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América Latina, un poliedro efervescente

Adolfo González Rodríguez

Profesor de Historia Moderna de la Universidad de Sevilla

La región Latinoamericana ha continuado durante el año 2012 con el devenir económico, social y político que desde hace varias décadas lleva desarrollando y que la diferencia llamativamente de etapas anteriores, tanto en sus aspectos internos, regionales y particulares de cada país, como en sus relaciones internacionales. Los principios tan deseados desde la misma etapa independentista de libertad y de democracia son hoy día considerados como posibles, y el año que ha terminado ha dado buena muestra de ello, continuando con la celebración de elecciones libres y pacíficas, con una transmisión del poder sin altercados.

Ello, además, en situaciones y países con características actuales bien diferentes como han sido los casos de México y Venezuela. Sólo la anómala situación del Paraguay del presidente Fernando de Lugo, destituido por Federico Franco, con el rechazo tanto del Mercosur como del Unasur, ha tambaleado la cada vez más consistente democracia latinoamericana, apareciendo el fantasma de los fatídicos y obsoletos "golpes de estado".

Es decir, América Latina ha mantenido durante 2012 el recorrido ascendente del Estado de Derecho, de las instituciones democráticas, de la separación de poderes y del respeto a las constituciones. Pero el camino recorrido, que es absolutamente positivo, no ha finalizado, dado que sigue existiendo en la región, junto a las conductas democráticas, actitudes populistas al más puro estilo decimonónico caudillista, que significan una rémora para el avance de la vida institucional y democrática de las diferentes naciones latinoamericanas. Por otro lado, todo este desarrollo político hay que analizarlo en el contexto económico y social alcanzado en los últimos años. Sin duda, el año 2012 presenta un balance positivo para los casi 600 millones de personas que viven en la región, con un crecimiento moderado que, según la Cepal, llegará a un 3,8%, y con un aumento cada vez más nítido de las clases medias. Ahora bien, América Latina sigue con retos muy importantes que debe mejorar y que se centra en tres aspectos básicos, a saber: reducción del desempleo, erradicación de la pobreza y eliminación del hambre. Con ello se irán disminuyendo las impresionantes desigualdades sociales, mal endémico de la región. Piénsese que, en 2012, el 28,8% de la población vivía en la pobreza y, de ellos, el 66% eran considerados pobres extremos o indigentes.

El mapa político de la región en el año 2012, con algunas variaciones, véase la vuelta del PRI a México, ha mantenido las diferencias políticas que los ciudadanos de las diferentes naciones han querido darse en las distintas elecciones celebradas en el mismo año o en fechas anteriores. Con ánimo de clarificar las diversas opciones políticas, la región, con toda la prudencia que cualquier clasificación exige, puede dividirse en tres tendencias políticas: izquierda revolucionaria, izquierda y conservadores.

Respecto a la primera, o izquierda revolucionaria, autodenominado por sus autores como el "socialismo del siglo XXI" o para sus críticos como "populismo de izquierda", ha representado de nuevo el triunfo de Hugo Chávez en las elecciones celebradas en el 2012 en Venezuela. A pesar de que en este país se mantienen diferencias sociales brutales, violencia galopante en las calles de las principales ciudades, corrupción e inoperancias del sistema político, inseguridad ante su alianza y apoyo al plan nuclear de Irán, supresión de las libertades (destacando la de prensa) y zarpazos al Estado de Derecho, el presidente Chávez recibió el apoyo del 50% de la población. Su opositor, el centrista y conservador Henrique Capriles, de la MUD (Mesa de Unidad Democrática) no pudo arrebatarle la presidencia, ganando la opción de las reformas bolivarianas o exportaciones petrolíferas, como lo vende el régimen chavista. Dependiendo de la salud del presidente Chávez, muy crítica en el momento de redactar estas líneas, Venezuela podrá o no entrar en periodo electoral en el presente año o llevar a cabo un golpe de Estado encubierto, como está ya denunciado la opositora MUD.

En cuanto a Cuba, Nicaragua y Bolivia, países que se pueden considerar pertenecientes a esta opción política, los dos primeros se encuentran en situación plana, o sea, más de lo mismo, y Bolivia ha entrado en otra de las acciones políticas sobresalientes en el año 2012: las nacionalizaciones.

Primero, la Transportadora de Electricidad , filial de la española Red Eléctrica  y, después, empresas de la española Iberdrola, como Electropaz, Elfeo y Eldeser, que pasaron a manos de la estatal Empresa Nacional de Electricidad. Eso sí, según afirman las autoridades bolivianas, se han hecho estas actuaciones "para que las tarifas y la calidad del servicio eléctrico sean uniformes en el área rural y urbana", habrá "justa remuneración" y no van a "actuar de manera arbitraria, ya que habrá un trato respetuoso hacia el inversionista extranjero".

