Cultura

La pantalla fragmentada

  • 'Duplicity' se suma a la moda 'retro' del cine que ha usado la pantalla partida · Otros títulos han llevado este recurso a un terreno de auténtica experimentación

Con su vistosa estética retro y sus hechuras de thriller sofisticado, Duplicity viene a sumarse a la lista de filmes que han utilizado la pantalla partida o split-screen como recurso narrativo o efecto visual. Simultaneando acciones en una imagen fragmentada, integrando el montaje o diferentes puntos de vista dentro de un mismo plano, la pantalla partida actúa aquí más como recurso nostálgico que como verdadero campo de experimentación formal, algo que sí encontramos en otras cintas recientes, todas ellas de corte independiente, como Las vírgenes suicidas (1999, Sophia Coppola), Réquiem por un sueño (2000, Darren Aronofsky), Timecode (2000, Mike Figgis), Conversations with other women (2005, Hans Canosa), The Tracey fragments (2007, Bruce McDonald) o la española La soledad (2007, Jaime Rosales), títulos que han llevado hasta sus últimas consecuencias un planteamiento integral basado en este dispositivo.

Rodada en formato digital, Timecode alterna cuatro historias en cuatro pantallas siempre visibles, con el reto añadido de que todas ellas acontecen en paralelo y en tiempo real en un único plano-secuencia para acabar cruzándose. Será el control del timing dramático y el sonido lo que nos hará seguir una historia en detrimento de otra, aunque la sensación de una cierta interactividad o elección siempre esté presente para el espectador. Conversations with other women desdobla su pantalla en todo momento en un intento de traducir visualmente la perspectiva dual (masculino-femenino, presente-pasado, realidad-deseo) del periplo sentimental de una pareja (Helena Bonhan-Carter y Aaron Eckhardt), mientras que The Tracey fragments se aproxima a ciertas prácticas de la videocreación o el videoclip -las pantallas se multiplican adoptando además diferentes proporciones, texturas y formas- para contar una nueva historia de desconcierto adolescente protagonizada por Ellen -Juno- Page.

En el caso de La soledad, el recurso de la polivisión, como también se conoce a la pantalla partida, responde a la búsqueda de nuevas formas de narración, montaje y percepción. Como ha señalado Jaime Rosales, "añade expresividad en aquellas escenas cuyo conflicto tiene que ver con la necesidad de dos personajes de estar juntos y la imposibilidad de lograrlo, pues la polivisión supone a la vez un solo encuadre unido y dos mitades separadas".

Lejos de hacer de la pantalla partida un verdadero ejercicio de riesgo o innovación, Duplicity cita más bien el espíritu y la estética (hasta cierto punto publicitaria, en la línea de la saga de Ocean's eleven) de títulos de finales de los 60 y primeros 70 como Grand Prix (1966, John Frankenheimer), El estrangulador de Boston (1968, Richard Fleisher), The Thomas Crown affair (1968, Norman Jewison) o Aeropuerto (1970, George Seaton), que popularizaron este recurso en filmes de género tras descubrirlo en algunas ferias internacionales de la época. Generalmente, en estas películas la pantalla partida venía a sustituir el montaje clásico del suspense por la simultaneidad visual de dos o más acciones, aunque no siempre funcionara con la misma efectividad. Brian de Palma ha sido uno de los cineastas que ha hecho de este efecto una marca de estilo personal y de reinterpretación formal del suspense: Hermanas, Carrie, El Fantasma en el Paraíso, Vestida para matar, Blow out, Ojos de serpiente o Femme Fatale contienen virtuosas y memorables secuencias presentadas en pantalla partida que han servido de referencia para la cita de posmodernos y explícitos homenajes como los de Roger Avary en Las reglas de la atracción, Quentin Tarantino en Jackie Brown y Kill Bill o Guy Ritchie en Snatch, cerdos y diamantes. Pero, ya antes, la split-screen había encontrado también otro cliché de uso en el seno de la comedia romántica: se trataba de separar a Rock Hudson y Doris Day en su interminables y coloridas conversaciones telefónicas en Pillow talk (1959, Michael Gordon).

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