Cultura

La aurora alumbrada en el exilio

  • Galaxia Gutenberg lanzará el día 10 la cuarta entrega de las 'Obras completas' de María Zambrano, la correspondiente al segundo volumen, con cinco títulos escritos entre 1940 y 1950

Cuando María Zambrano hizo una afirmación tan poderosa, ya tras su regreso a España, como "amo mi exilio", estaba haciendo visible a la generación del toro: la entregada al sacrificio. Pues el exilio determinó su obra y su pensamiento como seguramente no lo hizo ningún otro episodio de su siglo. Cuando la dictadura franquista extendió su dominio en la maltrecha España que salió de la Guerra Civil, María Zambrano había brindado ya argumentos no precisamente anecdóticos a la grandeza de su corpus (su primer libro, Horizonte del liberalismo, apareció en 1930); pero fue a partir de entonces, desde aquel afuera, cuando la filosofía de la veleña se hizo particularmente sabia, precisa y poética, capaz de decir todo lo visible y con ambición suficiente para atreverse a nombrar lo que aún se ocultaba tras el velo. El próximo miércoles 10, la editorial Galaxia Gutenberg lanzará la cuarta entrega de las Obras completas de María Zambrano, un proyecto dirigido por Jesús Moreno Sanz e impulsado por la Fundación María Zambrano (la correspondiente al segundo volumen de la serie, de un total de ocho), que recoge precisamente los cinco libros que la filósofa publicó entre 1940 y 1950, durante su exilio en Cuba y Puerto Rico: Isla de Puerto Rico. Nostalgia y esperanza de un mundo mejor (1940), La confesión: género literario y método (1943), El pensamiento vivo de Séneca (1944), La agonía de Europa (1945) y Hacia un saber sobre el alma (1950). Se trata, por tanto, de un quinteto fundacional, en el que María Zambrano reorganiza necesariamente su mirada al mundo y, especialmente, a Europa; al mismo tiempo, todos sus hallazgos previos se consolidan, reformulan y, de alguna forma, cristalizan en una distancia consignada mucho más allá de la geografía.

Tal y como expresa Jesús Moreno en su introducción al volumen, presentado ayer en la Fundación María Zambrano en Vélez-Málaga como preludio al programa de actos diseñado para conmemorar el 25 aniversario de la muerte de la pensadora, en estos cinco libros "aflora la razón mediadora y confesional de un saber del alma que se expresará mediante una fenomenología de la esperanza a lo largo de la Segunda Guerra Mundial". Igualmente, estos títulos "se encuentran estrechamente conectados y entrelazados, sin perder cada uno su especificidad, en torno a los grandes temas que abordan desde sus diversas perspectivas". Su lectura conjunta, en este sentido, permite el brotar de significados y matices que la mera contemplación distante y esporádica deja por inadvertidos. Si el contexto del exilio es fundamental para el alumbramiento de esta aurora del pensamiento, su unicidad permite a quien se asoma a las páginas percibir la dimensión de esta condición; y, ya aquí contenido, el amor profesado por María Zambrano al propio exilio, como traducción valiente y ejemplar del amor incondicional a la vida.

Explica el mismo Jesús Moreno que en este quinteto "Zambrano lleva su búsqueda de la razón poética hacia otro horizonte del pensar, conduciendo a la filosofía hacia su unión con la poesía y la religión, así como hacia al territorio trágico y místico de su justificación ante la vida". Repleta de emoción se sirve así la lectura de La agonía de Europa: es en el afuera del Viejo Continente donde María Zambrano denuncia con un coraje inédito en la historia de la literatura española la conversión del territorio en monstruo, las consecuencias catastróficas de la consagración del racionalismo como modus único de expresión de lo humano. Desde la perspectiva que ofrece el otro lado del Atlántico, la pensadora articula un diagnóstico que la aproxima sin tapujos a Hannah Arendt y cuya advertencia y vaticinio, a la luz de episodios recientes como la crisis de refugiados, resulta escalofriante en una Europa que sigue acunando al monstruo. Bertolt Brecht escribió no poco después: "Todavía es fértil el útero del que surgió esta bestia". Y María Zambrano se había adelantado a explicar el proceso.

Especial mención merece El pensamiento vivo de Séneca, en realidad una breve introducción a una antología del filósofo cordobés armada por la misma veleña que sirve aún como la mejor introducción posible al genio del maestro estoico. Escribe en la introducción de la nueva edición Ricardo Tejada: "Lo que, según Zambrano, nos propone Séneca es un camino, una guía (...), no tanto un método o un saber a tomar o dejar. No ve en él una dicotomía entre razón pura y razón práctica, como en Kant, sino una razón dulcificada. Es un bálsamo, un fármaco, una cura. 'Tiene algo de musical', dice ella". Veinticinco años después, el bálsamo se llama María Zambrano; al abrigo de Séneca, fértil en sí mismo, iluminador siempre. Necesario ante tanta oscuridad.

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