Erwin Olaf: una década de trabajo en el CAC

ERWIN Olaf (Hilversum, 1959) vive y trabaja en el Ámsterdam que vio nacer a Cruyff. Holandés como aquel que convirtió el fútbol en danza -apodado desde ya el Juego por el prestigioso L'Equipe- Olaf expone hasta el 1 de mayo próximo en el CAC Málaga. Celda de Emociones reúne, con el comisariado de Fernando Francés, una selección del trabajo realizado en la última década por un artista que ha alternado fotografía, vídeo, instalación y cine. La muestra del CAC abarca las tres primeras disciplinas, y tiene la virtud de incomodar al espectador, haciéndole sentirse voyeur como pocas veces, desde el minuto uno: lo hace con Keyhole (2011), videoinstalación dividida en dos partes donde resulta francamente difícil imaginar que no es lo que parece (en este sentido, la escucha del coro infantil que suena en la instalación Karrussel, de 2012, no ayuda a sustraerse de la peor de las suposiciones). Las fotografías, repartidas en series distintas, se suceden como si el artista hubiese traído la tradición neerlandesa moderna a un contexto contemporáneo en el que las piezas son escenas captadas con el máximo detalle; he ahí la serie Grief (2007), con todos esos personajes femeninos y pulcros que en el vídeo perteneciente al mismo proyecto se humanizan por mor del movimiento. Bordeando lo kitsch en títulos como The Kitchen (2005), perteneciente a la serie Hope, que igualmente complementa con un tríptico audiovisual de grandes dimensiones; y siendo aún más excesivo, como si de un camp futurista se tratara, en Le Dernier Cri (2006), una reflexión acerca de la escultura carnal a la que se someten a diario quienes se enganchan al bisturí. Entre lo mórbido y lo sórdido, este recorrido a través del Olaf más reciente finaliza con una serie histórica que no escatima en escenografías barrocas donde modelos menudos a la par que inquietantes parecen estar creciendo antes de tiempo: es el Berlín prebélico de los años veinte, claro.