La acotación pasó en su momento desapercibida, pero se ha convertido en un nuevo escollo en la relación entre el Gobierno central y la Junta de Andalucía con vistas a la inauguración del Museo de Málaga en el Palacio de la Aduana, señalada para finales de 2015 (aunque con algunas salvedades que se expondrán a continuación). El pasado 18 de septiembre se publicó una referencia al proyecto en el Boletín Oficial de las Cortes, a manera de respuesta parlamentaria al portavoz del Grupo Socialista en el Congreso, Miguel Ángel Heredia, que había sido efectuada el 17 de julio anterior. El Gobierno recuerda en el breve texto que, terminada la rehabilitación arquitectónica del Palacio de la Aduana e iniciada la contratación del proyecto expositivo, "el museo estaría en disposición de poder abrir al público a finales de 2015, una vez equipado y montada la exposición permanente". Y añade: "Ha de señalarse asimismo que el Museo de Málaga es de titularidad estatal y gestión transferida a la Junta de Andalucía, resultando necesaria la colaboración de la Junta tanto en la ejecución de la museografía como en la apertura al público" (la ejecución del proyecto museográfico fue adjudicada, tras el correspondiente concurso público, a la empresa Empty por 3,5 millones de euros, según se publicó en el BOE el pasado 10 de septiembre". Pues bien, preguntado ayer al respecto el consejero andaluz de Cultura, Luciano Alonso (que presentó en el Museo Picasso la renovación del programa de accesibilidad de la pinacoteca junto al director de la misma, José Lebrero, y el director territorial de CaixaBank en Andalucía Oriental, Victorino Lluch) se mostró tajante al señalar que "la Junta de Andalucía únicamente se hará cargo de la Aduana para su gestión llave en mano, cuando hayamos recepcionado el edificio", y subrayó que "de ninguna manera nos vamos a hacer cargo de la ejecución de la museografía: es una competencia que le corresponde únicamente al Gobierno. Lo que hacemos actualmente es lo que nos concierne, mantener los fondos artísticos y arqueológicos en las mejores condiciones posibles. Y sólo cuando haya terminado la obra trabajaremos en la gestión de la Aduana. Hasta entonces, no vamos a aceptar que el Gobierno nos adjudique tareas que legalmente sólo son suyas".

El trabajo para la ejecución del proyecto museográfico diseñado en el estudio de Frade Arquitectos no es fácil ni pequeño: los técnicos de Empty (firma que también ha prestado sus servicios a la ampliación del Museo Arqueológico Nacional en Madrid, el Museo de la Evolución Humana en Burgos, el área expositiva de Madinat al-Zahra en Córdoba y el pabellón español de la Expo de Shanghai, entre otros equipamientos) deberán distribuir las más de 15.000 piezas del Museo Arqueológico y las más de 2.500 obras del Museo de Bellas Artes en casi 15.000 metros cuadrados de superficie en el Palacio de la Aduana, y esto sólo para la exposición permanente (la adjudicación también incluye en el presupuesto de los 3,5 millones la adecuación del almacén visitable y el mobiliario de áreas públicas del inmueble). Y, aunque el Gobierno insiste en fijar el último tramo de 2015 para la inauguración del museo (el propio ministro José Ignacio Wert se pronunció así en este sentido en su visita a Málaga el pasado mes de enero), el plazo de la ejecución de la museografía, estipulado en quince meses, convierte en improbable la apertura antes de 2016. Ya el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, apuntó en su momento la posibilidad de que la inauguración se lleve a cabo de forma parcial y por secciones. Que el Gobierno reclame la ayuda de la Junta no deja de resultar significativo en este aspecto. Pero, claro, nadie dijo que sería fácil devolver a Málaga su museo en la Aduana. Aunque ya hayan pasado quince años de tan famosa manifestación.