Cultura

Antonio de la Torre repite la historia y deja más miel en los labios del Goya

  • 'Vivir es fácil con los ojos cerrados', de David Trueba, fue la triunfadora de la noche con seis premios, entre ellos a la mejor película y al mejor director

Pues sí, la gala de los Goya celebrada en Madrid fue ayer tan aburrida como siempre, pero al menos hubo algunas novedades interesantes. La más significativa, cantada ya desde el principio, fue la ausencia del ministro de Cultura, José Ignacio Wert. Tal y como apuntó el presentador del evento, Manel Fuentes, apenas abierto el fuego, se trataba de la primera vez que se entregaban los premios sin un ministro de Cultura presente en la sala. En los prolegómenos, Javier Bardem lo consideró una "chulería" (y luego se despachó a gusto al entregar el Goya a la mejor actriz de reparto a Terele Pávez: "Los ciudadanos están siempre por encima de los políticos. Y, del mismo modo, la industria del cine está por encima del ministro de anticultura". Pero Juan Diego Botto anduvo más afinado cuando recordó a Wert que lo de acudir a los Goya "está en su sueldo". Mariano Barroso no se quedó atrás en la gala y pidió su dimisión. Lo cierto es que a Wert no se le echó de menos, y al final lo importante, claro, con ministro o sin él, fueron los premiados. Y hubo que lamentar, otra vez, que el malagueño Antonio de la Torre se fuera con las manos vacías a pesar de la doble candidatura, tal y como ocurrió el año pasado. Su compañero Roberto Álamo le arrebató el Goya al mejor actor de reparto por La gran familia española y Javier Cámara el de protagonista por su trabajo en Vivir es fácil con los ojos cerrados. Este título se convirtió en el triunfador de la noche con seis Goyas, entre ellos los de mejor dirección, mejor guión original (ambos para David Trueba) y mejor película. Las brujas de Zugarramurdi ganó ocho de los Goyas a los que optaba, y Marian Álvarez (actriz protagonista) y Fernando Franco (director revelación) gustaron el éxito de La herida. La cuota malagueña vino servida por la actriz jiennense Natalia de Molina, que se formó en la Escuela de Arte Dramático de Málaga y ganó el Goya a la actriz revelación, también por Vivir es fácil con los ojos cerrados.

Por lo demás, ciertamente, la gala fue el tostón de todos los años, aunque se percibió al menos una cierta voluntad de estilo. Manel Fuentes contó sus chistes demasiado previsibles, aunque su visitación a Vivir es fácil con los ojoscerrados con Miguel Ríos resultó divertida (otras como la efectuada a La herida hicieron aguas por todas partes). También naufragaron estrepitosamente los números musicales (¿cuándo se decidirán a eliminarlos de una vez por todas?) y otros pasajes marca de la casa. Entre lo mejor, destacó la entrega del Goya a Terele Pávez de manos de Javier Bardem (muy emocionante, con todo el respetable en pie), la reconfortante presencia del maestro Juan Carrión al ladito de David Trueba (sembrado estuvo en sus alocuciones) y el recuerdo al director malagueño Pablo Cantos en el In Memoriam. Jaime de Armiñán estuvo entrañable evocando a José Luis Borau al recoger el Goya de Honor; y el presidente de la Academia, Enrique González Macho, lamentó que "no haya solución previsible" para la piratería, que el IVA cultural se mantenga al 21%, que en el último año hayan cerrado 400 salas y que la ley del 2007 para la financiación del ICAA aún esté por aplicar. En fin, en www.malagahoy.es tienen toda la información al completo. Y esto, lo grande y lo pequeño, es lo que el cine español da de sí.

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