Cultura

Los poderes del flamenco

  • El sociólogo Francisco Aix Gracia analiza en un libro publicado por la Fundación SGAE las relaciones de poder entre las diferentes instituciones del flamenco, desde los artistas al público

Aix propone en Flamenco y poder la tesis de que el flamenco tiene su propia lógica, sus propias reglas, pues se trata de un hecho artístico que ha ganado autonomía, al menos cierta autonomía, en relación a la sociedad que lo vio nacer y crecer. Aix estudia las relaciones entre el arte y la sociedad y ve la historia del flamenco como un proceso desde la marginalidad a la institucionalización actual. Pero, curiosamente, esta supuesta institucionalización corre pareja a una "acentuada desregulación laboral, profesional, artística y educativa", como señala el propio autor. No obstante lo cual, el libro no se limita a proponer y desarrollar una tesis. La obra es fruto del inmenso bagaje que Aix llevó a cabo en la elaboración de su tesis doctoral y esto convierte a la obra en una auténtica enciclopedia flamenca donde se abordan temas clásicos y actuales de la reflexión jonda y en los que Aix pone su vocación de enciclopedista y su punto de vista: el de la pureza, la profesionalización, los festivales, el mairenismo, la historia del flamenco, el gitanismo, etcétera. Por la obra circulan en divertido y populoso desfile Mairena, Valderrama, Marchena, Ortiz Nuevo, Steingress, Galván y un largo etcétera.

El poder no está sólo en manos de una minoría sino en la de todos y cada uno. Así, Aix sitúa el poder, su mirada sobre el poder, en los sectores más retrógrados del flamenco, peñas, festivales de verano, concursos, cuando el poder efectivo de estos sectores es francamente limitado en relación a los programadores de grandes teatros (Festival de Jerez) o de lo que él llama festivales "globales" (Bienal de Flamenco de Sevilla) que aparentemente son más aperturistas. Es decir, las instituciones públicas. También se sabe que el flamenco dialogó con otras artes escénicas, otras músicas, otras geografías, otros contextos sociales, desde sus mismos orígenes, y antes.

El autor sigue el juego a estas miradas retrógradas al distinguir entre un flamenco ligero y otro que llama "comprometido". Creo que Aix da una importancia a la llamada etapa de revalorización o neoclasicismo y al mairenismo que no se corresponde con su influencia histórica real, ni en lo que se refiere a instituciones, ni tampoco en relación a obras musicales y literarias. Desde luego hay que decir que antes de los años 50 ya se cantaba, con gran éxito, por seguiriyas (lo hacían El Mochuelo, Escacena, Vallejo, la Niña de los Peines, Caracol, Marchena y muchos otros) y la consideración social y económica del flamenco alcanzó su cota mayor, en España y fuera de ella, en los años 20 y 30. Aix hace lo mismo que los defensores del neoclasicismo, históricos y actuales: considerar que la historia reciente del flamenco, la que va de la posguerra hasta hoy, es la historia completa del flamenco. Olvidándose así de fenómenos de internacionalización, profesionalización y expansión de la cosa flamenca que supusieron los Franconetti, Carmencita, La Argentinita, Escudero, Chacón, Vallejo, Marchena, etcétera...

Como muchas veces les he dicho aquí, la globalización ya existía en el Imperio Romano y lo que ahora llamamos así es un fenómeno de cierta apertura propiciado por el final de la Guerra Fría. La estética flamenca actual es deudora en este sentido de la estética posterior a la Segunda Guerra Mundial. Muchos de los valores auténticos que el neoclasicismo acuñó y que Aix retoma con el concepto de "flamenco comprometido" fueron inventados en Estados Unidos por el empresario judío Solomon Hurok al presentar en plena guerra mundial a Carmen Amaya como "the Queen of the Gypsies", la reina de los gitanos, en una pura estrategia comercial. Cuando Amaya había sido la glamourosa "Miss Morena 1935" en la España abierta y procelosa de la Segunda República. Tampoco creo que el flamenco sea el resultado de "una emancipación del folclore" porque no creo que el folclore haya existido jamás.

El flamenco es un hecho artístico vivo en el que conviven, desde sus orígenes, lo profesional y el amateurismo, la coalición con la crítica del poder político, la marginalidad con lo institucional, la búsqueda de nuevos lenguajes con la consolidación de las formas clásicas, el populismo y el elitismo, el etnicismo con la universalidad... a veces en una misma persona. Como en cualquier otro arte e, incluso, cualquier otra manifestación social, humana.

Una de las dificultades que presenta la obra para el público no especializado es el uso de un lenguaje técnico. Ocurre con la mayoría de tesis doctorales que se trasforman en obras publicadas, como es el caso.

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