Encuentro en el Bellas Artes

Juanjo Sáez explica cómo ser Juanjo Sáez

  • El artista barcelonés repasa su trayectoria dentro de las V Jornadas de Prácticas Artísticas de Bellas Artes.

"Tonto el que no lea" -con tipografía made in Juanjo Sáez (Barcelona, 1972)-, era la leyenda que podía leerse ayer en una de las imágenes que ilustraban la presentación de la octava sesión de las Jornadas de Prácticas Artísticas que la Facultad de Bellas Artes de Málaga organiza desde hace cinco años. Protagonizada en esta ocasión por Juanjo Sáez, autor de cómic cuya vida y milagros fue introducida por un conocedor absoluto de su obra (el también dibujante y crítico de cómic Pepo Pérez, al que en un hilarante momento de la charla se refirió como su "cerebro auxiliar"). Cómo ser Juanjo Sáez, título de la conferencia, daba pistas de por dónde iban a ir los tiros, puesto que el propio artista ha convertido su vida en historieta; tanto es así que los límites entre persona y personaje acaban algo difusos. Lo que quizá sí ha tenido claro desde sus comienzos era que la necesidad de comunicar estaba por encima del deseo de ser artista (tan común en los entornos académicos, como es natural). Y es evidente si se analiza su trayectoria de ilustrador, dibujante y guionista, sobre todo de novela gráfica. Aunque arrancara primero con los fanzines (donde desechó el feísmo del hardcore para ir labrando el que a posteriori sería su estilo, minimal e inconfundible), y poco después continuara en revistas como Rockdelux, amén de en otras publicaciones del planeta trendy (diana de una comicidad muy efectiva que ha mezclado lo cáustico y lo entrañable tranquilamente).

Se inició con la pintura, pero el sistema artístico le aburrió pronto por elitista. Lo veía como "un mundo donde van cuatro gatos a una exposición o utilizan la obra para blanquear dinero". Los fanzines eran el camino, más aún en los tiempos predigitales ("la prehistoria parece esto ya", comentó, para el descojone del personal). Eran tiempos noventeros en los que Sáez se movió con habilidad dentro la escena independiente barcelonesa; la apoteosis de la primera ola de nuestro indie nacional, del que Juanjo fue cronista gráfico, por así decirlo, en un espacio textual que se ampliaba al puramente físico con la elaboración de flyers para clubes de electrónica, festivales y garitos. Con un rollo visual que el autor define como "publicidad de guardería" pero que, con su punto de sofisticación naif (si es que es posible definirlo de esa forma), fue calando en estos públicos.

Sáez tiene en su haber varios cómics. Entre los primeros donde volcó sus "ínfulas literarias" o algo que se pareciese a la poesía está Buenos tiempos para la muerte (Morsa, 2000), lo que concuerda con su visión del lenguaje comiquero, literatura gráfica independiente del cine y del audiovisual en general. "Dominando los recursos del cómic se pueden hacer muchas cosas", dice. Viviendo del cuento (2004) fue una declaración de intenciones que seguía la senda autobiográfica, al igual que obras posteriores como El Arte. Conversaciones imaginarias con mi madre (2006), ambas publicadas en Mondadori. En esta última volvía a un tema obsesionante -el elitismo del arte-, y colocaba a su progenitora en la tesitura de recordar un vestido de juventud de la mano de un cuadro de Mondrian.

Todo fuera para ayudar a entender un arte moderno y contemporáneo no tan complicado de entender, en realidad. "El arte no deja de ser un ensayo de la vida real", concluye, restándole relevancia a la práctica artística misma. Y es que parece -al menos en su caso- que lo ficcional contiene tantos trazos de realidad que la obra termina siendo una colección de Jekylls y Hydes en deuda con el propio yo. Eso sí, siempre muy divertida.

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