Historia

Aquel laboratorio urbano

  • José María Ruiz Povedano presenta este viernes en el Museo de la Aduana su libro 'Málaga, de musulmana a cristiana', monografía de un periodo esencial

Restos de la antigua muralla nazarí en el parking de la Plaza de la Marina.

Restos de la antigua muralla nazarí en el parking de la Plaza de la Marina. / Málaga Hoy

A menudo el campo que se considera más trillado es el que alberga las mayores sorpresas. Del periodo de transición que condujo desde la Reconquista hasta la transformación de Málaga en ciudad castellana cunde la impresión general de un conocimiento al dedillo, pero en realidad queda no poco territorio por explorar: “En los últimos treinta años no ha habido mucha investigación, es verdad. Tenemos los trabajos canónicos de Francisco Guillén Robles y Francisco Bejarano. Y es verdad que tras la llegada de la Universidad se generó un conocimiento muy importante a través de historiadores como, principalmente, José Enrique López de Coca, así como de María Teresa López Beltrán y Esther Cruces. Pero no ha habido demasiadas publicaciones en este periodo”. Quien habla es José María Ruiz Povedano (Alcaudete, Jaén, 1952), doctor en Geografía e Historia por la Universidad de Granada y dueño de una trayectoria política en Málaga que le ha llevado a presidir la Diputación y a asumir las delegaciones provinciales de Obras Públicas y Transportes y de Educación y Ciencia. Al frente ahora de la Sociedad Económica de Amigos del País como presidente, y liberado de responsabilidades políticas, Ruiz Povedano ha ganado el tiempo suficiente para contribuir a la causa y terminar la investigación que le había quedado pendiente desde la lectura de su tesis doctoral. El resultado es su libro Málaga, de musulmana a cristiana, que publican la Universidad de Granada y la Fundación El Legado Andalusí y que viene a ampliar, contextualizar y matizar lo que ya sabíamos de la situación de la ciudad a finales del siglo XV. Su autor presentará el volumen este viernes a las 19:00 en el salón de actos del Museo de Málaga, en el Palacio de la Aduana, en compañía de diversos historiadores y expertos entre los que figura el citado López de Coca.

José María Ruiz Povedano, en la Sociedad Económica de Amigos del País. José María Ruiz Povedano, en la Sociedad Económica de Amigos del País.

José María Ruiz Povedano, en la Sociedad Económica de Amigos del País. / Javier Albiñana (Málaga)

En su obra, Ruiz Povedano lidia con el reto, nada menos, de describir un proceso apasionante: la transformación de una ciudad musulmana en una ciudad castellana a partir de la incorporación de la superestructura feudal cristiana. Y lo hace a través de dos ejes: la organización sociopolítica y la intervención física y urbanística. En todo caso, si esta metamorfosis fue un suceso habitual en la Reconquista, Málaga sirvió en bandeja a los Reyes Católicos todo un laboratorio urbano con características propias: “La conquista de Málaga significó uno de los episodios más traumáticos de la guerra de Granada. Los Reyes Católicos esperaban una rendición temprana y encontraron una resistencia que lo complicó todo, por lo que procedieron a un castigo ejemplar con tal de que la misma Granada tomara nota. La población musulmana fue sometida a la esclavitud y más de 15.000 personas fueron deportadas. Eso dejó a Málaga vacía, con lo que los castellanos comprendieron pronto que lo tenían todo a favor para hacer de la urbe el emblema de la nueva ciudad castellana. Por eso la transformación de Málaga en ciudad castellana se convirtió en cuestión de Estado y fue seguida de cerca por los Reyes. El objetivo era hacer de Málaga un importante núcleo militar, comercial y portuario que definiera la presencia de la Corona en el Mediterráneo”. Esta ciudad nueva, como correspondía, se hizo a base de contrastes, ya en su definición entre los rasgos propiamente feudales y los que anticipaban la Edad Moderna: “Ya a finales del siglo XV se había extendido, también en Castilla, cierto cambio de mentalidad más proclive a la individualidad que tuvo consecuencias directas en la organización de las ciudades. La reconstrucción de Málaga no fue ajena a esta a estas corrientes, pero se daba la paradoja de que la misma Corona que alentaba los cambios propios de la modernidad se sostenía en una monarquía férrea y autoritaria. La sociedad se establecía aún en términos de dependencia feudal, pero, al mismo tiempo, muchos de quienes llegaron a Málaga en la repoblación desde otros núcleos andaluces y castellanos decidieron venir e instalarse aquí para deshacerse con más facilidad de esa relación de dependencia”.

"En Málaga se anticiparon las paradojas propias del tránsito de la época feudal a la Edad Moderna"

En lo social, los más de 10.000 colonos que llegaron a Málaga procedentes de otros territorios cristianos de la Península entre finales del siglo XV y comienzos del XVI sirvieron para la puesta en marcha “de un nuevo modelo de avecinamiento que quedaba regulado directamente a través de los concejos o ayuntamientos, que se relacionaban de manera mucho más cercana con los vecinos”. En lo urbanístico, “por una parte se conservaron estructuras defensivas, como la muralla, las Atarazanas y el Castillo de los Genoveses. Por otra, se llevaron a cabo muchos derribos para esponjar el tejido urbano. Se eliminaron callejuelas para la creación de plazas como las de la Constitución, la Merced y Puerta del Mar, y se trasladaron los barrios artesanos al otro lado del río. La vida pasó a hacerse más pública, más hacia fuera, con un espacio en consecuencia”. Tan lejos, tan cerca.

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