Silvia Grijalba: "El esplendor de la Costa del Sol surgió porque nadie se lo planteó, de la manera más natural"

Entrevista

La autora recrea los años dorados de Torremolinos y Marbella en su nueva novela, 'Aquellas noches eternas' (Ediciones B), protagonizada por una mujer que logra abrirse camino en el mundo de la 'jet set'

Las lecciones de Martínez

Silvia Grijalba (Madrid, 1967), durante la entrevista. / Javier Albiñana

Málaga/Ganadora del Premio de Novela Fernando Lara en 2011 con Contigo aprendí, Silvia Grijalba (Madrid, 1967) conserva una poderosa vinculación con Málaga, desde el Torremolinos de su infancia hasta su trabajo como gestora cultural al frente de la Fundación Rafael Pérez Estrada y la Casa Gerald Brenan. Referencia clave del periodismo musical, directora del Instituto Cervantes de Alburquerque (labor que ejerció anterioremente en El Cairo y Alejandría) y autora de diversos ensayos relacionados con el rock, Grijalba vuelve a la novela (su última entrega, Tú me acostumbraste, vio la luz en 2014) con Aquellas noches eternas (Ediciones B), en la que recrea los años dorados de la Costa del Sol a través de la figura de Maite, una mujer de Oviedo que, tras un embarazo no deseado y el rechazo de su familia, encuentra un futuro como empresaria en la noche marbellí de los años 60. La autora presenta su libro este martes 27 en Torremolinos (a las 20:00 en la Casa de los Navajas), el miércoles 28 en Madrid (a las 19:00 en la Casa del Libro de Gran Vía), el lunes 2 de junio en Estepona (a las 19:30 en Trocadero) y el miércoles 4 de junio en Málaga (a las 18:30 en el MUCAC de La Coracha).

Pregunta.¿A qué debe más Maite, a su imaginación, a la documentación o a alguna experiencia cercana?

Respuesta.Es una mezcla de algunas cosas. Para crearla me inspiré en mujeres de la época, como Gunilla von Bismarck y especialmente Ira de Fürstenberg, que fundó el Marbella Club. Pero también en Menchu, que tenía un bar con su nombre en Puerto Banús. Había no pocas mujeres que se habían dedicado a hacer negocios relacionados con el mundo de la noche, y pensé que sería un buen punto de partida para escribir la novela que me apetecía hacer. No quería volver a escribir una crónica de no ficción, lo que en mí, como periodista, siempre es un peligro. Pero, además de todo esto, tengo una anécdota de mi madre, que me contaba que cuando vivió en Logroño y Madrid su familia nunca le permitió fumar ni usar pantalones, pero que cuando llegó a Torremolinos se encontró con que podía usar bikini sin problema. Esa contradicción entre la España vetusta y la modernidad me interesa muchísimo.

P.La protagonista parte de una situación adversa. ¿Era la Costa del Sol realmente una oportunidad para mujeres como ella en aquel tiempo?

R.Maite viene de una familia burguesa, aunque, al quedarse embarazada, pierde todo la protección y el dinero de la familia. Su educación es por tanto burguesa, aunque llega a la Costa del Sol con una situación propia de mujeres muy humildes. Ella va haciendo sus negocios pero sin darse mucha cuenta, tiene claro que necesita trabajar y salir adelante por su cuenta y va consiguiendo cosas que ni siquiera se plantea. No es que cumpla sus sueños, ni tiene un objetivo concreto, es que la vida la lleva por unos derroteros que ella no puede imaginar. Va aprendiendo poco a poco hasta que termina construyendo un emporio, algo con lo que no contaba, y esto me interesaba mucho. Hay muchas historias sobre gente que consigue sacar adelante sus proyectos frente a la adversidad, ya sabes, pero lo cierto es que a veces la vida te lleva a donde tú no tenías previsto. De cualquier forma, hacer algo así no era nada fácil para las mujeres de la época, no ya en España, sino en toda Europa. Y la Costa del Sol lo permitía

P.Su novela es rica en datos y nombres propios, ¿fue muy difícil reunir la documentación necesaria?

R.Un poco. Lo que pasa es que empecé a escribirla tirando de mi memoria personal, de cuando yo vivía en Torremolinos. Fue en una época posterior a la que narro en la novela, pero muchos emblemas de aquellos años aún perduraban. Pero ya se sabe que de la memoria no puedes fiarte mucho, y yo además, como periodista, soy muy rigurosa con la documentación, así que a cada poco que avanzaba en la escritura iba apuntando elementos que tenía que documentar. Después, para determinados acontecimientos he tirado mucho del NO-DO y de algunas hemerotecas. Gracias al NO-DO supe, por ejemplo, que en la inauguración de Puerto Banús estuvieron Hugh Hefner y Polanski, lo que me pareció alucinante. Grace Kelly estaba por allí también, imagínate. Todo esto me ayudó mucho a salir de los tópicos, a profundizar más allá de lo que todo el mundo sabe, de Julio Iglesias y las figuras más populares.

P.La música es un personaje más en la historia.

