De Málaga al Liceo de Barcelona: el viaje musical del violinista Sergio García

El músico está becado por la Fundació Conservatori Liceu y ha ganado la última edición de 'MálagaCrea'

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El violinista malagueño Sergio García en una de sus actuaciones. / M. H.

Con 23 años ya tiene su vida entera dedicada a la música. Sergio García, violinista malagueño, ha sido el ganador de la última edición del concurso MálagaCrea. "Estoy muy contento tanto por cómo fue, por la experiencia como por los resultados", comparte en una entrevista con este periódico. Su historia es la de un músico que nunca ha dejado de aprender. Desde sus primeros pasos en Málaga hasta estudiar en el Liceu de Barcelona. El joven compagina su carrera entre el violín, la viola y la composición.

El premio, dotado con 1.700 euros, lo recibió en la Sala Unicaja de Conciertes María Cristina, que acogió la final de esta muestra que organiza el Ayuntamiento de Málaga con el objetivo de potenciar la carrera de jóvenes músicos de la ciudad. Su historia con este certamen comenzó hace tiempo, cuando apenas era un adolescente de 17 años: "Me presenté por primera vez y tuve el tercer premio". Hoy, con un galardón mayor entre las manos, confirma que aquel deseo inicial fue el primer paso de un largo camino.

En Málaga estudió toda la enseñanza de grado elemental y profesional en el Conservatorio Profesional de Música Gonzalo Martín Tenllado con Antonio Jesús García Alonso. Ese camino lo llevó hasta Barcelona, ciudad que lo acogió para convertirlo en un músico más completo. En la Ciudad Condal ha estudiado los cuatro años con Jordan Tejedor. "Estoy en Barcelona porque vine a estudiar aquí al Conservatorio Superior de Música del Liceo e hice aquí la carrera de violín", explica. Sigue allí porque probablemente haga tanto el máster como la carrera de viola el curso que viene.

En la capital catalana también se sube a menudo sobre el escenario del Teatro del Liceo, donde los acordes de su violín cobran vida y la música es la protagonista. Lo llamaron como refuerzo para la orquesta mientras seguía formándose al entrar en la carrera. "Siempre vienen más personas para completar los proyectos", puntualiza. Y añade: "Este año me llamaron para varios proyectos, en noviembre estuve haciendo una ópera y ahora estoy haciendo algunos conciertos sinfónicos".

El violín y la viola —hermanos de cuerdas— conviven en su día a día. "Decidí estudiar también viola porque al final, tener más instrumentos, más titulación, te abre más puertas", confiesa. Sin embargo, no tiene prisa por decidirse ni por decantarse por uno en concreto: "Todavía estoy empezando un poco en este mundo y voy viendo también qué oportunidades salen y todo eso".

García no olvida sus raíces. De niño, la música no era un descubrimiento: siempre estaba presente en su casa. "Mi padre toca el piano y es profesor de teórica, de composición y armonía. Yo he tenido la música en casa toda la vida", comenta. La música no fue un chispazo, es una pasión que ha crecido con él. Lleva desde los 5 años tocando el violín: "Cuando ya empecé a hacerme adolescente, todavía lo tocaba más, no concebía un mundo en el que no hiciera música".

Tenía claro que quería dedicarse profesionalmente a su pasión. A lo largo de su trayectoria, ha explorado su instrumento estrella, el violín, pero también la composición. Lleva componiendo desde que tenía 9 años y admite que es algo que le "gusta mucho". Su método, dice, combina intuición y técnica: "Ahora lo hago desde el ordenador, pero a veces se te ocurren cosas, tienes que desarrollarlas, hay que equivocarse muchas veces y uno va cogiendo experiencia".

Su repertorio favorito es la música clásica y, concretamente, el romanticismo y el siglo XX. "Principalmente lo que suelo tocar es música clásica, pero también me gusta mucho Johannes Brahms como compositor", comparte. Sin embargo, su versatilidad lo lleva a tocar desde barroco hasta pop: "A los músicos clásicos también nos piden cosas modernas, como Viva la Vida de Coldplay, para bodas o eventos".

Cuando se visualiza en el futuro, Sergio García se imagina en mil direcciones. Le "gusta hacer de todo". "Me gustaría también estudiar dirección de orquesta, quizá acabe dedicándome también a eso. Ojalá tocando en muchos sitios, igual dirigiendo también y haciendo composición o dando clases, cualquiera de estas cosas me encanta", concluye. En el fondo, lo suyo es vivir por y para la música.

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