Cultura

El lenguaje secreto del recuerdo

  • El bajista Pepe Triano y la cantante Silvia González Requena publican con este formato el primer disco del dúo Zirvia, 'Tango para un hada'

Silvia González Requena y Pepe Triano, alma y corazón de Zirvia.

Silvia González Requena y Pepe Triano, alma y corazón de Zirvia. / javier palomo

En esto que Pepe Triano saca el CD de la talega y lo deja sobre la mesa a suficiente distancia del café. "Hemos hecho esto para los amigos, para que lo puedan escuchar en casa", señala. Entonces, uno ve el listado de canciones, en una selección que va mucho más allá de la mera convención del standard, y no tiene más remedio que celebrar con entusiasmo la inclusión del Retrato en branco e preto de Chico Buarque y Antonio Carlos Jobim, del O Infante de Fernando Pessoa al que puso música Dulce Pontes y hasta de Ne me quitte pas de Jacques Brel. "Bueno, eso también nos gusta, que la gente reencuentre canciones que pueda sentir como especiales. Eso sí, lo hacemos todo a nuestra manera", apunta Triano. Y lo cierto es que ya en una primera escucha Tango para un hada, que así se llama el disco, resulta ser un trabajo musical sobre la memoria, o sobre cómo la memoria se asienta en forma de canción y regresa desde allí de vez en cuando, como un patrimonio personal, íntimo y deliciosamente transferible. El veleño Pepe Triano es uno de los bajistas de referencia de la escena jazzística malagueña: es habitual verlo con el contrabajo en escena tanto con proyectos propios, como el trío Zwicky, como de la mano de algunas de las figuras próximas de mayor relumbrón del género (su presencia y oficio eran de hecho recurrentes en el tan recordado Clarence Jazz Club). Hace ya algunos años se cruzó en su camino la cantante Silvia González Requena, curtida también en numerosos escenarios y dotada de un portentoso registro, y ambos decidieron poner en marcha su proyecto más personal, Zirvia, un dúo asentado en un formato tan atípico como el de bajo eléctrico y voz. Sorpresa: aquel sonido ofrecía la vestimenta perfecta para un paisaje de emociones que rehacía de manera libérrima el repertorio latinoamericano y europeo dentro y fuera del jazz. Triano y González Requena empezaron pronto a ser reclamados como Zirvia lo mismo en salas de conciertos que en museos y los más variopintos espacios de la provincia. Ahora, al fin, Tango para un hada es su primer disco. Y la sorpresa crece.

El álbum toma su título del único tema original incluido en el mismo, una composición de Pepe Triano que se cierne desde un tango argentino por derecho para incorporar otras esencias. A partir de aquí, los oyentes encontrarán clásicos indiscutibles como Alfonsina y el mar o el citado Ne me quitte pas, así como los guiños a la tradición brasileña (también está Luiza, de Jobim), al jazz más propicio a ser dicho al oído como en Et demain que ferras-tu de ta vie de Michel Legrand (quien, por cierto, actuará en el próximo Festival de Jazz de Málaga) e incluso préstamos de la música popular romaní y balcánica (Ederlezi). De esta forma, los censores del apropiacionismo cultural harán bien en mirar para otro lado, mientras que los amantes de la música con menos complejos se deleitarán sin remedio con el modo en que Triano y González Requena (autora también de las ilustraciones del álbum) transforman todo este legado, merced a las bellísimas armonías creadas con el bajo y la tremenda calidad técnica, la afinación, la sensibilidad y la creatividad que regala la cantante en cada nota. En Tango para un hada (grabado y mezclado por Dani Pineda en Moby Dick Recording Studio), dados los limitados recursos tímbricos puestos en juego, los silencios adquieren rango protagonista, pero precisamente por esto asistimos a una música nueva. Sucede aquí eso de que menos es más, lo que, en lo que se refiere a la música, entraña un placer especial. Basta la libre lectura de Rodgers y Hammerstein bajo el título Mis cosas favoritas para guardar el disco entre lo mejor del año.

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