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La OTAN teme que Crimea sea sólo el primer paso de una estrategia mayor de Putin

  • Rasmussen cree que el presidente ruso podría intentar impedir que los países de la zona se aproximen más a Europa, con la consecuente pérdida de influencia de Moscú.

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, manifestó en Washington su temor de que Crimea no sea más que el primer paso de una "estrategia" más amplia del presidente ruso, Vladimir Putin, para mantener la "inestabilidad" en una región que quiere evitar se aproxime a Europa. "Mi principal preocupación es que esto no pare aquí", dijo el jefe de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) durante una charla en el centro de pensamiento Brookings Institution de la capital estadounidense. "Veo Crimea como un elemento de un patrón más amplio, en una estrategia mayor a más largo plazo de Rusia o al menos de Putin, así que nuestra principal preocupación ahora es (saber) si irá más allá de Crimea, si Rusia intervendrá más al este" en Ucrania, explicó. 

Según Rasmussen, la OTAN permanece "vigilante" en vista de que esto podría formar parte de un "patrón" más ambicioso para impedir que los países de esa zona se aproximen más a Europa, con la consecuente pérdida de influencia de Moscú. "Si se mira a toda la región, se ven conflictos extendidos, congelados", recordó y citó entre otros ejemplos los casos de Osetia del Sur o Nagorno Karabaj. "Se ve una estrategia global rusa que le sirve a su viejo interés estratégico de mantener la inestabilidad en esa región (...) de impedir que los países de esa región busquen la integración euroatlántica, y esa es mi principal inquietud", insistió. 

Rasmussen pronunció un discurso ante el Brookings Institution en el que calificó la crisis de Crimea como una "llamada de atención" y advirtió a Rusia nuevamente de que deberá afrontar "consecuencias" si persiste en anexionarse esa península que la comunidad internacional ha declarado parte del territorio de Ucrania. "Ésta es la amenaza más grave a la seguridad y estabilidad europeas desde el final de la Guerra Fría", sostuvo el jefe de la Alianza Atlántica. 

Según Rasmussen, ello se debe a que la crisis provocada por la intención de Rusia de anexionarse Crimea tras el referéndum -"ilegal e ilegítimo", insistió- celebrado el domingo en la península ucraniana implica entre otros el "mayor movimiento de tropas en décadas". No hay que olvidar además, subrayó, lo que está en juego: "La libertad de 45 millones de personas y su derecho a tomar sus propias decisiones". Y todo ello sucede, puntualizó, "en las mismas fronteras de la OTAN". Por todo eso, la crisis constituye una "llamada de atención, tanto para la comunidad euroatlántica como para la OTAN y para todos aquellos comprometidos con una Europa integral, libre y en paz", sostuvo. 

Rasmussen ya condenó la víspera duramente desde Bruselas la anexión de Crimea y dijo que Moscú está transitando con esta maniobra un "camino peligroso". Un día más tarde, acusó al gobierno de Vladimir Putin de forzar un "revisionismo del siglo XXI" para "intentar tornar el reloj" de la historia con el objetivo no sólo de "trazar nuevas fronteras, monopolizar mercados y someter a poblaciones", sino también para "reescribir o simplemente romper el libro de reglas internacionales" que ha mantenido la paz hasta ahora. 

"Creíamos que ese tipo de comportamiento pertenecía al pasado. Pero está de vuelta. Y es peligroso, porque viola las normas internacionales de comportamiento aceptado, exporta inestabilidad y reduce el potencial de cooperar y crear confianza", dijo Rasmussen, quien insistió en que Moscú debe cumplir sus compromisos internacionales y buscar una solución pacífica a la crisis. "Si sigue en el rumbo actual, Rusia estará eligiendo un creciente aislamiento internacional", añadió e incluso llegó a poner en duda el interés ruso en mantener una relación de socios con sus vecinos euro-atlánticos. "Cuando veo el actual comportamiento ruso, me pregunto: ¿es Rusia realmente un socio o un aliado?", comentó. 

El jefe de la OTAN volvió a advertir en este sentido a Moscú de que si no escucha los llamamientos internacionales habrá "consecuencias". No reveló sin embargo ninguna medida nueva que podría tomar la Alianza Atlántica, algo que está en manos, dijo, de los ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN que se reunirán en Bruselas a principios de abril. Pero sí admitió que la organización que dirige "debería aumentar la ayuda a Ucrania". "Y estoy seguro de que lo haremos", agregó.  Pese a la dureza de su discurso y comentarios, Rasmussen aseguró que la puerta al diálogo sigue abierta "para darle una oportunidad a Rusia" de negociar una salida diplomática. 

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