de 28 años, también senegalés, relata que “la Policía está peleando con todos los negros, ellos tienen cuatro quads, vienen y bajan a la playa, sacan sus palos y siguen corriendo dentro, corren y pegan”. “Es la primera vez que esto pasa en Marbella”, comenta respecto al incidente en el Puerto Deportivo.

Respecto a la venta ambulante ilegal, indica que “aquí trabajas para comer, pagar el alquiler y ayudar a tu familia”. Denuncia la presión policial, que obliga a los manteros a recoger la mercancía para huir. “Es un problema muy grande porque nadie puede tener su paz. La Policía no nos deja tranquilos. Dice que molestamos, ya sea en la calle, en la playa o en todos lados”.

Defiende que ni él ni sus compañeros se dedican a robar. “Somos trabajadores que llegamos aquí y no tenemos papeles. Sólo podemos vender”, apostilla. Su jornada comienza por la mañana y no acaba, dice, hasta las 17:00 o 18:00. “Sí o sí, siempre tienes que correr”, asevera. Pide respeto. “No hace falta sacar el palo (porra). No somos animales, somos personas. Hay que respetar siempre”, esgrime.

Este senegalés denuncia que “ahora están sufriendo mucho” todos sus compañeros, a los que la Policía “sigue hasta la casa”. “Queremos que nos deje tranquilos, respetamos su trabajo y corremos si tenemos que correr pero no bajar a la playa y que se pongan a pegar o a insultarnos”, argumenta.

“Perseguimos un delito y ellos saben que no les pasa nada; una multa si las marcas denuncian”

El mensaje que trasladan policías locales consultados es que la ley les obliga a actuar contra los manteros, que ejercen una actividad ilegal. “Lo que perseguimos es un delito contra la propiedad industrial o intelectual. El problema es que, como da mucho trabajo y poco resultado, al final se decomisa la mercancía y el autor se da a la fuga”, insisten.

Recuerdan que se debe distinguir entre venta ambulante y de productos falsificados. La primera está regulada en las ordenanzas municipales y existe la posibilidad de que se desarrolle de forma legal y controlada. Por contra, la venta de productos falsificados es una actividad ilícita tipificada en el Código Penal en los artículos 273 y 274, y en ningún caso se puede regular dado que se trata de un un delito.

No en vano, los agentes reconocen la tensión que se vive en las intervenciones. “Antes eran pocos manteros y, la mayoría, educados. Ahora son muchos y no respetan nada; ni siquiera a la Policía”, subrayan. Y, en ese punto, se suceden los altercados. “Saben que, si los detenemos, no les pasa nada. Sólo una multa y si las marcas afectadas denuncian”, denuncian.

La alcaldesa de Marbella, Ángeles Muñoz, se pronunció poco después de la difusión de un vídeo que recogía el momento en el que un policía abofoteaba a un turista que, supuestamente, mediaba en un enfrentamiento con manteros. La regidora defendió a la Policía Local y aseguró que antes los suyos habían recibido un botellazo.

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