La voz de la copla social

Pasión Vega resucita el espíritu comprometido de Carlos Cano en un abarrotado Teatro de la Maestranza

Pasión Vega, en el concierto que ofreció anoche en el Maestranza.
Sara Arguijo Sevilla

23 de febrero 2016 - 05:00

En un deliberado y afanado intento por mantener viva la copla comprometida, ahondar en la profundidad y complejidad que proyecta el género más allá de clichés y mostrar la afición que levanta en el público, la cantante Pasión Vega volvió ayer al Teatro de la Maestranza apenas nueve meses después de su anterior concierto para rendirle de nuevo tributo a Carlos Cano, el verdadero renovador de esta música "y gracias al que somos copleros", tal y como ella misma reconoció.

Así, la intérprete ofreció un refinado y cuidadísimo espectáculo en el que bajo el título Pasión por Cano repasó algunos de los temas más emblemáticos del granadino, desde María la Portuguesa a las Habaneras de Cádiz que la acompañan desde sus inicios y que le sirvieron para cerrar el recital junto al coro gaditano de Luis Rivero. Además de otros menos conocidos, como Romance a Ocaña, Sonata de la Luna en Marrakech, La reina del blues o El último bolero, que sirvieron para mostrar otras facetas del artista. La de activista cultural y la de digno defensor de una Andalucía a la que "tenemos que querer pero también impulsar". Con todos los pesares que retrata Antonio Martínez Ares en la comprometida Soy del Sur, crónica de la época que vivió Cano y que se incluye también en el álbum que da nombre a la gira.

Un extenso y variado repertorio a ritmo de blues, boleros, pasodobles, tanguillos o baladas que la malagueña iba masticando y haciendo suyo de la misma forma que Cano con los clásicos ajenos que versionó en su trayectoria. Y, donde también hubo momentos para recordar la figura de algunos grandes artistas no suficientemente bien tratados por la época, como Miguel de Molina, cuya imagen se iba proyectando en el mantón de manila que la cantante extendía sobre el escenario.

Pasión por Cano es, por tanto, el directo que da nombre a un ya Disco de Oro que Pasión Vega reeditó en diciembre en una edición especial con duetos con artistas como Joan Manuel Serrat, Estrella Morente, Miguel Poveda y María Dolores Pradera, a la que recordó como "un mito viviente de la música". Pero también es la muestra del perfecto binominio que forman Vega y Cano, probablemente los mejores representantes de esa copla actual y atemporal, que se acerca más a la canción de culto que a la peineta. Y donde una ha puesto la voz y la emoción y el otro el ideario, el concepto, de "las canciones más maravillosas que he cantado en mi vida".

Por otro lado, y como no podía ser de otra forma, en la noche tampoco faltaron algunos de sus míticos éxitos como María se bebe las calles o las universales coplas La bien pagá y Ojos verdes. Casi dos horas de espectáculo que acabó con el patio de butacas en pie y con la certeza de la malagueña de que su propósito de darle a la canción popular andaluza la entidad que se merece va por buen camino. Sobre todo cuando la artista, acompañada magistralmente por un cuarteto de cuerda y cinco músicos, hizo alarde de sus excelentes cualidades vocales, de su exquisitez en la puesta en escena y de sus dotes teatrales con las que desató los aplausos de sus fieles seguidores.

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