El segundo grupo, o países denominados de izquierda, es el más numeroso, pero también con diversos grados y matices en su propia concepción política al agruparse desde el Ecuador de Correa al México de Peña, pasando por el Perú de Humala y el Brasil de Roussef, hasta la Argentina de Cristina Fernández, El Salvador de Funes, la Costa Rica de Chinchilla, el Uruguay de Mújica y el Paraguay de Lugo, no así el de Franco. De todos, en 2012 hay que reseñar la anómala situación de Paraguay, en donde el presidente electo, Fernando de Lugo, fue destituido por el Senado en lo que algunos han denominado sin complejos "golpe de Estado" y sustituido por Federico Franco. Oscura situación que debe aclararse en las próximas elecciones a celebrar en el año 2013.

Brasil y México son dos de los grandes puntales de la región latinoamericana, pues los dos representan las dos terceras partes de su economía, siendo ambos de suma importancia, no sólo a nivel regional, sino también mundial. Si México ha tenido más protagonismo con la vuelta del PRI en las últimas elecciones presidenciales, Brasil continúa con la acertada política de Lula da Silva, que mantiene su actual presidenta Roussef. En el país, que en el último año ha seguido con el crecimiento del PIB, la reducción de la pobreza absoluta y con la ampliación de las clases medias, siendo admirado y aplaudido por todo el mundo, debe, no obstante, solucionar los asuntos de la corrupción, de la educación, de la escasa mano de obra cualificada y de una aceptable política fiscal y laboral. Y, sobre todo, debe tener un control más efectivo de la inflación, pues a principios de 2012 era ya del 7%, duplicando a la mexicana. Y, precisamente México, que ha vuelto a un primer plano con la victoria del PRI y su nuevo presidente Enrique Peña Nieto, a pesar de su propia mala imagen y de sus vagos conocimientos intelectuales, ha vencido a la izquierda radical del PRD y a la derecha del PAN, triunfadora en las dos últimas elecciones con los presidentes Fox y Calderón. Entre otras causas, en la pérdida de la derecha mexicana tuvo mucho que ver la mal llamada guerra contra el narco con sus casi 60.000 muertos y sus débiles éxitos contra su extinción. México tendrá que cuidar y llevar de una manera "moderna" la lucha contra el crimen organizado "usar la cabeza y no los puños", como dice el mismo presidente Peña, reducir la pobreza que actualmente afecta al 46% de la población y reformar, al igual que Brasil, los aspectos fiscales y laborales. Todo ello para seguir manteniendo el equilibrio que disfruta hasta el día de hoy.

Y, finalmente, dentro de este grupo, 2012 ha sido para Argentina un año también muy convulso. En primer lugar, por las manifestaciones populares contra el gobierno de la señora Fernández que, según el FMI, ha reducido el crecimiento del PIB del 8,9% de 2011 al 4,2 de 2012, previendo un 4% para el año 2013, así como una inflación cifrada en 2012 de casi un 10%.

En segundo lugar, por la política de nacionalizaciones, como la llevada a cabo con YPF, filial de la española Repsol, perjudicando la inversión y crecimiento del país. Y, en tercer lugar, por la esquizofrénica política exterior que lo mismo abraza al chavismo venezolano que al triunfo electoral del presidente Obama en los Estados Unidos.

Por último, los países de corte conservador como República Dominicana, Honduras, Panamá, Guatemala, Chile y Colombia, mantienen su situación con reformas internas los centroamericanos y caribeño, y con programas muy ambiciosos contra la guerrilla, como es el caso de Colombia. Piñera, presidente chileno, intenta mantenerse en el gobierno en las próximas elecciones, haciendo frente a la cada vez más favorita en las encuestas presidenciales, la expresidenta Bachelet, si al final decide presentarse a la próxima cita electoral de este año. De todos modos, el proceso de paz con las FARC, del presidente colombiano Santos, inaugurado en 2012 con las absurdas e incomprensibles críticas del expresidente Uribe, pone en la cresta de la ola a esta iniciativa. Teniendo como garantes a Cuba y Noruega, Bogotá intenta conseguir el final de una "terrible guerra" que azota al país desde hace décadas y que es absolutamente imprescindible para el buen crecimiento y desarrollo de esta nación andina, otorgándose, si lo logra, un lugar preferente tanto en América Latina como en el mundo.

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