R.Sí, igual que describo lo que comen y de cómo visten los personajes, la música que escuchan es para mí importante. Los define muy bien. A partir de ahí, bueno, la novela empieza en 1963 porque fue el año en que llegaron John Lennon y Brian Epstein a Torremolinos, algo que me apetecía mucho narrar. Y sí, salen Raphael y Julio Iglesias. Pero he aprovechado para dejar claro que Raphael, por ejemplo, no era muy distinto de los grupos ye-ye de la época, aunque luego le colgáramos la etiqueta de la canción melódica.

P.¿Se ha sentido libre a la hora de recrear a los personajes más populares, o ha ido más allá de los arquetipos?

R.He usado esos arquetipos, pero al mismo tiempo he querido ser fiel a la realidad. Por ejemplo, todo el mundo tiene una imagen muy frívola de Gunilla, como que era una loca de vida sin cultura, pero quería dejar claro que se hacía la tonta y que en realidad sí era una mujer muy culta. He sido especialmente respetuosa con los personajes que aún viven y con sus familias, con lo que he evitado cualquier comentario ofensivo. Por otra parte, sí que ha habido personajes con los que he fantaseado mucho y a los que he cambiado el nombre, para que me dieran más juego. Hay mucha mezcla de realidad y ficción.

P.Entiendo que ha escrito Aquellas noches eternas en Alburquerque. ¿Le ha dado la distancia una perspectiva favorable?

R.Empecé a pensar en la novela cuando vivía en Málaga. Después, cuando me marché a Egipto, no pude avanzar mucho, pero tampoco dejé de pensar en esta historia. En Alburquerque me resultó más sencillo y pude terminarla, pero la verdad es que a menudo echaba de menos estar más cerca. A veces, por ejemplo, me costaba recordaba si tal piscina de Puerto Banús quedaba a la izquierda o a la derecha. Si hubiera estado aquí, lo habría podido comprobar sin problema, pero no podía contar con ello. De hecho, más de una vez he mandado a amigos a Torremolinos y Marbella para que comprobaran ciertas ubicaciones. Soy muy detallista y me da rabia tener que prescindir de algunos matices solo por no poder concretarlo. En fin, que me habría venido muy bien escribir la novela aquí.

"Mientras escribía la novela en Alburquerque, más de una vez mandé a amigos a Torremolinos y Marbella para que comprobaran ciertas ubicaciones"

P.¿Cómo explicaría las claves del esplendor de la Costa del Sol a quien desconozca por completo el fenómeno?

R.Aquello surgió porque nadie se lo planteó. De la manera más natural. A ver, la Costa del Sol es un sitio privilegiado por su clima, como California, por ejemplo. Piensa que Torremolinos era un barrio de Málaga, lo que para quienes vivíamos allí estaba muy mal pero en el fondo estaba muy bien, porque no era ni siquiera un pueblo, sino un barrio alejado de la capital por el que las autoridades no pasaban mucho. Era el sitio perfecto para que se diera un estallido de libertad como el que se dio. Otra cuestión importante es que a la Costa del Sol llegó gente muy diversa que se iba contagiado ese espacio de libertad de manera espontánea, orgánica. Todo se dio así, sin más, con las circunstancias idóneas.

P.¿Ha tenido en cuenta la literatura ficción ambientada en la Costa del Sol de aquellos años?

R.Sí. Para empezar, Hijos de Torremolinos, de James A. Michener, un libro al que siempre vuelvo. También Eldorado, de Fernando Sánchez Dragó, que me gusta mucho. Y luego está Noches de cocaína, de J. G. Ballard, que no tiene nada que ver pero transcurre en Marbella, con lo que en Aquellas noches eternas hay algunos ramalazos. Es curioso, pero en realidad no muchos libros de ficción sobre aquella época.

P.La Maite de su novela empieza como recepcionista en el Pez Espada pero, al dar el salto como empresaria, se enfrenta a los peligros de la vida nocturna. ¿La nostalgia suele pasar estos riesgos por alto?

R.Sí, decidí personificar la cuestión de los riesgos de la vida nocturna en Roberto, uno de los novios de Maite, que es manager de un grupo de rock al que llamo Tartessos en homenaje a Los Íberos. Roberto encarna bien esa forma de perderse, que no es exclusiva de aquella época, pero que desde luego cundía en la Costa del Sol. La cuestión es que Maite tiene un sentido de la responsabilidad que necesita mantener durante toda la novela, hasta el final, por lo que no era el personaje idóneo para llevarlo a la perdición.

P.¿En qué medida es Aquellas noches eternas una novela de autodescubrimiento, quizá de redención?

R.No había reparado en esa lectura, pero desde luego tiene sentido en la novela. Especialmente cuando Maite se reconcilia con su madre, que al principio de la novela parece una mujer muy tradicional, muy burguesa, aunque después, quizá cuando ya no necesita tanto disimular, muestra una faceta muy distinta. Muchas de aquellas mujeres que tenían que aparentar la virtud de las buenas esposas se dedicaban luego a hacer todo tipo de trabajos para sacar adelante a sus familias, y la madre de Maite encaja bastante en este perfil. La reconciliación de Maite con su madre es un signo de madurez. No se arrepiente de lo que ha hecho, pero sí adopta una perspectiva más sosegada respecto a su pasado.

P.¿Piensa dejar pasar tanto tiempo hasta la próxima novela?

R.Pues, ya que le he cogido de nuevo el tranquillo, me gustaría publicar otra novela dentro de dos años. Ya tengo algunas ideas al respecto.

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