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Décimo programa de la Temprorada de Abono. Teatro Cervantes. Fecha: 7 de marzo. Programa: 'Genoveva' (Obertura), R. Schumann; 'Kindertotenlieder', G. Mahler; 'Sinfonía nº 4 en re menor', Op.120, R. Schumann. Director: Manuel Hernández Silva. Solista: Carlos Álvarez (barítono) Aforo: Lleno.

Resuelto el largo proceso de selección que ha tenido en ascuas a la parroquia, Manuel Hernández-Silva se presentaba el pasado viernes como flamante director titular y artístico de la Orquesta Filarmónica de Málaga. Lo hacía, además, acompañado del barítono Carlos Álvarez, lo que convertía este décimo concierto de la temporada de abono en un acontecimiento por partida doble.

Por lo visto en el Teatro Cervantes, Hernández Silva está llamado a proporcionar muchas satisfacciones al frente de la OFM y, sin desdoro del resto de candidatos, hay que felicitar a quienes apostaron por él. Para abrir boca, una obertura Genoveva con cuerpo, pero sin excesos y fraseos definidos que iban ganando en color y densidad. Los Kindertotenlieder de Mahler fueron un ejercicio de dominio de los timbres y matices -exquisitos los diálogos entre las maderas y las trompas de las canciones primera y tercera- que adornaron un discurso musical perfectamente trabado.

Frente al dramatismo que inspiran las versiones femeninas de estos lieder, la tesitura del barítono nos sitúa en regiones más sombrías y profundas del sufrimiento; y también más difíciles de recrear, lo que da la medida de la meritoria interpretación de Carlos Álvarez.

Si a estas alturas de concierto quedaba algún escéptico en la audiencia, a buen seguro no pudo resistir el hechizo de la 'Sinfonía nº4 en re menor' de Schumann a manos de Hernández-Silva. El director venezolano transmite una vívida intensidad que no admite distracción ni pereza: puesto que nada es gratuito en el arte, de cada nota depende toda la obra.

Una intensidad que sintetiza musicalidad y dinamismo, racionalidad y emoción. Además, hizo patente su complicidad con la orquesta, mostrándose jovial -y hasta un tanto irónico- en el último movimiento. La cosa pinta muy bien.

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