Su nombre permanece en la retina de quienes amaban el verbo recreado. Y su legado continúa abierto a los devotos del virtuosismo poético, pictórico y teatral. Rafael Pérez Estrada (Málaga 1934-2000) dejó tras de sí un reguero de creatividad hasta ahora sin compilación, y que con la puesta en marcha de la fundación que lleva su nombre quedará al cobijo de su ciudad natal. Tras conversaciones con el alcalde, Francisco de la Torre, y el delegado municipal de Cultura, Miguel Briones, los herederos de su obra (su hermano Esteban y el poeta José Ángel Cilleruelo) tendrán una nueva reunión el próximo 15 de septiembre para redactar los estatutos.

"La idea es que toda su obra no esté dispersa y se quede en unas pocas manos", explica Esteban Pérez Estrada. Aparte de su producción en prosa y poética, el autor de El ladrón de atardeceres dio forma a un centenar de dibujos "que ahora podrían digitalizarse y organizar exposiciones", matiza el heredero.

El grueso del compendio documental de Pérez Estrada se encuentra en la sala que lleva su nombre en el Archivo Municipal. Un espacio hoy por hoy "sin explotar", lamenta Esteban. Entre los miles de títulos que Pérez Estrada repartió entre amigos, colaboradores y familiares figuran "algunas carpetas con poemas y obras teatrales inéditas", adelanta. La creación de esta fundación (abierta a la incorporación de entidades privadas) colaboraría en la edición de este material.

Entre las joyas literarias que manejaría la Fundación Rafael Pérez Estrada (pendiente de sede física) estaría la recuperación de libros encuadernados a mano por el propio escritor, como ya ocurriera con la edición facsímil de Imágenes. La creación de esta entidad no sólo responde al interés por ordenar su obra, sino que nace también con idea de fomentar el estudio del literato entre investigadores, así como la promoción de jóvenes poetas con la convocatoria de certámenes. "Eso a Rafael le hubiera encantado", puntualiza su hermano.

Con El valle de Los Galanes (1968) Pérez Estrada debutó de la mano de Ángel Caffarena. El pasado año el Aula Pérez Estrada del Ateneo decidió reeditarlo en edición facsímil como publicación inaugural de la colección Las palabras del mago. Con Conspiraciones y conjuras (1986) y Bestiario de Livermoore (1988) fue dos veces finalista del Premio Nacional de Literatura. Partícipe activo de la creación del Centro Cultural del 27, en 1997 apareció su primera novela, Ulises o el libro de las distancias. Su muerte dejó sin concluir La extranjera, primera entrega de una trilogía.

Málaga tendrá ahora un nuevo hogar donde repose todo el imaginario de un artesano de la palabra y sus juguetes.