Cultura

Alberto Llamas se asoma a la novela negra con ánimo "tranquilizador"

  • El periodista y escritor presentó ayer en el CAL 'El asunto Melkano', ambientada en Málaga

Cada cual tiene sus motivos para escribir una novela negra, y el escritor y periodista malagueño Alberto Llamas explica el suyo: "Los periodistas nos enfrentamos a menudo en nuestro trabajo a situaciones difíciles, duras, que nos sobrepasan. Y eso nos condiciona cuando después, en casa, decidimos leer un rato: a menudo evitamos los libros más truculentos, más desasosegantes, por una necesidad de desconexión. Yo me he acercado a la novela negra, que es un género que me encanta, con un ánimo tranquilizador. Muchas veces no te explicas cómo pueden ocurrir ciertas cosas en la vida real, y yo necesitaba que alguien me lo explicara. Por eso he creado a un detective dispuesto a arrojar luz sobre las conductas humanas menos nobles". Con esta intención balsámica nació El asunto Melkano, que acaba de publicar la editorial Unomasuno y que, tras un anticipo con firmas en la pasada edición de la Feria del Libro de Málaga, presentó ayer el propio autor en el Centro Andaluz de las Letras.

Llamas firma en su debut narrativo una novela negra ambientada en la Málaga del presente que, por un lado, como corresponde a un amante del género, respeta las claves magistrales del mismo con escrupuloso rigor; por otro, sin embargo, añade algunas digresiones interesantes. La primera es la que ofrece el protagonista, un detective llamado Mario, de apenas 30 años, ingenuo aún en gran parte y lejos del arquetipo común en este territorio, poblado de investigadores castigados por la experiencia y con adscripción a la ruina. "Mi personaje funciona como una página en blanco", apunta Llamas, "porque quería que la historia que se desarrolla en la novela se escribiese también en sus características. El detective es un ser abierto, que va creciendo conforme se despliega la trama, y eso me permitía contar la historia de un modo más amable y cercano". El autor recuerda al respecto un curso sobre novela negra en el que participó y en el que la ponente era nada menos que Donna Leon. Cuando él mismo le preguntó por qué había creado a Brunetti tan alejado de la fauna común de la novela negra, como un ser adorable comprometido con su familia, ella le respondió: "Si tengo que pasar un año entero con un personaje, prefiero que se trate de alguien agradable". Y Llamas no dudó en recoger el guante y seguir al punto la lección: "He escrito una novela negra, pero no soy un experto en detectives. Así que pensé que, si alguien debía meterme en este mundo, prefería que ese alguien estuviese empezando. Así me sería más fácil".

El asunto Melkano arranca cuando el joven héroe es convocado a una antigua casa de Conde Ureña por un anciano argentino, quien le mete de lleno en un embrollo literario donde los mismos personajes, cadáver mediante, lo tienen crudo para distinguir entre ficción y realidad. Llamas defiende sin fisuras el entramado urbano de Málaga como paisaje ideal para una novela negra: "La ciudad dispone de escenarios muy mitificados, y eso los hace muy interesantes. Pienso en rincones como los Baños del Carmen, donde han ocurrido tantas cosas, pero también en la Palmilla y la Trinidad. La novela negra concede al autor algo que otros géneros no permiten: poder criticar lo que no te gusta de un sitio y ensalzar, si cabe, lo que sí te gusta. Por eso también, a su vez, la novela negra me parece un género muy apropiado para escribir sobre Málaga". En cualquier caso, Málaga comparte un cariz muy interesante con el crimen: "A la hora de describirla, tan importante es lo que cuentas como lo que no cuentas pero dejas intuir".

La novela tendrá continuación, pero Llamas se guarda otros ases en la manga. Con sabor a África.

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